Anuncian nuevas guías sobre la presión arterial

La presión arterial alta se define ahora como lecturas por encima de 130 mm Hg para la presión arterial sistólica, o lecturas por encima de 80 para la medición diastólica.

Una presión arterial mucho más baja puede reducir las muertes a causa de problemas cardíacos para algunas personas, pero alcanzar esos niveles también conlleva riesgos.

Foto: Shutterstock  La Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana de Cardiólogos anunciaron la semana pasada y, por primera vez en 14 años, las nuevas guías de presión arterial. Con la nueva definición de hipertensión, la mitad de los residentes en Estados Unidos tendrán la presión arterial, no solo 1 de cada 3, como se citaba en el pasado. La presión arterial alta se define ahora como lecturas por encima de 130 mm Hg para la presión arterial sistólica, o lecturas por encima de 80 para la medición diastólica. Esto es un cambio de la antigua definición de mediciones de 140/90 o superiores, que refleja las complicaciones que pueden producirse con números más bajos. “Al bajar la definición de alta presión sanguínea, los lineamientos recomiendan una intervención más temprana para prevenir un mayor incremento de la presión sanguínea y las complicaciones de la hipertensión”, indican estas organizaciones al explicar la nueva definición. En la primera actualización de las recomendaciones sobre la detección y el tratamiento de la presión arterial desde 2003, se elimina la categoría de prehipertensión. Bajo esta nueva recomendación, un 14 por ciento más de personas en EEUU serán diagnosticadas con presión arterial alta y recibirán asesoramiento sobre cambios en los hábitos de vida, solo habrá un ligero aumento en las personas a las que se les recetará medicamentos. Al redefinir la hipertensión arterial, las guías recomiendan una intervención temprana para prevenir aumentos adicionales en la presión arterial y las complicaciones de la hipertensión. Este padecimiento, explica la Asociación Americana del Corazón, a veces llega sin síntomas visibles, por ende el nombre de “asesino silencioso”. Entre los factores que contribuyen a este mal está una mala alimentación, una dieta con mucha sal, grasas saturadas, azúcares y alcohol. Además, estar en sobrepeso obliga al corazón y al sistema circulatorio a hacer un esfuerzo adicional para regular al organismo. El tratamiento de la hipertensión involucra un cambio en los hábitos alimenticios y de ejercicio, así como medicamentos. Debido a que la hipertensión arterial es una enfermedad crónica, es fundamental que los pacientes sean constantes con los tratamientos y que revisen con su doctor periódicamente para asegurarse que la medicina sea la apropiada.

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