Por qué Obamacare está otra vez en el banquillo y qué significa para los millones de asegurados

Una corte de apelaciones escucha este martes los argumentos sobre la validez de la Ley de Salud Asequible, luego de que en diciembre un juez de Texas la considerara inviable. El caso podría ser resuelto en esta instancia o podría subir hasta la Corte Suprema de Justicia. Pero ¿qué implica? Aquí lo explicamos.

Un panel de jueces de la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito, en Louisiana, podría tener en sus manos el futuro del Affordable Care Act (ACA), mejor conocido como Obamacare. Este martes escuchaba los argumentos sobre su validez, luego de que un juez de Texas considerara ilegal el mandato individual (que obligaba a tener un seguro o enfrentar una multa) establecido en la ley y fuera eliminado por el Congreso en 2017.

No se espera una decisión inmediata, pero si votaran a favor de eliminar la ley podrían dejar sin cobertura de salud a casi 20 millones de personas, así como poner fin a las protecciones de cientos de miles de estadounidenses con afecciones médicas preexistentes.

Lo que ocurre en Nueva Orleans es parte de la batalla legal por la supervivencia de Obamacare, que incluso —según lo que decida este tribunal— podría escalar hasta la Corte Suprema en plena campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos y poner en juego millones de votos en ambos bandos, pero sobre todo para los republicanos.

Quienes decidirán sobre Obamacare en la Corte de Apelaciones de Nueva Orleans son Carolyn Dineen King, nominada en 1979 por el expresidente demócrata Jimmy Carter, junto a dos republicanos conservadores: Jennifer Walker, designada en 2007 por George W. Bush, y Kurt Engelhardt, elegido en 2018 por el mandatario Donald Trump.

Ellos escucharán los argumentos de un grupo de gobernadores y fiscales republicanos que buscan desmantelar por completo la ley por considerarla inconstitucional, aunque aún no existe sobre la mesa la más mínima propuesta para sustituirla y mantener asegurados a los millones de estadounidenses que tienen Obamacare. Vienen apoyados por la decisión del juez de distrito Reed O’Connor, que en diciembre consideró ilegal el mandato individual y partió de allí para plantear la ilegalidad de todo el plan de salud.

Los jueces también escucharán los planteamientos de una veintena de fiscales demócratas que buscan la permanencia del ACA, junto a los representantes en el Congreso que ahora son mayoría.

Casi 10 años después de haber sido implementada, la Ley de Salud Asequible ha tocado casi por completo el sistema de salud en Estados Unidos. Los expertos han advertido que cancelarlo podría generar un caos que no ha sido advertido por completo por sus detractores, pero que dejaría a cientos de millones de estadounidenses casi sin posibilidad de pagar las primas, lo que los obligaría a optar por planes más económicos y con menos servicios o sencillamente, a quedarse sin cobertura.

Las consecuencias

Tras la eliminación de la multa para aquellos que no tuvieran un plan de salud, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) avistaba algunas consecuencias y el debilitamiento de Obamacare. Menos gente saludable compraría un seguro, lo que desequilibraría los costos del mercado de seguros y afectaría sobre todo a aquellos que sí lo necesitan y deben pagarlo —ahora más caro— como ancianos, enfermos o personas con discapacidad.

CBO estimaba entonces que por esta razón 4 millones de personas quedarían sin seguro para 2019 y 13 millones lo perderán para 2017.

«La escala de la crueldad es tan grande que es casi inimaginable», dijo a reporteros el lunes el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schummer. «El presidente Trump y los republicanos están jugando un juego político peligroso con la vida de las personas», agregó.

Si la Corte de Apelaciones de Nueva Orleans se pone del lado de los republicanos el daño será aún mayor, según vaticinan expertos en materia de salud. No quedarán por fuera solo los más de 100 millones de estadounidenses con condiciones preexistentes, sino que se acabarán, por ejemplo, las provisiones de subsidios federales para aquellos que compran seguros privados a través del sitio del gobierno HealthCare.gov, unas 9 millones de personas. Sin esas ayudas, el sistema podría colapsar.

Frenar Obamacare también podría parar en seco la expansión de Medicaid, el programa de ayuda federal y estatal que ofrece cobertura de salud a uno de cada cinco estadounidenses no solo en condiciones de pobreza, sino también a embarazadas, niños, adultos mayores o discapacitados con ingresos limitados. La ampliación de este plan es la principal razón que explica la caída estrepitosa en el número de personas sin seguro en Estados Unidos.

Es por esa razón que aún cuando se dijera que el mandato individual es inconstitucional, expertos en todo el país han pedido que algunas provisiones de la ley, como Medicaid y Medicare, queden vigentes.

Los posibles recortes a Medicaid: más penurias para esta familia

El Urban Institute estimó que si se eliminara la ley y con ella se frenara la expansión de Medicaid, el número de personas sin seguro aumentaría en 19.9 millones, es decir 65%. Agrega en sus conclusiones que los efectos se sentirán incluso en estados que habían visto un descenso en el número de sus ciudadanos sin seguro. Mencionan, por ejemplo, a Kentucky, donde el número de personas sin cobertura podrían incrementarse hasta en 150.5% si se acabara este programa; o West Virginia, donde el porcentaje podría incrementarse hasta a 176%.

Otras consecuencias son que las aseguradoras ya no tendrían que cubrir a los jóvenes hasta los 26 años con los planes de sus padres; se permitirían nuevamente los límites de cobertura anuales y de por vida; y ya no se establecerían ayudas para gastos médicos que las personas tienen que pagar, en medicinas, por ejemplo.

A pesar de los esfuerzos republicanos por derogar Obamacare —han votado 71 veces en el Congreso, sin éxito—, hasta que no haya una decisión de la Corte de Apelaciones —y posiblemente de la Corte Suprema— la ley seguirá en efecto.

Y si llegara a la Corte Suprema, existe el precedente de dos de sus decisiones anteriores, una de 2012 y otra en 2015. En ambas el máximo tribunal salvó a Obamacare.

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