Biden propone reestructurar las leyes de inmigración en su primer día en el cargo
El presidente electo Joe Biden implementará una revisión radical de las leyes de inmigración de Estados Unidos el mismo día de su investidura, que incluirá un camino de ocho años hacia la ciudadanía para inmigrantes sin estatus legal y una expansión de las admisiones de refugiados, junto con un plan de control que implemente tecnología para patrullar la frontera.
La propuesta legislativa de Biden, que se enviará al Congreso este miércoles 20 de enero, también incluye un fuerte enfoque en abordar las causas fundamentales de la migración desde Centroamérica, un elemento clave de su portafolio de política exterior cuando se desempeñó como vicepresidente.
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La pieza central del plan de Biden y la vicepresidenta electa Kamala D. Harris es el camino de ocho años a la ciudadanía, que tiene estipulado poner a millones de inmigrantes calificados en un estado temporal durante cinco años para luego otorgarles una green card cuando cumplan ciertos requisitos, como verificación de antecedentes y pago de impuestos. Podrían solicitar la ciudadanía tres años después de eso.
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Para calificar, los inmigrantes deben haber estado dentro del territorio estadounidense desde antes del 1 de enero de este año, una medida tomada para frenar una posible oleada de migrantes hacia la frontera.
Los beneficiarios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés) —que otorgó protecciones clave para los Dreamers— y el programa de estatus de protección temporal para los migrantes de naciones devastadas por desastres podrían solicitar una green card de inmediato. Los detalles fueron descritos por funcionarios del equipo de transición que lo comentaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a hablar en público.
Read in English: Biden to propose overhaul of immigration laws on first day in office
El plan del presidente electo ha sido recibido con elogios de los defensores de los inmigrantes y los legisladores demócratas que han trabajado duro durante décadas para reformar el sistema de inmigración. Pero también llega en un momento en que el Partido Republicano, liderado por el presidente Trump, se ha movido mucho hacia la derecha en materia de inmigración, lo que complica los esfuerzos para lograr un acuerdo que obtenga suficiente apoyo republicano.
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En un contraste significativo con el gobierno del expresidente Barack Obama —que fue fuertemente criticado por la comunidad latina por no abordar la inmigración cuando los demócratas controlaron la Cámara, el Senado y la Casa Blanca al principio de su mandato— Biden ha hecho de la inmigración su principal prioridad legislativa detrás de la asistencia sanitaria y económica inmediata derivada de la pandemia en curso por el coronavirus.
President-elect Joe Biden has outlined actions he will take on the coronavirus, climate change and immigration on his first day in office. (The Washington Post)
“Tener liderazgo marca una gran diferencia”, dijo el 18 de enero el senador Robert Menéndez (demócrata por Nueva Jersey) en una entrevista. “No se puede lograr una reforma migratoria sin liderazgo presidencial, y por lo que veo, la seriedad de su propósito de abordar esto desde el mero principio me da una muy buena sensación de que el presidente electo realmente va a usar su capital para intentar que esto suceda”.
El esfuerzo de Biden sería el intento más sustancial por lograr una reforma migratoria integral desde que el Senado aprobara una ley en 2013, solo para que fuera anulada en la Cámara el año siguiente, en ese entonces controlada por el partido Republicano.
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Después de ese fracaso, la presión de legisladores demócratas y los defensores de la inmigración empujó a Obama a realizar un esfuerzo de gran alcance destinado a proteger a los padres de hijos ciudadanos estadounidenses y titulares de green card que estuvieran en el país de manera ilegal, pero esa acción fue bloqueada de inmediato en los tribunales.
Bajo el gobierno de Trump, el Senado controlado por el Partido Republicano intentó aprobar varias reformas a las leyes de inmigración de Estados Unidos, impulsadas por el intento unilateral del presidente saliente de eliminar las protecciones temporales para los jóvenes inmigrantes. Al final, el esfuerzo de Trump por eliminar DACA fue rechazado por la Corte Suprema.
El proyecto de ley de Biden tendrá tres pilares generales, según los funcionarios del equipo de transición: disposiciones para abordar las causas de la migración, gestión de la frontera y un camino hacia la ciudadanía.
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El enfoque en Centroamérica refleja el mensaje que Biden ha transmitido a los altos funcionarios de la región: que abogará por cambios en las políticas dirigidas a lo que impulsa a decenas de migrantes de esas regiones a venir de forma ilegal a Estados Unidos en busca de un refugio seguro.
“Al final, no se pueden resolver los problemas de la migración a menos que se ataque la raíz de las causas de esa migración”, dijo un funcionario, señalando las variadas razones —desde las económicas hasta las de seguridad— que llevan a los migrantes a huir de sus países de origen. “Biden sabe que ese es el caso en particular de Centroamérica”.
Los funcionarios del equipo de transición están conscientes de los informes recientes sobre el aumento del número de migrantes en la frontera o rumbo a ella debido al fin de la presidencia de Trump, y les pidieron permanecer en sus países de origen. Enfatizaron que los inmigrantes recién llegados no calificarán para el programa de legalización que propone Biden.
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Biden quiere que los sistemas de refugiados y de asilo “vuelvan a ser un proceso más humano y ordenado”, dijo el funcionario. Pero “también ha quedado claro que eso no es un cambio de un día para otro, del 19 al 20 de enero, en especial cuando se trabaja con agencias y procesos que han sido tan eviscerados por el gobierno anterior”.
