Trump enfrenta a EEUU con el resto del planeta al salirse del Acuerdo de París contra el cambio climático

Este pacto estipula que el proceso para que un país se retire del acuerdo dura cuatro años, lo que postergaría la salida hasta el 4 de noviembre de 2020, un día después de las elecciones presidenciales. Tras meses de polémica y debate público, el presidente Donald Trump anunció este jueves que va a retirar finalmente a EEUU del Acuerdo de París contra el cambio climático. Firmado en el 2015, este pacto fue todo un hito histórico por conseguir unir a prácticamente todos los países del planeta para luchar contra el calentamiento global. Los únicos países pertenecientes a Naciones Unidas que no lo apoyan son Siria (por estar en guerra) y Nicaragua (que asegura que no es suficiente ambicioso). A este reducido club se unirá ahora EEUU. «Desde hoy, Estados Unidos abandonará la implementación de los compromisos no vinculantes del Acuerdo de París y las cargas económicas y financieras draconianas que impone a nuestro país», dijo Trump. El presidente, desde el Jardín de la Rosa de la Casa Blanca, añadió que su decisión se produce porque el Acuerdo de París es «desventajoso» para Estados Unidos y «castiga» al país. Además, añadió que ha sacado a Estados Unidos de dicho acuerdo internacional porque «deja a los trabajadores, a los que amo, y a los contribuyentes absorbiendo el costo». Durante el discurso de Trump, el expresidente Barack Obama reaccionó y aseguró que la decisión de esta administración une a Estados Unidos a «un puñado de naciones que rechazan el futuro», según informó AP. El Acuerdo de París que Trump abandona busca frenar el aumento de las temperaturas en la Tierra, reduciendo las emisiones de CO2 generadas por las fábricas, los autos y las plantas eléctricas. Al decidir sacar al país, el presidente Trump cumple su amenaza de campaña, mostrando su desprecio por la lucha contra el cambio climático, problema global al que se ha referido muchas veces como “un invento chino” y “un mal negocio para EEUU”. En su alocución, Trump pintó un panorama negativo para varios sectores de la economía basándose en un estudio que ha sido fuertemente disputado por grupos ecologistas. Dicho análisis afirma que se perderían hasta 2.7 millones de trabajos hasta 2025. En su comunicado, Obama contestó esta afirmación sosteniendo que «los países que se mantienen en el Acuerdo de París serán las naciones que recogerán los beneficios de los trabajos e industrias creadas». El expresidente igualmente hizo un llamado a los «estados, ciudades y empresas» para que «continúen y hagan incluso más» de manera que ayuden a «proteger el planeta que tenemos para las próximas generaciones». Pero Obama no fue el único a reaccionar criticando al mandatario. Francia, Alemania e Italia emitieron un comunicado conjunto para resaltar que el pacto no puede ser renegociado. La canciller alemana Angela Merkel asimismo lamentó la decisión del presidente estadounidense, mientras la Comisión Europea afirmó que el mundo «puede contar con Europa en la lucha contra el cambio climático». Otro de los primeros en reaccionar fue Elon Musk, CEO de la compañía Tesla y SpaceX, quien cumplió su promesa de dimitir como asesor del presidente si finalmente hacía efectiva la salida de Estados Unidos. «Dejar París no es positivo para Estados Unidos o para el mundo», escribió. En la misma línea se pronunció Jeff Immelt, CEO de General Electric quien en su cuenta de Twitter se mostró «decepcionado» y recordó que el «cambio climático es real». Por eso, subrayó que «las empresas deben ahora liderar y no depender del gobierno». En el lado del presidente se encuentran al menos 22 senadores republicanos, incluido el líder de la mayoría, Mitch McConnell, que recientemente le pidieron salirse de este consenso, así como de Scott Pruitt, director de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, en inglés), un escéptico del cambio climático. Sin embargo, algunos miembros del gabinete del presidente le habían aconsejado que no dejara el pacto, entre ellos, el secretario de Estado, Rex Tillerson, y su hija Ivanka.

El mayor emisor de la historia

Es de esperar que este paso tengo consecuencias negativas no solo para el medio ambiente, sino también para las relaciones internacionales. Más teniendo en cuenta que EEUU es hoy el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo y el mayor de la historia desde la Revolución Industrial. Estas emisiones son generadas principalmente por la quema de combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo. Pese a esta realidad, el presidente durante su intervención se comparó con otros países, como India y China, afirmando que el Acuerdo de París no es tan duro con ellos. En su discurso especificó que en futuro tratará de negociar un acuerdo climático «mejor», aunque no dio detalles de cómo lo haría. Que se salga EEUU del pacto hará más difícil que el mundo pueda reducir las emisiones lo suficiente para que la temperatura del planeta no suba más de 2 °C (3.7°F). Sin embargo, y pese a todas las críticas que ha recibido, Trump afirmó que su gobierno será el «más ecologista y respetuoso con el medio ambiente». Durante el gobierno de Barack Obama, EEUU se había comprometido a una reducción de entre un 26% y hasta un 28% de las emisiones contaminantes para 2025 con respecto a los niveles de 2005. Si bien el Acuerdo de París no fija obligaciones de reducción para cada uno de los países –tampoco para EEUU–, compromete a las naciones involucradas en el pacto a honrar las metas nacionales que cada uno de ellos se planteó. Salirse del Acuerdo de París significa que EEUU no pretende honrar esa promesa. De hecho, sugiere que va a seguir pasando lo contrario. Hasta ahora, el gobierno de Trump ha desmantelado la mayoría de las normativas ambientales que buscaban la reducción de combustibles fósiles y la promoción de energías limpias. Por ejemplo, ya Trump eliminó la prohibición a nuevas explotaciones petroleras y ha liberado las extracciones de combustible fósil en zonas costeras de EEUU. Además, prometió aligerar las normativas de emisión de vehículos antiguos y nuevos, así como desmantelar la investigación climática en la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y hasta en NASA. Según una investigación de Lux Research, las políticas energéticas de Trump podrían suponer un aumento de las emisiones de CO2 de 3,400 millones de toneladas en los próximos ocho años, divulgó El Mundo. Por su parte, la consultora Rhodium Group sugiere que cancelando las políticas energéticas que habían sido creadas por Obama, EEUU ya sólo sería capaz de reducir un 14% de sus emisiones.

La salida del acuerdo no será inmediata

Previendo posibles desertores, el Acuerdo de París ya había definido que los países no podrían abandonarlo durante los primeros tres años y que cuando decidiera hacerlo, no sería efectivo hasta un año después. Eso significa que Trump podría sacar a Estados Unidos del pacto, pero que tendría que esperar hasta el final de su primer mandato, explica Dale Jamieson, profesor de estudios ambientales y filosofía de la Universidad de Nueva York. La fecha exacta en la que podría abandonarlo sería el 4 de noviembre de 2020, justo un día después de las próximas elecciones presidenciales. De este modo, podría estar en las manos de los electores el reafirmar la decisión de Trump. También sugiere que un cambio de presidente podría revertir nuevamente la decisión de reincorporar a EEUU en el Acuerdo de París. Independientemente de la voluntad personal y política de Trump por apoyar la industria de combustibles fósiles y lo que él llama el “carbón limpio”, la tendencia mundial ha hecho que las energías alternativas sean cada vez más apetecibles y accesibles. Solo en EEUU, más de 3,3 personas de estadounidenses trabajan en el mercado de la energía limpia.

¿Qué significa que Trump saque a EEUU del Acuerdo de París contra el cambio climático?

Solo había dos países pertenecientes a Naciones Unidas que no apoyasen el pacto contra el calentamiento del planeta: Siria y Nicaragua. Ahora ya son tres. Las consecuencias de que el presidente Donald Trump retire a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático son muchas y complejas, la mayoría negativas. No obstante, al margen de especulaciones, hay algunas cuestiones claras:

  1. EEUU se retira de un pacto mundial que apoya hasta Corea del Norte

Lo primero es que EEUU deja un pacto que es apoyado por otras 193 países del planeta, esto son prácticamente todas las naciones de la Tierra. Solo hay dos países pertenecientes a Naciones Unidas que no están: Siria y Nicaragua. Pero todas las demás lo firmaron, incluso la Corea del Norte de Kim Jong Un. Tras aprobarse un acuerdo internacional de este tipo, luego hay que esperar un tiempo hasta que se suman las ratificaciones de países suficientes para que entre en vigor. El pacto de París es el acuerdo internacional que más rápido ha conseguido su ratificación en la historia de Naciones Unidas. La salida de EEUU no va a gustar al resto del planeta y va a provocar reacciones. La expresidenta irlandesa Mary Robinson ya había adelantado que, si Estados Unidos decidía retirarse de los compromisos asumidos en el Acuerdo de París contra el cambio climático, se convertiría en «un estado paria».

  1. El segundo emisor de CO2 deja a los otros el problema de cambio climático

El Acuerdo de París supuso un hito justamente por unir a tantos países de la Tierra contra el cambio climático, aunque no todos tienen la misma responsabilidad en este problema. Dentro del pacto están los países más industrializados que históricamente son los más culpables de que el planeta se esté calentando a causa de los gases de efecto invernadero lanzados a la atmósfera desde la Revolución Industrial por la quema de carbón o petróleo (como la UE, EEUU, Japón, Canadá, Rusia…). También incluye a las naciones emergentes que sin haberlo causado sí que resultan ahora decisivas para resolver el problema (como China, India, Brasil…). Y cuenta además con el apoyo de las naciones petroleras (Arabia Saudita, Qatar…) o el conjunto de los países en desarrollo. La salida de EEUU supone que el que es hoy el segundo mayor emisor de gases de CO2 en el mundo (el primero es China) y el mayor emisor histórico desde la Revolución Industrial deja a todos los demás que resuelvan el problema. Por un lado, esto hace mucho más difícil el esfuerzo colectivo para que el aumento de la temperatura media del planeta no suba más de 2 °C (3.7°F). Pero además provoca una muy injusta paradoja: que otros países mucho más pobres y sin ninguna culpa (incluso naciones africanas como República Democrática del Congo, Burundi, Liberia…) contribuyan al esfuerzo internacional contra el cambio climático, mientras el principal responsable mira hacia otro lado.

