Bush y Obama nuevamente en el ruedo político

El expresidente de EE.UU. George W. Bush denunció el jueves la tentación aislacionista política y económica que se apodera de Estados Unidos, en un discurso en el que la sombra de Donald Trump, a quien no citó, pareció estar presente. El expresidente de EE.UU., George W. Bus, advirtió hoy sobre el aumento de la división y la intolerancia en el país y denunció el uso de la «intimidación» y los «prejuicios» por parte de líderes políticos.AFP Sin mencionar nunca a Donald Trump, el expresidente de Estados Unidos George W. Bush hizo durante un discurso en Nueva York una dura crítica de muchos de los comportamientos y principios que defiende el actual presidente. «La intolerancia parece incentivarse. Nuestros debates políticos parecen más vulnerables a las teorías conspirativas y a las manipulaciones», declaró el expresidente republicano en Nueva York, durante una conferencia organizada por el instituto que lleva su nombre. «Hemos visto desnaturalizar el nacionalismo en nativismo, y hemos olvidado el dinamismo que la innovación siempre aportó a Estados Unidos», agregó. «Perdemos la confianza en la economía de mercado y el comercio internacional, olvidando que los conflictos, la inestabilidad y la pobreza son las consecuencias del proteccionismo». «Observamos el retorno de ideas aislacionistas, olvidando que la seguridad de Estados Unidos está amenazada por el caos y la desesperanza que golpean a lugares distantes, donde emergen el terrorismo y las epidemias, la bandas y el tráfico de drogas». Aunque reconoció que algunos estadounidenses eran víctimas de la globalización, estimó que «no es posible» ponerle fin, de la misma forma que «no pudimos impedir la revolución agrícola ni la revolución industrial». Además, subrayó que el supremacismo blanco, en cualquiera de sus formas, es «una blasfemia contra el credo estadounidense». «Nuestra identidad como nación, a diferencia de muchas otras, no está determinada por la geografía o la etnia, por la tierra o la sangre», insistió. Bush advirtió además de la necesidad de que EE.UU. se proteja frente a Rusia y su estrategia para tratar de «explotar las divisiones» dentro del país.

Barack Obama regresa a la arena política

Desde que dejó la Casa Blanca ha mantenido un bajo perfil, evitando criticar de forma abierta a Donald Trump, pero este jueves Barack Obama volverá a poner los pies en la arena política. Tanto en la ciudad Newark como en la de Richmond, Obama, de 56 años, apoyará el candidato de su partido a la gobernación estatal. AFP El expresidente demócrata estará en dos reuniones de campaña, la primera en el estado de Nueva Jersey y la segunda 500 kilómetros al sur, en Virginia. Tanto en la ciudad Newark como en la de Richmond, Obama, de 56 años, apoyará el candidato de su partido a la gobernación estatal. Estas dos elecciones tendrán lugar el 7 de noviembre, un año después de la sorpresiva victoria de Donald Trump en la elección presidencial, que tuvo lugar el 8 de noviembre de 2016. Pero la importancia de estas elecciones es sobre todo por su rareza: los estadounidenses no suelen acudir a ninguna votación antes de las elecciones de mitad de período de 2018. «Solo hay dos elecciones de importancia este año (en Estados Unidos), y son por las gobernaciones de Nueva Jersey y Virginia», explicó a la AFP el profesor de ciencias políticas Larry Sabato. «La idea es obtener una posición ventajosa para las elecciones de mitad de mandato en 2018«, agregó. No se sabe de qué hablará Obama, cuya gestión de ocho años en la Casa Blanca está siendo demolida por su sucesor. Hasta ahora, Obama ha seguido la tradición de reserva y bajo perfil que han observado otros expresidentes tras dejar el poder. Luego de tres meses de vacaciones, Obama comenzó a escribir sus memorias, ha hablado poco públicamente y prácticamente no ha concedido entrevistas. Las pocas veces que ha roto su silencio ha sido para tratar temas de importancia nacional, como la inmigración, la cobertura de salud y la lucha contra el cambio climático. Pero en el encuentro con activistas demócratas este jueves, entre quienes mantiene una gran popularidad, el 44º presidente podría verse tentado a lanzar algunas flechas a Trump, quien no es precisamente discreto a la hora de romper públicamente con cualquier cosa que represente a su predecesor. En Nueva Jersey el puesto de gobernador parece destinado al demócrata Philip Murphy, quien sucedería al republicano Chris Christie, un examigo cercano de Trump con poca popularidad al término de su gestión. «Los demócratas tienen todo listo para ganar en Nueva Jersey, así que solo Virginia será un terreno en donde la lucha será cerrada», dice Sabato. Virginia es importante, el único estado histórico del sur que ganó Hillary Clinton en 2016. Su importancia se acentúa si se piensa en su cercanía con la capital federal, Washington. «Si el Partido republicano pierde en Virginia, Trump tendrá gran parte de la culpa», dice Sabato. «Pero si gana, Trump no será visto como un plomo en el ala». En Richmond, también antigua capital de los estados confederados, Obama apoyará el jueves en la noche al candidato demócrata Ralph Northam. Este exdoctor militar, que compite contra el republicano Ed Gillespie, apareció con una pequeña ventaja en una encuesta publicada el miércoles. La llegada de Obama en este centro de negocios con más de 220.000 habitantes provocó la formación de largas filas para conseguir una entrada para la reunión pública. Consciente de la importancia de estas elecciones para apuntalar la estrategia de mantener la mayoría en el Congreso, el presidente Trump ha acusado a Ralph Northam de luchar en favor de criminales hispanos al apoyar ciudades que son un santuario para inmigrantes ilegales. En cuanto a Ed Gillespie, un exconsejero de George W. Bush que se ha convertido en un lobista millonario, ha mantenido una prudente distancia del impredecible mandatario, que le ha dado su apoyo públicamente.

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