EE.UU. necesita plan de infraestructura para ‘liderar el mundo’: Biden

El mandatario marcó como único límite no subir impuestos a quienes ganan menos

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este miércoles que el Congreso debería aprobar su plan de infraestructura por dos billones de dólares para asegurar que su país conserve el liderazgo global frente al creciente avance de China. El mandatario indicó que intentará trabajar con los republicanos El gigantesco plan de transporte y de inversión en tecnologías es necesario «para que Estados Unidos pueda liderar al mundo de la forma en que lo ha hecho históricamente», indicó en un discurso desde la Casa Blanca. «¿Ustedes creen que China va a esperar antes de invertir en infraestructura digital, en investigación y en desarrollo?», preguntó el mandatario demócrata.
Según Biden, en medio de tantos cambios que experimenta el mundo, Estados Unidos debe liderar estas transformaciones. «La democracia tiene que mostrar que puede responder», indicó. El presidente señaló que no existen los «puentes republicanos» ni los aeropuertos demócratas, y llamó a la oposición a hacer «lo correcto» por el futuro.
Con respecto a la necesidad de consenso para aprobar el plan, el mandatario indicó que intentará trabajar con los republicanos. «Estoy preparado para trabajar, lo estoy realmente», afirmó, pero marcó como único límite no subir los impuestos de quienes ganan menos de 400.000 dólares al año. Biden propone plan de infraestructura para crear «millones de empleos» El plan incluye inyectar 620.000 millones de dólares en transporte, carreteras y reparación de unos 10.000 puentes en Estados Unidos. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, propuso este miércoles (31.03.2021) invertir 2 billones de dólares en infraestructura, con el objetivo declarado de crear «millones» de puestos de trabajo y enfrentar a China en el escenario económico mundial y luchar contra el cambio climático.

«Es grande, sí. Es audaz, sí. ¡Y podemos hacerlo!», afirmó el mandatario demócrata, quien desde que llegó al poder hace menos de tres meses busca probar su voluntad de reforma.

«Esto creará la economía más resistente, fuerte e innovadora del mundo», agregó, enfatizando que quiere «ganar» la competencia con China.

«Estas son inversiones que no podemos dejar de hacer», subrayó desde Pittsburgh, Pensilvania, donde hace dos años lanzó su campaña hacia la Casa Blanca.

La primera fase de su programa «Build Back Better» (Reconstruir mejor) implica inversiones que se extenderían a lo largo de ocho años y se financiarían con un aumento del impuesto a la renta empresarial del 21 por ciento actual al 28 por ciento.

«No se trata de penalizar a nadie», dijo Biden. «No tengo nada contra los millonarios y los multimillonarios. Yo creo en el capitalismo estadounidense».

«Estoy abierto a otras ideas», aseguró, siempre y cuando no impliquen aumentos de impuestos a las personas de ingresos más bajos.

Su plan incluye inyectar 620.000 millones de dólares en transporte, modernizar más de 32.00 kilómetros de carreteras y autopistas y reparar unos 10.000 puentes en Estados Unidos.

Esta nueva ofensiva legislativa llega poco después de que el Congreso aprobara un plan de recuperación para hacer frente a la pandemia de COVID-19, también estimado en cerca de unos 2 billones de dólares.

Pero este discurso de Biden es solo el comienzo de una amarga batalla en el Congreso, cuyo resultado es incierto. Con mayorías demócratas estrechas, las negociaciones prometen ser complicadas.

Ya las primeras voces disonantes provienen del ala izquierda del propio Partido Demócrata. Para la congresista de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, los montos son simplemente «insuficientes».

Para el senador republicano de Wyoming John Barrasso, en cambio, este proyecto es sólo un «caballo de Troya» para permitir a los demócratas «gastar más y subir los impuestos».

La única certeza es que los próximos meses pondrán a prueba las cualidades negociadoras de Biden, un buen conocedor del funcionamiento de Washington por su pasado como legislador y vicepresidente.

Nuevas infraestructuras

El plan prevé amplificar «la revolución de los vehículos eléctricos» con, por ejemplo, el pasaje a la electricidad del 20 por ciento de los famosos autobuses escolares amarillos.

También buscará que las nuevas infraestructuras sean más resistentes a los cambios vinculados al calentamiento global.

Nadie duda de la necesidad de renovar infraestructuras que en muchos casos datan de la década de 1950. Pero construir un consenso político no es tarea fácil. Los dos predecesores de Biden, el republicano Donald Trump y el demócrata Barack Obama, también habían hecho grandes promesas en materia de infraestructura, que terminaron quedando en letra muerta.

El exrival de Biden en las primarias demócratas y ahora secretario de Transporte, Pete Buttigieg, sostiene que esta vez los astros conseguirán alinearse.

«Tenemos una oportunidad extraordinaria de lograr el apoyo de los dos partidos para pensar en grande y dar pruebas de audacia en infraestructuras», dijo.

«No se precisa explicarle a los estadounidenses que debemos trabajar en infraestructura y la realidad es que no se puede separar la dimensión climática» de este desafío, afirmó.

En una agresiva declaración, Trump acusó a su sucesor de proponer una estrategia de «capitulación económica total».

Denunciando una «monstruosidad», estimó que el aumento del impuesto a las empresas sería «un gran regalo» para China.

«El cruel ataque de Joe Biden al sueño americano nunca debe convertirse en ley (…). ¡Nuestra economía será destruida!», concluyó.

Biden aseguró que un aumento al 28 por ciento en el impuesto a corporaciones aún dejaría la tasa más baja de lo que fue durante casi 70 años entre la Segunda Guerra Mundial y 2017, el año en que llegó Trump al poder.

La Cámara de Comercio de Estados Unidos, que hasta ahora había acogido con beneplácito muchas de las decisiones de Biden, desde el regreso al Acuerdo de París sobre el clima hasta el plan de rescate para la economía, también expresó su claro desacuerdo con la iniciativa.

Si bien aprueba el deseo de hacer de la infraestructura una prioridad, cree que el presidente demócrata está «peligrosamente» equivocado en la forma de financiar su programa.

«Nos oponemos ferozmente a los aumentos de impuestos propuestos, que frenarán la recuperación económica y harán que Estados Unidos sea menos competitivo en el escenario internacional, exactamente lo contrario de los objetivos de este plan», señaló.