Para reducir las infecciones, es preferible ser ‘maleducado’

Un simple apretón de manos basta para que se transmitan peligrosas bacterias, sobre todo en los centros de salud. Por eso, una nueva iniciativa sugiere evitarlos a toda costa para proteger a los pacientes. Evitar los apretones de manos es una forma efectiva de disminuir la propagación de los microbios, advierten varios especialistas. El doctor Mark Sklansky, quien admite tener fobia a los gérmenes, no puede dejar de pensar en la rapidez con que los pequeños microbios se pueden propagar. «Si estoy en una computadora pública o usando un teléfono o abriendo una puerta, sé que mis manos están contaminadas, y tengo que tener cuidado y necesito lavarme las manos», admite el profesor de pediatría de la Escuela de Medicina David Geffen de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). No todos los trabajadores de salud son tan cuidadosos, a pesar de las estrictas reglas sobre el lavado de manos que hay en prácticamente todas las instalaciones médicas. Un estudio de 2010 publicado en la revista Infection Control & Hospital Epidemiology mostró que sólo 40% de los médicos y otros proveedores de atención médica cumplían con esa norma de higiene en los hospitales. Sklansky decidió probar un nuevo método en la UCLA para limitar la propagación de gérmenes y reducir la transmisión de enfermedades: una zona libre de apretones de manos. «Estamos tratando de hacer todo lo posible para minimizar la infección hospitalaria, excepto por lo más obvio y más fácil de hacer en mi opinión, que es dejar de dar la mano», explica. Las infecciones adquiridas en hospitales son un problema grave y potencialmente mortal y, a menudo, se atribuyen a las manos sucias de los trabajadores de salud. Diariamente, 1 de cada 25 pacientes en los Estados Unidos sufre de al menos una infección adquirida mientras está en el hospital, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Sklansky propuso por primera vez el concepto de zonas libres de apretón de manos en un artículo publicado hace tres años en el Journal of the American Medical Association. Su propuesta generó un debate sobre los posibles riesgos de este gesto de buena educación. La neonatóloga Joanna Parga, el cardiólogo pediatra Mark Sklansky y la enfermera Anahit Sarin-Gulian hablan de la zona de apretón de manos mientras permanecen en la unidad de cuidados intensivos neonatales del Centro Médico Ronald Reagan UCLA. Anna Gorman/KHN  En 2015, Sklansky decidió poner a prueba la idea con un experimento de seis meses. Escogió un lugar donde los pacientes son especialmente vulnerables: la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (NICU). Las infecciones pueden causarles a los bebés dolor, prolongar su estadía en esta unidad, requerir más medicamentos e incluso ponerlos en riesgo de muerte. El experimento antiapretón de manos se realizó en dos salas de cuidado intensivo neonatal de la UCLA, en Westwood y Santa Mónica. Comenzando en 2015, Sklansky y sus colegas explicaron al personal y a las familias el propósito de las zonas libres de apretón de manos y las señales que designaban las nuevas zonas. Los signos presentan dos manos que se agarran entre sí dentro de un círculo con una línea azul que lo atraviesa y la siguiente explicación: «Para ayudar a reducir la propagación de gérmenes, ahora nuestra Unidad de Cuidados Intensivos es una zona libre de apretones de manos. Por favor, busquen otras maneras de saludarse”. Se sugirieron otras opciones que no implican un contacto físico, como un “choque los cinco”, una sonrisa, un gesto estilo Namasté (el estilo oriental de arquear el cuerpo hacia adelante). «Estamos tratando de limitar el uso de apretones de manos», admite Sklansky. Esta primavera, él y sus colegas publicaron en el American Journal of Infection Control los hallazgos de una encuesta sobre su experimento. Concluyeron que es posible establecer estas zonas y que, en efecto, pueden reducir la frecuencia de apretones de manos. La mayoría de los trabajadores de salud apoyaron la idea. No se midió si evitar los apretones de manos realmente redujo la tasa de infecciones, pero Sklansky asegura que espera responder a esa pregunta en un próximo estudio. Aunque el experimento formal ha terminado, los carteles todavía están desplegados en las unidades de cuidados intensivos, y los médicos y las enfermeras aún desalientan los apretones de manos. Evitar los apretones de manos es una forma efectiva de disminuir la propagación de los microbios, asegura Maureen Shawn Kennedy, redactora en jefe de la American Journal of Nursing. En su