El efecto de Uber en las ciudades: más tráfico y más emisiones de gases

Una completa encuesta en las principales ciudades estadounidenses revela que este servicio, así como otros similares, no logran las mejoras que muchas veces prometen. El servicio de transporte privado: ¿amigo o enemigo del transporte público? ¿Combate el cambio climático o empeora el tráfico urbano? Años de investigaciones emergentes han producido una poco clara mezcla de respuestas a esas preguntas desde que Uber comenzó a circular en 2009. En varios puntos, las principales compañías de servicio de transporte privado han alternado entre promover activamente sus servicios como armas que destruyen el transporte público y posicionarlos como una especie de socios que ayudan a las personas a acceder a otros modos de transporte. Pero un nuevo documento de trabajo de los investigadores de transporte de la Universidad de California en Davis —el cual refleja quizás la encuesta más completa del uso de los servicios de transporte privado en las ciudades de Estados Unidos— brinda algunas señales claras: las compañías como Uber y Lyft están aumentando los viajes en auto en las calles del centro y los suburbios de las ciudades y, en muchos casos, están canibalizando el transporte público.

¿Quiénes realmente aprovechan estos servicios?

El estudio analizó 4,000 usuarios en siete principales áreas metropolitanas —Boston, Chicago, Los Ángeles, Nueva York, San Francisco, Seattle y Washington DC— entre 2014 y 2016. Participaron residentes de áreas urbanas y suburbanas, y proporciona una instantánea de cuán profundamente se han insertado los servicios de transporte privado en las ciudades más grandes, al menos entre los jóvenes urbanos. «En las principales áreas metropolitanas, encontramos que un 21% de los adultos ha utilizado personalmente servicios de transporte compartido (es decir, que han instalado y utilizado aplicaciones del servicio de transporte compartido) y otro 9% de los adultos han utilizado el servicio de transporte compartido junto con amigos», escribieron Regina Clewlow y Gouri Shankar Mishra, autores del reporte. Entre las personas de 18 a 29 años de edad, la cifra sube a un 36% (sólo un 4% de las personas de 65 y más utilizan los servicios como Uber). Aproximadamente una cuarta parte de los usuarios utilizan estos servicios diaria o semanalmente. En los suburbios, sólo un 7% de los encuestados utilizaba Uber, frente a un 29% en zonas urbanas: los investigadores señalan que hay muchas oportunidades de crecimiento en los suburbios. Evitar las molestias que provoca estacionarse (37%) clasifica como la principal razón para solicitar un servicio de transporte privado, seguida de cerca por el consumo de bebidas alcohólicas (33%). La demografía de los servicios de transporte privado es muy parecida a lo que cabría esperar: «Los estadounidenses universitarios ricos han adoptado los servicios de transporte privado a una tasa dos veces mayor que las poblaciones con menor nivel educativo y menores ingresos», escribieron los autores.

¿Reducen la presencia de autos en las calles?

Esta pregunta es más complicada, pero no. Las compañías de servicio de transporte privado prometieron que ayudaría a la gente a deshacerse de sus caros autos privados que desperdician el espacio y, en general, reducir las millas recorridas por vehículo (conocidas como VMT, por sus siglas en inglés). Pero en lugar de ayudar a la gente a deshacerse de los coches, Uber y Lyft ayudaron a las personas a deshacerse de sus membresías de servicios de auto compartido, ya fueran modelos basados en estaciones como Zipcar o variaciones más recientes como Car2Go, donde los vehículos pueden dejarse en diferentes ubicaciones. Entre los usuarios que no utilizan el transporte público, el estudio informa que «no hay diferencias en las tasas de propiedad de vehículos entre los usuarios del servicio de transporte privado y los hogares tradicionalmente dependientes del automóvil».

