Así fue la compleja relación de John McCain con la comunidad hispana de EEUU
El senador por Arizona murió este sábado como consecuencia de un agresivo cáncer cerebral y será recordado como uno de los «grandes» del Congreso. Voces de la comunidad hispana se han unido a esas alabanzas, aunque la relación con él no haya sido siempre la más armónica. Su última reelección como senador por Arizona fue para John McCain la “campaña de su vida”. Empezó con el desafío de una candidata del ala republicana más radical a la que logró superar tras una dura batalla, para luego enfrentar a una rival demócrata que contaba con más apoyo del esperado. Y aunque el esfuerzo por lograr su sexto período en el Senado terminó exitosamente, el senador se impuso por “solo” el 14% de los votos, la diferencia más pequeña de su historial electoral.
La erosión del respaldo a McCain era síntoma de la dinámica en el estado fronterizo, tradicionalmente conservador, pero donde los cambios demográficos han ido alterando el balance político, al punto que algunos pronosticaban que en 2016 dejaría de ser ‘rojo’ y pasaría a ser ‘púrpura’, en una inevitable transición al ‘azul’ demócrata. Y como en todos los estados del sur, esa transformación está alimentada por una creciente comunidad hispana que comprende ya el 31% de los habitantes, que tiene tendencias que los acercan más al Partido Demócrata. Aunque a raíz de su muerte este sábado a causa de un agresivo cáncer cerebral, representantes latinos han expresado su admiración por quien será recordado como uno de los «grandes» del Congreso, la relación de John McCain con la comunidad hispana fue fluctuante. Desde quienes le reconocían sus esfuerzos por resolver el caos del sistema migratorio, hasta quienes no se explicaban la súbita radicalización que le llevó en 2010 a apoyar la ley SB 1070, considerada una de las más fuertes contra la inmigración indocumentada antes de que la Corte Suprema anulara sus partes más polémicas. Además, estaba el para muchos también inexplicable apoyo a la candidatura presidencial de Donald Trump, alguien que había despreciado su condición de héroe de guerra (por haberse “dejado capturar” en Vietnam) y quien también había insultado a los mexicanos (y por extensión a los hispanos) al llamarlos violadores.
Derrota frente a Obama
Cuando en las elecciones presidenciales de 2008 Barack Obama derrotó a McCain, el republicano no solo perdió la Casa Blanca, también perdió el avance que su partido había logrado con el voto hispano con George W. Bush, quien cuatro años antes obtuvo un respaldo récord para un candidato republicano de más del 40% de votantes de la comunidad hispana. McCain solo obtuvo el 31% de apoyo latino, algo sorprendente considerando los esfuerzos que hizo en el Senado meses antes para promover el último esfuerzo bipartidista de reforma integral de la ley de inmigración, respaldada por el gobierno de Bush, pero que finalmente no fue aprobada por la oposición republicana a una idea que surgió de un presidente perteneciente a ese partido.
En realidad, el retroceso de McCain entre los hispanos se debió más al mal momento que vivía la economía con el inicio de lo que luego se llamaría la Gran Recesión y la impopularidad de la guerra en Irak, pero el tema migratorio que torpedearon los republicanos tuvo algún costo para sus aspiraciones presidenciales.
La última batalla por los indocumentados encabezada por el fallecido senador John McCain
El senador por Arizona, uno de los firmes defensores de la reforma migratoria, murió el mismo día (25 de agosto) y debido al mismo tipo de cáncer cerebral (gioblastoma), que su amigo y también defensor de los inmigrantes, el senador demócrata Edward Kennedy. Solo que con nueve años de diferencia. Recordamos su importante legado a favor de los más desprotegidos.
El 4 de agosto del año pasado, un día después de que Donald Trump anunciara desde la Casa Blanca su respaldo al plan de reforma migratoria de los senadores republicanos David Perdue (Georgia) y Tom Cotton (Arkanzas), un proyecto de ley que colocaba a los 11 millones de indocumentados al borde de la deportación, John McCain inició conversaciones bipartidistas a puertas cerradas para desafiar al presidente y proteger a la comunidad inmigrante. El senador “rebelde” aseguró, desde su rancho en Arizona, que cuando volviera al Capitolio en el mes de septiembre, iba a tratar de revivir la reforma migratoria que el Senado aprobó el 27 de junio de 2013 y luego su propio partido la dejó estancada en la Cámara de Representantes. McCain no solo fue franco con la comunidad inmigrante, sino también con Trump. Le recordó a los millones de indocumentados que había una posibilidad de regularizarlos si llevaban tiempo en el país, carecían de antecedentes criminales, pagaban impuestos y tenían familias asentadas en Estados Unidos. El plan respaldado por Trump, por el contrario, propone –entre otros puntos– construir un muro en la frontera con México, más cárceles para encerrar a indocumentados, aumentar las redadas, acelerar las deportaciones, limitar la reunificación familiar, reducir la inmigración legal un 50% en 10 años, eliminar la lotería de visas y restringir el asilo.
