Las conversaciones entre Arabia Saudita y Estados Unidos facilitaron el nuevo acuerdo de paz entre Bahrein e Israel

Luego del acuerdo auspiciado por Washington entre Emiratos Arabes Unidos (EAU) e Israel, la Casa Blanca dio a conocer un breve comunicado indicando que en el día de ayer se han producido dos comunicaciones telefónicas directas entre el jefe de la Casa Saud, el rey Abdulaziz bin Salman y el presidente Donald Trump. Durante las mismas, tal como adelantó Infobae la semana pasada, se confirmó que Bahrein e Israel han normalizado sus relaciones diplomáticas en lo que significa el segundo acuerdo de paz en menos de un mes entre otro estado árabe del Golfo y el Estado de Israel El clima de los diálogos que dieron lugar al nuevo acuerdo fue definido como altamente positivo por parte de la administración Trump quien agradeció el apoyo concreto con que los sauditas están facilitando las gestiones de Washington que han dado lugar al exitoso acuerdo entre EAU el mes pasado y al actual entre Manama y Tel Aviv. El rey saudita mencionó el impacto positivo y la importancia de los dos acuerdos para la región y el mundo. Según fuentes diplomáticas estadounidenses el rey Salman abrió un intercambio de conversaciones regional con varios estados árabes del Golfo para explorar un varias opciones que optimicen la seguridad en la circulación marítima de bienes y productos regionales esenciales como el petróleo.

El monarca confirmó al presidente Trump que el reino desea avanzar hacia una solución que resuelva de forma definitiva, justa y equitativa las diferencias para pacificar lo que se conoce como conflicto palestino-israelí. Los diálogos existían desde mucho tiempo atrás. Sin embargo, el contacto telefónico directo confirmó un nuevo y sólido canal según fuentes de la administración Trump. El presidente celebró la llamada que abrió un nuevo enfoque a las negociaciones por parte el monarca saudita ratificando la decisión del reino de avanzar en lo acordado entre autoridades de defensa y Jared Kushner al momento de perfeccionar el histórico acuerdo entre EAU e Israel y dio indicios del interes concreto de parte de Riad de explorar nuevas y amplias opciones para alcanzar futuros acuerdos que resuelvan el histórico conflicto palestino-israelí y, al mismo tiempo, perfeccionen las relaciones entre un grupo de paises integrantes del Consejo de Cooperacion del Golfo que dirige precisamente la Casa Real saudita y que queda ratificado con el nuevo acuerdo entre Bahrein e Israel. También trascendió de fuentes cercanas al primer mandatario estadounidense que el monarca le manifestó su predisposición y voluntad personal de ayudar a normalizar las relaciones de Omán y Kuwait con el estado israelí si EE.UU. continua como mediador y auspiciante en conversaciones futuras. Conociendo la influencia de Arabia Saudita en el conglomerado de países sunitas del Golfo este tipo de acercamiento entre Washignton y Riad pareciera ser una clara señal que en poco tiempo los acuerdos entre EAU y Bahrein con Israel serán la llave a un escenario regional muy diferente al actual.

Riad había declarado principios de año que no llevaría adelante la normalización de sus relaciones con Israel hasta tanto se alcance un acuerdo de paz con los palestinos que resuelva el establecimiento y reconocimiento de un estado palestino independiente. Sin embargo, el monarca ha hecho saber su satisfacción en dirección a los acuerdos suscritos por EAU y Bahrein que ratifican e incluyen la teoria de los dos estados, al tiempo que expresó su desacuerdo con la consideración del bloque chiita encabezado por Irán y sus organizaciones terroristas asociadas cuando refieren a una palestina traicionada en su causa por parte de EAU.

La actual visión estratégica de Riad parece dejar de lado las conversaciones de la cumbre de Beirut del año 2002, y en referencia a ella, el reino sostiene que está emergiendo un nuevo mapa en las relaciones regionales que hace que aquella cumbre ya no ofrezca las alternativas que se consideraban relevantes en esos años. La prensa de los países del Golfo ha referido a la cumbre de Beirut en 2002 como necesaria en su momento, pero extemporánea en los tiempos actuales en los que hay que ir hacia el futuro con nuevas ideas que resuelvan los viejos problemas pendientes.

