El huracán Dorian deja a Gran Bahama en duelo y en shock: «Todos lo perdimos todo»

Esta es la segunda ciudad más poblada de Las Bahamas. Su puerto que suele estar lleno de turistas que llegan en crucero, ahora tiene inmensas filas de bahameses que se van porque lo perdieron todo. Quienes se quedan están entre el dolor y el anhelo de la pronta recuperación.

El piso de la casa de Otika Cornish está encharcado y las paredes tienen un tapiz de mugre y hojas podridas. Camina por el corredor hasta el cuarto del fondo esquivando los charcos y vuelve con tablas de madera podrida en sus manos. “Aquí en mi casa el agua llegó al nivel del techo. Todo lo perdimos”, dice. Otika luce agobiada por el calor aplastante. Su voz cansada es la de alguien todavía no ha calibrado bien la tragedia.

Cornish nació en Freeport y vivió toda su vida aquí. En su casa situada en el norte de una zona llamada Bahamia viven ella, su novio y sus pequeños mellizos. Dice que nunca había visto tanto desastre ni tanta muerte en su isla como la que dejó el huracán Dorian, que con vientos sostenidos de 185 mph (297 km/h) y ráfagas aún mayores arrasó con todo en Gran Bahama y Abaco.

“Solo unos pocos que viven en alguna colina son los que no perdieron todo. No importa hasta dónde conduzcas, verás que todos perdimos todo”, dice. Su voz tiene eco porque la casa está completamente vacía. No hay muebles, no hay nada. Ella está en shock. Cree que para poder recuperarse primero tiene que “entender” la dimensión de lo que le pasó. “No estoy bien ahora. Pero sí estaré bien”, dice.

A dos casas de la de Cornish, un joven negro que viste una camiseta blanca está apoyado en su auto frente a su casa. Frente a él hay una pila de basura con moscas. Unas cajoneras de madera, un microondas, una cocina, dos colchones. Todo huele rancio, todo eso se perdió por la inundación. Él joven hace un gesto con la mano. No quiere hablar.

 “Cosas materiales”

Freeport, la segunda ciudad más poblada de Las Bahamas, fue casi completamente arrasada por Dorian, huracán de categoría 5 que el domingo 1 de septiembre y durante casi dos días arrasó Abaco y Gran Bahama.

La ONU calcula que unas 76,000 personas se quedaron sin hogar y con urgencia de alimentos en la zona del desastre de Las Bahamas. Una semana despúes, miles aún están en la incertidumbre de no saber si sus hijos, padres o sobrinos están vivos o muertos porque se perdieron las comunicaciones.

Recorriendo Freeport se ven casas de madera hechas trizas, pero también las viviendas de ladrillos, que suelen ser más sólidas y resistentes ante este tipo de fenómenos, han quedado destruidas. Sin embargo, sus habitantes dicen, tal vez a modo de auto consuelo, que Freeport no ha sufrido “tanto” como Abaco.

Wenito Bootle, residente de Freeport, tiene 36 años. Su pequeña empresa de envíos de cuatro empleados quedó completamente destruida. Su casa está relativamente bien. “Por suerte nosotros vivimos en un área elevada”, cuenta. No teme, dice, a la pérdida de su compañía porque “al final, son cosas materiales”.

A él le tocó ayudar gente en medio de la inundación. Recibió pedidos de ayuda por mensaje de texto y entonces, con un jet ski, salió a buscar gente. “No soy rescatista, pero me transformé en uno”.

Cuenta que toda su familia sobrevivió incluso los de Abaco quienes “están bien, pero perdieron todo”. Pero un amigo suyo murió ahogado y fue hallado aferrado a un árbol.

“Hay muchos cuerpos”

Las calles de Freeport huelen a podrido. La ciudad presenta paisajes imposibles con sillones incrustados en el techo, pequeños barcos encallados en bosques o un avión desbaratado al costado de una carretera, a cientos de metros de la pista del aeropuerto donde alguna vez estuvo estacionado.

La parte del este de Gran Bahama es inaccesible. “El camino está completamente destruido y con escombros y hay muchos cuerpos en esa zona que sigue inundada, entonces no permiten ir al otro lado”, cuenta a Univision Noticias Stacey Delancy, residente de Freeport.

Kimberly Mullings, de 27 años, explica que además hubo un derrame de petróleo a causa de Dorian. “Nadie tiene electricidad ni agua. Tuvimos un masivo derrame de crudo por lo que el agua está contaminada». Las noticias informan de una filtración en South Riding Point, un terminal de almacenamiento de combustibles en el este de la Gran Bahama. Las imágenes aéreas muestran una mancha negra aceitosa que sale de los tanques inundando terrenos adyacentes.

 

Mullings vive en Durham, Carolina del Norte, pero vino a estar con su mamá cuando se enteró del acecho de Dorian. “Toda mi familia está bien, pero tengo amigos que no lograron sobrevivir”, dice. “Un compañero mío de secundaria, se ahogó con sus tres niños. Su esposa sobrevivió. Se llama Phillip Thomas”.

La gente que sobrevivió fue la que pasó el huracán en hoteles que funcionaron como refugios o que viven en una colina, los que se quedaron en sus casas debieron ser rescatados o fallecieron. “Muchos de los refugios se han transformado en sitios que proveen alimentación ahora. Están sobrepoblados, y todavía se están recuperando cuerpos”.

“Esta es la mayor tragedia que haya vivido Gran Bahama”, dice. “Mis amigos en Abaco están tratando de salir de allá, está lleno de cuerpos. Perdieron todo, todo está muy mal allá”, cuenta. “Todavía tengo que contactar a más amigos míos”.

Colas por gasolina, colas para irse

El tapizado de la vieja Dodge Caravan azul de Stacey y Cedric Delancey casi ya no existe. La gomaespuma amarilla se asoma en los asientos. Desde que pasó Dorian, ellos están sin electricidad, como la enorme mayoría. Solo tienen luz los que tienen generadores. Cedric cuenta que ya saben muy bien lo que es estar sin energía eéctrica: “Con el huracán Frances, o Jeanne, no me acuerdo, estuvimos casi seis meses sin luz”.

Cedric y Stacey están casi sin gasolina. En lugar de ir a una gasolinera van a la casa en donde se están quedando momentáneamente a buscar combustible en bidones que almacenaron sabiendo que habría escasez. “Conseguir gasolina es complicado” y hay “largas colas”, explica Cedric.

Cerca del puerto de Freeport, también hay filas de autos. Este sitio, que suele estar a pleno de turistas que llegan en cruceros a pasar el día en las playas de Gran Bahama, ahora está colmado de colas de bahameses que se van porque lo perdieron todo.

Los barcos que acostumbran traer turistas de todo el mundo ahora llegan cargados con miles de raciones de comida y botellas de agua. A lo lejos en el mar se ven las moles del Simphony of the Seas y el Celebrity. En el puerto está el Grand Celebration, que además de traer alimento ofreció evacuar a los bahamenses. Stacey señala la fila de autos. “Están esperando su lugar en el barco para irse”, dice.

Earl Miller, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Las Bahamas con sede en Miami, dice por teléfono a Univision Noticias que “cerca de 1,000 personas” abandonaron Gran Bahama en barco solo en este fin de semana. Dice que la mayoría se va porque se quedaron sin hogar y tienen familiares o amigos con quienes refugiarse en Florida. Pero muchos otros simplemente se fueron de Freeport porque “allí no tienen nada ya”.

 

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