Las misiones de medicos cubanos no son ni humanitarias ni voluntarias

“No son humanitarias ni voluntarias”: médicos cubanos sobre misiones del régimen

El Departamento de Estado de EE.UU. solicitó a gobiernos, activistas y periodistas a denunciar el caso de los médicos cubanos sometidos a tráfico humano

Este jueves 26, cuatro médicos cubanos que prestaron servicios en Venezuela, Brasil, Belice y Bolivia ofrecieron testimonios sobre su paso por las “misiones internacionalistas” promovidas por el régimen de la Isla, ante periodistas y funcionarios del gobierno norteamericano en el Centro de Prensa del Departamento de Estado en Nueva York.

Los testimonios de los doctores Tatiana Carballo, Ramona Matos, Rusela Rivero y Fidel Cruz, todos acogidos al Programa de Parole Cubano, fueron escuchados por la vocera del Departamento de Estado Morgan Ortagus y por Carrie Filipetti, jefa del Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental; John Richmond, encargado del monitoreo del tráfico de personas; Carlos Trujillo, embajador estadounidense ante la OEA; y John Barsa, administrador asistente de la USAID.

La doctora Tatiana Carballo, quien prestó servicios en Belice, Venezuela y Brasil, señaló que las llamadas “misiones médicas internacionalistas” no son humanitarias ni voluntarias como las presenta el gobierno cubano, ya que son una de las principales fuentes de ingreso de divisa del Estado Cubano. Los médicos son estrechamente vigilados y tienen que acatar las condiciones onerosas que les imponen, añadió Carballo.

La doctora cubana, que pasó siete años en Venezuela, explicó que el Estado se adueña del 75 % del dinero pagado por PDVSA por los servicios de los médicos, quienes solo cobran el 15 %. En Cuba, las autoridades del Ministerio de Salud Pública depositan los pagos de los llamados colaboradores de la salud en cuentas que solo pueden ser cobradas si regresan a la Isla. Si abandonan la misión sus familiares no pueden cobrar dicho dinero.

También recordó que el gobierno castiga a los médicos que “desertan” impidiéndoles entrar en Cuba durante ocho años.

Carballo y Ramona Matos, otra doctora cubana que trabajó en la Amazonía boliviana y en Brasil, coincidieron al afirmar que los médicos eran vigilados por agentes de la Seguridad del Estado, que se identificaban como coordinadores y los obligaban a falsificar estadísticas.

“Teníamos que reportar diariamente 30 pacientes como mínimo, aunque tuviéramos que inventarlos y dar datos falsos. También teníamos que destruir los medicamentos que sobraban, para que se correspondiera con la cifra de pacientes atendidos”, refirió Ramona Matos. “Si nos negábamos, nos expulsaban y devolvían a Cuba, con la advertencia de que nunca volveríamos a ser alguien”.

Además, la doctora Matos explicó que en Brasil, donde trabajaban los médicos cubanos para el Programa Más Médicos mediante un acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, les pagaban a los colaboradores de la Isla 1200 reales con independencia del valor del dólar, pero el gobierno cubano les congelaba en una cuenta bancaria 600 dólares que cobrarían al regresar a Cuba.

La doctora Matos no pudo cobrar el monto acumulado de su salario porque solicitó asilo político luego de denunciar ante el Congreso de Diputados brasileños los abusos a que eran sometidos los galenos cubanos.

Tanto las doctoras Carballo y Matos, como el médico Fidel Cruz, quien trabajó durante varios años en Venezuela, aseguraron que los llamados “coordinadores” les exigían que influyeran en los pacientes para que votaran por el oficialismo, primero por Hugo Chávez y luego por Nicolás Maduro.

Después de exponer sus casos, los médicos respondieron preguntas de reporteros de varios medios de prensa.

A la pregunta de CubaNet de si temían que sus familiares en Cuba sufrieran represalias, la doctora Rusela Rivero, especialista en medicina general integral, explicó la situación que enfrentan sus dos hijos, que residen en Santiago de Cuba y también son médicos.

La doctora refirió que, desde que abandonó la misión, al mayor de sus hijos le impiden atender pacientes. “Lo enviaron a fumigar y le dijeron que si no le conviene, que pida la baja”, aseguró.

También dijo que a su otro hijo, que se graduó de médico en agosto, lo enviaron a un consultorio en Guamá, en plena Sierra Maestra, mientras que a sus demás compañeros de curso les asignaron consultorios urbanos en Santiago de Cuba.

“Es una coacción psicológica, pero no por eso me van a callar”, aseveró Rivero, con la voz quebrada.

Los funcionarios del gobierno norteamericano llamaron a periodistas, activistas y organizaciones de la sociedad civil a denunciar los abusos a que son sometidos los médicos que el gobierno cubano exporta a otros países y que, según afirmaron los voceros del Departamento de Estado, constituyen verdaderas prácticas de tráfico humano.

 

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