Biden espera restablecer el programa que otorga a los menores de Centroamérica la residencia legal temporal en Estados Unidos. El gobierno de Trump finalizó ese programa en agosto de 2017, dijeron los funcionarios. El nuevo gobierno también quiere establecer un programa de reunificación para los familiares centroamericanos de ciudadanos estadounidenses que permita que aquellos a los que ya se les ha aprobado la residencia en Estados Unidos sean admitidos en el país, en lugar de tener que esperar en sus países por una vacante. El programa sería similar a los que existían para cubanos y haitianos, pero que también fueron cancelados por el gobierno de Trump.
La propuesta de Biden también pondría en marcha un programa de admisión de refugiados en múltiples centros de procesamiento en el extranjero, que ayudarían a identificar y evaluar mejor a aquellos que podrían calificar para ser admitidos como refugiados en Estados Unidos.
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En cuanto a la vigilancia fronteriza, el plan le solicita al Departamento de Seguridad Nacional que desarrolle una propuesta que utilice tecnología y otras infraestructuras similares para implementar nuevas medidas de seguridad a lo largo de la frontera, tanto en los puertos de entrada como entre ellos. Biden ha prometido desde hace tiempo que no expandirá el muro fronterizo que Trump extendió mínimamente.
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“Esto no es un muro, esto no va con la intención de quitarle dinero al Departamento de Defensa”, dijo un funcionario de la transición, refiriéndose a cómo Trump ayudó a financiar su muro tras prometer que México lo pagaría. “Es una estrategia muy diferente”.
La legislación de la Casa Blanca de Biden también incluirá varias modificaciones al proceso de inmigración legal, según funcionarios del equipo de transición.
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Los cambios tienen previsto reforzar la cantidad de visas clave de trabajo y familiares disponibles al recuperar las visas no utilizadas de años anteriores, y eximir a los cónyuges e hijos de titulares de green card de los contingentes que restringen a inmigrantes de diversos países a entrar de manera inmediata a Estados Unidos.
También le otorgará permisos de trabajo a cónyuges e hijos de titulares de visas temporales de trabajo, aunque no se ampliará el número de visas H-1B, disponibles para trabajadores extranjeros altamente calificados, y H2-B para trabajadores no agrícolas menos calificados, dijeron los funcionarios.
Los graduados de doctorados en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas también están exentos a los límites del visado que, según los críticos, han tenido como consecuencia que inmigrantes talentosos se muden a otras partes del mundo, privando a Estados Unidos de sus talentos.
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El gobierno entrante ha dicho que Biden emitirá una serie de órdenes ejecutivas en su primer día, incluyendo una que revocaría la prohibición a los ciudadanos de algunas naciones de mayoría musulmana de ingresar a Estados Unidos. En otra posible acción ejecutiva, el gobierno de Biden planea revisar los programas de estatus de protección temporal “en todos los ámbitos” para determinar qué programas finalizados por la Casa Blanca de Trump —entre ellos beneficios para los inmigrantes que huyeron de El Salvador, Nicaragua y Haití— podrían restablecerse.
Los funcionarios de la transición se negaron a descartar otras acciones ejecutivas sobre migración en caso de que fracasaran los intentos de legislarlos, pero enfatizaron que solo el Congreso puede instaurar ciertos cambios, como el del camino hacia la ciudadanía.
“El presidente electo apoya los recursos existentes, y su secretario de Seguridad Nacional los utilizará de manera inteligente y humana”, dijo otro funcionario. “Pero realmente necesitamos que el Congreso dé un paso al frente”.
Para obtener la aprobación, el gobierno tendría que retener todos los votos demócratas así como persuadir al menos a 10 senadores republicanos a que apoyen al bando rival. Algunos defensores de la iniciativa de 2013 —como los senadores Lindsey O. Graham (republicano por Carolina del Sur) y Marco Rubio (republicano por Florida)— siguen en el Senado, aunque muchos otros ya se han ido.
Bajo el mandato de Trump, los legisladores republicanos que apoyan un sistema migratorio más restringido han obtenido una plataforma más amplia y, junto con el presidente, han impulsado medidas que limitan no solo la migración ilegal sino también la legal a Estados Unidos.
“Biden revelará su proyecto de ley de inmigración esta semana, y es lo que se esperaría del partido de las fronteras abiertas: amnistía total, ninguna consideración por la salud o seguridad de los estadounidenses, y cero control”, tuiteó el senador Tom Cotton (republicano por Arkansas) el 18 de enero. “Hablemos claro: Joe Biden le está dando prioridad a la amnistía por encima de la pandemia o de lograr que los estadounidenses vuelvan a sus empleos. No podemos dejar que se salga con la suya”.
Menéndez, un veterano de la iniciativa migratoria de 2013, dijo que creía que la propuesta del gobierno entrante de Biden era “definitivamente” más liberal que el acuerdo que ayudó a negociar como parte de la “Banda de los Ocho” que al final incluyó un aumento en la seguridad fronteriza que, según los defensores de la inmigración, fue demasiado draconiano.
“El gobierno de Biden y Harris será un aliado fuerte para ayudar a deshacer gran parte de la cruel y divisiva política de inmigración implementada por el gobierno de Trump en los últimos cuatro años”, dijo.