  1. Pone en peligro la mayor oportunidad para luchar contra el cambio climático

Antes del Acuerdo de París, Naciones Unidas ya consiguió que se aprobase un tratado contra el cambio climático: el llamado Protocolo de Kioto (que obligaba a reducir emisiones solo a los países más ricos). Sin embargo, se quedó prácticamente en nada. En aquella ocasión el motivo fue… EEUU. Después de años de negociaciones, en 2001 el presidente George W. Bush decidió no ratificar el tratado. Tras este revés, tuvieron que pasar 14 años hasta que se consiguió cerrar de nuevo un acuerdo, el de París, que por primera vez involucraba a todos los países en la lucha contra el clima. No cabe duda que la retirada de EEUU pone en peligro la mejor oportunidad que se tiene ahora mismo para luchar de forma colectiva contra el cambio climático antes de que sea ya demasiado tarde. Algunos países que se sumaron al pacto en 2015 por la presión de quedarse aislados podrían aprovechar ahora para seguir la senda de EEUU, lo que haría saltar por los aires el acuerdo. Aunque también puede pasar todo lo contrario: que todas las naciones consoliden más su unión como respuesta a EEUU. Ninguno de los dos escenarios parecen positivos para el país que preside Trump. De momento, China y la UE ya han asegurado que continuarán con el Acuerdo de París aunque no esté EEUU.

  1. Para EEUU no cambia tanto el dejarlo o no

Paradójicamente, no cambia tanto para EEUU abandonar o no el Acuerdo de París desde el punto de vista de sus acciones internas. Es de suponer que alguien se lo habrá explicado al presidente Trump, pero este pacto climático no fija obligaciones de reducción de gases para los países, sino que solo les compromete a cumplir sus propios planes nacionales. Se diseñó así para conseguir el apoyo de todos y para evitar el rechazo específico de EEUU. Esto quiere decir que la política climática de EEUU no viene marcada por Naciones Unidas, sino por las normas que se pongan en marcha en el país. Hasta la llegada de Trump, estas políticas se basaban principalmente en el Plan de Energía Limpia de Obama. Pero este programa quedó bloqueado en la Corte Suprema y el nuevo presidente ya ha dado los primeros pasos para desmantelarlo. Si el objetivo de EEUU con Obama era que EEUU redujera sus emisiones entre un 26% y un 28% para 2025 con respecto a los niveles de 2005, la consultora Rhodium Group estimó que si se cancelan las políticas energéticas del gobierno anterior entonces no se llegará a una disminución del 14%, aunque se hubiera seguido en el Acuerdo de París. El pacto de Naciones Unidas tampoco incluye sanciones si no se cumplen los objetivos nacionales. Solo compromete a los países a presentar información transparente sobre sus emisiones para poder seguir sus progresos y, en caso de no alcanzar sus objetivos nacionales, prevé simplemente que entre en acción un comité de carácter facilitador. Quizá Trump se planteó dejar el pacto de París para no tener que dar explicaciones sobre lo que emita o no EEUU. Pero es probable que su salida aumente todavía más la presión sobre lo que haga en materia climática. Si los otros países del mundo realizan esfuerzos para reducir sus emisiones, seguro que reclaman lo mismo a Trump, esté o no en el pacto.

  1. Más tensiones entre los países y retrasos

¿La decisión de Trump hará que se dejen de realizar esfuerzos para reducir las emisiones o que salte por los aires el gran pacto internacional contra el cambio climático? Es muy difícil saber hasta qué punto puede perjudicar una decisión así la lucha contra el cambio climático. En gran medida dependerá de cómo reaccione el resto del mundo. Como hemos visto en el punto anterior, Trump puede desmantelar toda la política climática de EEUU esté dentro o no de París. Ahora bien, hay muchas empresas y estados en el país que van hace tiempo en una dirección muy distinta a la del presidente. Este miércoles, la ciudad de Nueva York mostró su compromiso con el pacto de París esté EEUU dentro o no. No es muy creíble que Trump pueda acabar con la transformación del mundo hacia unas energías más limpias. Ahora bien, seguro que todo esto puede retrasarlo y también generar muchas tensiones entre los países.

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