El efecto en el transporte público

El servicio de transporte privado, como Uber o Lyft, tuvo un efecto mixto sobre otros modos de transporte. El estudio concluyó que «la movilidad compartida probablemente atrae a los estadounidenses en las principales ciudades y los aleja de los servicios de autobús y tren ligero (un 6% y un 3% de reducción neta en sus usos, respectivamente)». Pero el tren de cercanías es un modo complementario: hubo un 3% de aumento en su uso entre las personas que usaron los servicios de transporte privado. Un modo complementario aún más fuerte, trasladarse a pie, aumentó un 9%.

Respuestas frente a la pregunta “desde que comenzó a usar servicios como Uber o Lyft, ¿cuáles de estos modos de transporte ha usado más o menos?“.

Pero sin duda el hallazgo más importante del estudio es que, en ausencia de una opción de servicio de transporte privado, entre un 49% y un 61% de los viajes no se habrían hecho en lo absoluto o se habrían hecho mediante el transporte público, en bicicleta o a pie. Sumémosle a eso las millas sin pasajeros que están acumulando los vehículos de Uber y Lyft, y los investigadores concluyen que el servicio de transporte privado está aumentando las VMT en las ciudades: «direccionalmente, esta nueva evidencia de sustitución de modos de transporte sugiere que los servicio de transporte privado probablemente aumentan las millas recorridas por vehículo en los sistemas de transporte de las grandes ciudades».

Si no hay Uber, ¿qué modos de transporte se prefiere la gente?

Frente a no tener la opción de Uber o Lyft, la gente simplemente hace menos viajes o utiliza su propio auto. Muy pocos lo reemplazan con taxis, por ejemplo.

22%Menos viajes17%Caminar7%Bicicleta15%Tren18%Compartir auto21%Manejar1%Taxi

FUENTE: UC Davis Institute of Transportation Studies | UNIVISION

¿Qué significa todo esto?

Si los servicios de transporte privado siguen funcionando como lo han hecho en la mayoría de ciudades estadounidenses, la evidencia robusta de este estudio apunta a un constante aumento de la congestión y las emisiones. Aunque las compañías similares a Uber y Lyft a nivel mundial pueden complementar una pequeña porción de los viajes de pasajeros, en general, «estos servicios facilitan actualmente un alejamiento de los modos más sostenibles y un acercamiento a los vehículos de baja ocupación en las grandes ciudades», dijo en un comunicado Regina Clewlow, autora principal del informe. Si las ciudades buscan un futuro diferente —donde se disminuya e tráfico y se reduzca la huella de carbono—las autoridades tendrán que tomar acciones políticas agresivas.

Pero no pueden gestionar lo que no han cuantificado. “Al faltarles datos, las ciudades y los organismos de transporte están esencialmente en la oscuridad”, dicen los autores. Así, es muy difícil tomar decisiones que influyen en el uso de diferentes modos de transportes. Para entender mejor los impactos sobre la propiedad de autos, las millas recorridas por vehículo, y las participaciones modales, las ciudades deben primero exigirles a las compañías Uber y Lyft que compartan sus datos, como la ha hecho la Ciudad de Nueva York, e invertir en su propia capacidad para que cobre sentido.

En segundo lugar, si todas las promesas de los alcaldes de apoyar el acuerdo de París sobre el Cambio Climático son serias, los gobiernos locales deberán aprobar leyes que prioricen y fomenten los vehículos de alta capacidad, como autobuses y minibuses, sobre los vehículos de ocupación individual. Esto se puede hacer mediante la tarificación vial y los carriles de prioridad especial. Contradictoriamente, Uber y Lyft han dicho que estarían a favor de políticas como ésas. ¿Y estarían a favor del intercambio de datos? No tanto.

Históricamente, no ha sido fácil para las autoridades enfrentarse a estas disrupciones. Pero los gigantes de los servicios de transporte privado están intentando proyectar una imagen pública más amigable en estos días. Si alguna vez hubo un momento políticamente prometedor para que las ciudades tomaran la iniciativa y adoptaran una postura enfocada en el clima en cuanto al transporte, ese momento es ahora. Al arrojar luz sobre cómo la movilidad compartida está realmente redefiniendo las calles públicas, los estudios como éste deben contribuir a esa causa.

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