criterio, los proveedores de atención médica se lavan las manos frecuentemente, pero a menudo no lo hacen por el tiempo suficiente o no usan la técnica adecuada. Y las bacterias en los hospitales viven en computadoras, teléfonos, tableros médicos y uniformes. «Hay tantas razones para evitar apretones de manos, incluso cuando la gente sí se lava las manos», aclara Kennedy. «Sólo porque alguien viste de forma elegante, no significa que no tiene bacterias en sus manos». Este fue el cartel que desplegaron en la sala de cuidados neonatales. Cortesía de UCLA Health vía KHN  Aunque no hay datos que demuestren que reducir los apretones de manos limita las infecciones hospitalarias, un estudio comprobó que chocar los puños era más higiénico que dar la mano. Sin embargo, algunos especialistas en enfermedades infecciosas creen que los trabajadores de la salud no necesitan dejar de darse la mano. Sólo tienen que lavárselas mejor. En un artículo publicado durante 2015 en el Texas Heart Institute Journal, Herbert Fred, un médico de Houston, escribió: «El problema no es el apretón de manos: es restregarse las manos». Los médicos necesitan asegurarse de que sus manos están limpias antes de tocar a los pacientes. Didier Pittet, quien se especializa en higiene de manos, explica en un correo electrónico que las zonas libres de apretón de manos no son la solución para las infecciones adquiridas en el hospital. Simplemente «reflejan la falta de capacidad en la prevención y el control de las infecciones». Sklansky concuerda en que los hospitales necesitan mejorar el cumplimiento de la higiene de las manos y precisa que las zonas libres de apretones de manos no están diseñadas para reemplazar el lavado de manos, sino para complementarlo. «De hecho, creo que las zonas libres de apretón de manos traerán atención a las manos como vectores de la enfermedad y ayudarán a mejorar el cumplimiento de esta regla», agrega. La neonatóloga Joanna Parga, quien participó en la encuesta sobre apretón de manos de la UCLA, confiesa que le gustó la idea cuando la escuchó por primera vez, pero no está convencida de que funcione. Para ella, estrechar la mano está «muy arraigado en nuestra cultura» y permite a los médicos conectarse con los pacientes. Ella ha intentado varias alternativas en vez de dar la mano, incluyendo arquearse, hacer contacto visual y tocar a la gente en el hombro. Cree que algunas de las otras opciones son más íntimas que un apretón de manos y pueden ser mal vistas. «Especialmente en una población de pacientes frágiles como la de una NICU, realmente necesitamos pensar en cómo podemos proteger a nuestros pacientes», asegura. Melena Garg, neonatóloga que es directora médica de la NICU en Westwood, admite que todavía se siente incómoda al no dar la mano, porque los pacientes suelen extender su brazo para saludar: «Sientes que estás siendo grosero». Madres como Brittney Scott quedaron un poco desconcertadas al ver que los doctores se negaban a darles la mano, pero al comprender el motivo apoyaron la medida. Anna Gorman/KHN  Pero Garg igual apoya la zona libre de apretón de manos, porque es una forma fácil y económica de reducir las infecciones. «Yo soy directora médica, así que tengo que mirar los costos», justifica. «Esto no cuesta nada, pero puede ser tan importante como cualquier otra intervención que hacemos». Como parte de la encuesta de la UCLA, Sklansky y sus colegas pidieron la opinión del personal y de los padres sobre las zonas libres de apretón de manos. La mayoría de los trabajadores de salud apoyaron la idea, especialmente los estudiantes de medicina y las enfermeras. Los médicos del sexo masculino fueron los más renuentes a renunciar al apretón de manos, en parte porque no estaban convencidos de que fuera necesario para prevenir las infecciones. Las familias, sin embargo, apoyaron universalmente la zona libre de apretones de manos, según Sklansky. Hace pocos días Brittney Scott estaba de pie junto a la cuna de su hijo Samuel, de dos semanas, en la NICU, mientras el pequeño dormía. Estaba internado allí por problemas intestinales. Scott admite que nunca había oído hablar de una zona libre de apretones de manos y que instintivamente le ofreció la mano a un médico cuando llegó por primera vez. Quedó «un poco desconcertada al principio» cuando el doctor se negó a tomar su mano. «Pero una vez que realmente entiendes el significado, es genial», cuenta. Scott sabe que Samuel está en riesgo de infección, por lo que evitar los gérmenes es crítico. Ahora prefiere una sonrisa a un apretón de manos.

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