La posición general de los estados del golfo es unánime: “EAU no ha incurrido en  ningún acto de traición al pueblo palestino, tampoco Bahrein con su acuerdo reciente. Contrario a ello EAU se ha pronunciado marcando claramente que se ha preservado el derecho a la conformación de un estado palestino independiente y Bahrein no ha declinado en su posicion de continuar el mismo camino”.

La información que trascendió en Washington también fue publicada por la agencia oficial de noticias saudita indicando que el rey Salman confirmó en una llamada telefónica que el propio monarca hizo al presidente estadounidense en la noche del pasado domingo, “la voluntad del Reino de alcanzar una solución permanente y justa al problema palestino para lograr la paz, siendo ese el objetivo fundamental de los esfuerzos del Reino”.

El pasado día miércoles se produjo un nuevo llamado en el que se avanzó en el diálogo  entre ambos líderes. Aunque esas comunicaciones aún no tomaron estado público en la prensa saudita ni estadounidense. Sin embargo, oficiales de la administración Trump han dejado entrever que fueron más allá de la confirmación saudita en materia de perfeccionar los permisos de vuelo en su espacio aéreo para los vuelos emiratíes e israelíes y que se avanzo en opciones concretas para establecer una paz extendida en la región.

La Casa Blanca elogió el contacto directo del monarca saudita y su deseo de mejorar la seguridad y la prosperidad en toda la región del Golfo. Al mismo tiempo, Riad habría ratificado que su apoyo a la ampliación de conversaciones con más países del Golfo no significa un cambio en su posición hacia la causa y el pueblo palestino, adelantándose a cualquier crítica sobre el reino de parte del bloque persa-chiita como ya sucedió en el caso de las criticas a EAU. La casa real saudita ratificó que no habrá diplomacia de obstáculos como en el pasado y que considera la normalización como un paso necesario a la modernidad regional.

La Casa Blanca cree que es el momento de avanzar para alcanzar alianzas y acuerdos nunca antes logrados en la región por ninguna administración que antecedió al presidente Trump y espera que los demás países árabes del Golfo sigan la decisión valiente e innovadora de EAU y Bahrein para alcanzar acuerdos con Israel.

Washignton sabe que Arabia Saudita es su socio regional más importante y que Riad tiene la economía más grande de los países árabes sunitas en la región, su influencia es tan innegable como relevante para la decisión de los demás estados del Golfo. De allí, el optimismo reinante en ambas capitales en los avances de una nueva era de diplomacia que rompa con estereotipos del pasado cuyos resultados no han sido positivos por los pueblos árabes, para Israel ni para Occidente en general.

Mientras tanto, en la publicacion oficial del día martes, La Liga Arabe se negó a impulsar un proyecto de resolución palestino enviado por Mahmmud Abbas (Abu Mazen) condenando a los EAU por su acuerdo de normalización de relaciones con Israel, lo cual significo un duro y frustrante golpe a la dirigencia palestina.

La posición palestina y de sus militantes no solo denuncia el reconocimiento oficial de EAU a Israel como una traición a su causa, sino que también puede dañar la imagen del reino como líder del mundo islámico y Riad no está dispuesto a aceptar esa posición de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). La decision de la Liga Arabe ya se lo mostrado con el rechazo a dicho proyecto de resolución de manera clara a la ANP de manera que Abbas debera buscar formas mas creativas, modernas e inteligentes para no quedar al margen del curso de la historia si realmente busca un beneficio para su pueblo y establecer un estado palestino independiente. Al cabo, es lo que los palestinos nos han dicho por los últimos  50 años, que es por lo que han venido luchando. Hoy tienen la oportunidad de hacerlo como jamas antes la han tenido.

El proceso de paz en la región parece avanzar y resolver viejos asuntos pendientes. El monarca saudí no se opone incluso a cerrar la grieta generada por viejas crisis entre Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto, quienes desde el mes de junio de 2017 mantienen suspendidas sus relaciones con Qatar, lo que es de gran interés de Washington dado que allí se afinca la mayor base aérea de los EE.UU. en la región.

Las autoridades estadounidenses como las sauditas consideran que es el momento para que los países árabes sunitas del Golfo normalicen sus relaciones con el Estado de Israel. El presidente Donald Trump apunta a establecer la mayor cantidad de acuerdos posibles en las próximas semanas y antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre.