Tienes un pequeño tirano en casa?
Cuando los niños son los que mandan a sus padres e imponen siempre su voluntad, es posible que no se trate simplemente de un ser malcriado.
No hay nada más frustrante para un padre que no poder controlar la pataleta de un hijo porque no obtiene lo que quiere, tener que aguantarse que sea grosero, que grite e incluso llegue a golpearlo en medio de un berrinche que incluye lágrimas, puños, patadas y gritos. Si esta situación se presenta en la calle, en un centro comercial o en medio de una reunión social la frustración es el doble, pues además del cargo de conciencia por creer que se le ha consentido demasiado, está la preocupación por el cuestionamiento que seguramente harán los demás, generalmente la familia -aunque no siempre se atreva a decirlo- por los métodos de crianza.
La mayoría de estos papás y mamás que no saben a ciencia cierta en qué han fallado para que sus pequeños se comporten de esa manera, desconocen que puede tratarse del “síndrome del emperador”, una condición bautizada con este nombre por psicólogos y psiquiatras infantiles para describir a aquellos menores que se caracterizan por ser tiranos e imponer su voluntad a toda costa y que no solamente es fruto del estilo de crianza, sino que viene fijada en la configuración genética y por eso los afectados tienen una estructura cerebral que dificulta las relaciones afectivas y la comprensión de lo que está bien y lo que está mal.
Vicente Garrido, psicólogo, profesor de la Universidad de Valencia (España) y autor del libro Los hijos tiranos, explica que “muchos de estos padres no son permisivos, ni tampoco negligentes y no provienen de un contexto marginal. Son de clase media y se han ocupado de sus hijos. Otra cuestión diferente es si podrían haberlo hecho mejor”.
Aunque el comportamiento de estos pequeños reyes de su casa pueda tener un origen biológico, si no son educados con reglas claras siempre van a hacer lo que quieren sin importar las consecuencias o a quienes puedan afectar con sus actos y a medida que crecen esta actitud es más difícil de manejar y terminan siendo adolescentes rebeldes y problemáticos, y adultos tiranos y quisquillosos. ¿Qué hacer? De acuerdo con la psicóloga y educadora española Alicia Banderas, quien también escribió un libro (Pequeños tiranos) sobre el “síndrome del emperador”, para prevenir esta condición es clave establecer límites de comportamiento, dejar que los menores se equivoquen para que aprendan a ser tolerantes a la frustración, no dejarse manipular y mucho menos ceder a todos sus caprichosos. Y en caso de que la situación se vuelva inmanejable, no hay que dudar en consultar a un especialista.
Un niño tirano es…
Extremadamente caprichoso
Agresivo
Incapaz de comprender los sentimientos de los demás
Inseguro
Impulsivo
Intolerante a la frustración