Las conversaciones
La primera llamada de McCain fue al senador demócrata Charles Schumer (Nueva York), para expresar su desaprobación por los planes del presidente y pedirle luchar juntos para revivir la iniciativa de junio de 2013. Así lo comunicó a través de un Facebook Live transmitido por el diario The Arizona Republic. ¿Por qué Schumer? Dos razones claves. Schumer es el líder de la minoría demócrata en el Senado y ambos formaron parte del Grupo (Pandilla) de los Ocho que redactó el proyecto de ley S.744 aprobado el 27 de junio de 2017. Además de Schumer, el grupo lo integraron los demócratas Bob Menéndez (Nueva Jersey), Richard Durbin (Illinois) y Michael Bennet (Colorado), y los republicanos Marco Rubio (Florida), Jeff Flake (Arizona) y Lindsey Graham (Carolina del Sur).
El plan que intentó revivir McCain incluía una vía de legalización para millones de indocumentados, quienes luego de 10 años como residentes provisionales, podrían acceder a la residencia permanente (green card) y tres años más tarde a la ciudadanía.
La reforma de 2005
Las batallas de McCain por la reforma migratoria no se limitan a 2013. En mayo de 2005, durante el segundo gobierno del también republicano George W. Bush, el senador por Arizona fue uno de los promotores de otro plan que tenía como objetivo sacar de las sombras a millones de indocumentados. En una ocasión, le dijo a la cadena ABC que no se trataba de una amnistía, sino de “una manera práctica de intentar sacar a 10 u 11 millones de personas que viven en este país en las sombras, que son explotados y maltratados, y que no son elegibles para la protección de nuestras leyes”. El plan en cuestión, que contaba con el beneplácito de su amigo, el senador demócrata Edward Kenney (Massachusetts), imponía una multa de $2,000 a cada indocumentado como requisito para saldar la deuda por permanencia ilegal en el país. Luego entrarían a un programa de trabajo temporal hasta por un máximo de seis años. Pero los republicanos ultraconservadores no lo apoyaron y acusaron a ambos legisladores (McCain y al demócrata Kennedy) de proponer una amnistía, algo que para el Partido Republicano es sinónimo de violar la ley de inmigración y no aplicar las sanciones correspondientes por permanencia indocumentada en el país. Cabe destacar que en 1996 el Congreso aprobó la denominada Ley del Castigo, que sanciona hasta con 10 años la permanencia ilegal si la estadía indocumentada pasa de los 365 días. McCain también dijo en esa ocasión que la única otra opción para lidiar con los 10 a 11 millones de indocumentados que en 2005 vivían en el país sería “agruparlos a todos y arrojarlos de nuestra frontera. Quisiera ver que alguien realice esa operación”, dijo entonces. Doce años más tarde sus palabras se convirtieron en una amarga realidad. Ese alguien es nada menos que Trump.
Se marcharon el mismo día
McCain y Kennedy libraron toda una serie de batallas en favor de derechos para los más desprotegidos. “Ellos dos lucharon juntos para que nuestra comunidad tuviera cuidado médico y una reforma migratoria”, aseguró a Univision Noticias Ben Monterroso, director ejecutivo de Mi Familia Vota. “Mucho de lo que ahora tenemos se lo debemos a ambos”, agregó. Monterroso guarda silencio. Al otro lado del teléfono aclara la voz. Aguarda unos segundos para tomar un poco de aire. “Ha muerto un campeón por los derechos de los inmigrantes”, añade. “Yo trabajé con McCain y con Kennedy, y sabe qué, ambos tienen mucho en común”. “Lucharon juntos, dejan un gran vacío, demostraron ser políticos íntegros, con principios y valores, y ambos murieron un mismo día, el 25 de agosto, pero con nueve años de diferencia”, indica. Monterroso dice además que “el senador McCain no solo peleó en la guerra, sino que también libró batallas aquí, en nuestro país, por nuestra comunidad, en las buenas y en las malas. Y lo hizo con integridad. No hay palabras para describir nuestro sentimiento por su partida”. En Los Ángeles, California, los homenajes ya se rinden con declaraciones a los medios. “Fue un republicano no tan radical como Trump y los demás que lo secundan”, dice Francisco Moreno, director ejecutivo de la Federación de Confederaciones Mexicanas. “Él tenía el aprecio de la comunidad inmigrante porque fue un hombre que siempre se mantuvo en su línea, defendiendo lo que él creía que era justo”, agregó.
«Lo vamos a extrañar», agregó Moreno. «El senador McCain era de los pocos republicanos con los que contábamos en el Congreso. Él pudo haber hecho un cambio, intentó hacerlo el año pasado nuevamente, pero desgraciadamente ahora murió. Nos deja un legado enorme, sobre todo permanecer siempre del lado de la justicia”. Cuando McCain le declaró la guerra a Trump en agosto del año pasado para defender el plan de reforma migratoria del 27 de junio de 2013, se encontraba en Arizona junto a su familia combatiendo un agresivo tumor cerebral. El senador Menéndez (demócrata por Nueva Jersey) quien junto a McCain integró el Grupo de los Ocho, escribió en su cuenta de la red social Twitter lo siguiente: “Esta noche perdimos a un héroe estadounidense que puso el patriotismo sobre el partidismo, y cuyo legado en el Senado de EEUU durará generaciones. Desde la reforma migratoria hasta la política exterior, fue un privilegio trabajar con John McCain. Descansa en paz amigo mío. Estados Unidos es un lugar mejor gracias a ti”.