El presidente Trump lanza un duro mensaje nacionalista envuelto en un discurso menos agresivo
En su primer mensaje ante el pleno de Congreso el presidente habló de la «recuperación de la grandeza estadounidese» y hasta hizo un primer llamado a la unidad nacional, pero el tono más ‘presidencial’ suavizó la dureza y radicalidad de muchas de las propuestas que hizo. Trump apela a la unidad para consagrar su visión nacionalista de Estados Unidos No le tomó mucho tiempo a Donald Trump la noche del martes cruzar el pasillo del recinto donde daría su primer mensaje al Congreso y llegar hasta el podio en el que lo esperaban su vicepresidente Mike Pence y el presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan. Para su estreno parlamentario hubo menos manos ávidas de estrechar las del presidente que las que suele haber en este tipo de eventos, cuando los congresistas se agolpan en ese pasillo para darle la bienvenida al mandatario, más aún cuando es su primera vez. Eso marcaría el ambiente en el Congreso, con los republicanos aplaudiendo (al principio sin demasiado entusiasmo, al final con más energía una vez que el presidente fue ganando fuerza), mientras los demócratas asistían asombrados al mensaje. Varias veces se pudo ver a la líder de la minoría Nancy Pelosi mover la cabeza con descreimiento ante varios de los señalamientos de Trump. Apegado al teleprompter, hablando pausadamente y sin estridencias, el presidente ofreció un discurso muy duro, con fuertes tonos nacionalistas y militaristas, pero lo hizo usando un tono pausado, muy diferente al que suele emplear en sus mensajes. Y eso puede haber camuflado el extremismo de muchos de los conceptos que presentó. “Un nuevo capítulo de la grandeza estadounidense está empezando ahora”. “Un nuevo orgullo nacional está recorriendo nuestra nación”. “Todas las naciones del mundo -amigos o enemigos- descubrirán que EEUU es fuerte. EEUU es orgulloso, y que EEUU es libre”. Fueron frases que presentó al arrancar sus palabras y que definirían el resto del mensaje de cerca de una hora ante un Congreso evidentemente dividido en su aceptación al nuevo presidente.
“Criminales indocumentados”
Uno de los puntos que muestra lo delicado del discurso nacionalista es la insistencia de Trump en establecer un vínculo entre inmigración y criminalidad, una fijación que trae Trump desde os tiempos de la campaña y que ahora lo vuelve política oficial con la creación de la Oficina para las Víctimas de Inmigrantes (Voice) para atender a víctimas de lo que él llama “indocumentados criminales”. El anuncio fue recibido con una expresión de asombro que salió del lado izquierdo del hemiciclo, donde se sientan los demócratas, mientras sus colegas republicanos aplaudían, sin demasiado empeño. Justo en ese punto el mandatario se permitió lanzar un dardo a los medios que, según el presidente “ignoran” el problema de esos estadounidenses en conjunto con unos “intereses especiales” que no identificó. No importa que estudio tras estudio indiquen que no hay vínculo entre inmigración, indocumentada o no, y los índices de criminalidad, que nada indique que los extranjeros que viven en EEUU sean más proclives que los nativos a cometer delitos. El presidente sigue empeñado en difundir una visión errada que criminaliza al inmigrante y genera potenciales problemas sociales.
Agresiva política migratoria
En esa misma línea, el presidente defendió la agresividad con la que ha ordenado que se cumplan las leyes migratorias, cambiando las excepciones que había establecido el presidente Barack Obama. Por la manera como lo presentó, el presidente da a entender que es la inmigración la fuente de los males de la sociedad estadounidense y que con su control muchas cosas se solucionarán. “Al finalmente reforzar nuestras leyes migratorias, elevaremos los sueldos, ayudaremos a los desempleados, ahorraremos millones de dólares y haremos más seguras nuestras comunidades. Queremos que todos los estadounidenses tengan éxito, pero eso no sucederá en un ambiente de caos sin ley”, dijo Trump. El presidente no explicó cómo lograría esos arreglos más allá de referirse a uno de sus puntos favoritos; el muro en la frontera con México, del que dijo empezará antes de lo planificado y que será “un arma efectiva contra las drogas y el crimen”. Trump insiste porque la idea del muro tiene seguidores, como demuestra la ovación que recibió de sus compañeros de partido apenas lo nombró, una de las mayores de una noche en la que sin embargo no se sintió un entusiasmo desmedido por parte de los republicanos, quienes tienen algunas diferencias como la manera y velocidad como desmantelar Obamacare y el gasto público, reflejado en el plan de infraestructura que quiere poner en marcha la Casa Blanca.
EEUU primero
La mayor de todas las ovaciones (de unos dos minutos) se produjo en uno de los momentos de mayor explotación del sentimiento nacionalista y el orgullo militar: cuando Trump rindió homenaje a William “Ryan” Owens, el primer soldado caído bajo su mandato en una operación en Yemen realizada a principios de febrero. En el público asistente estaba la viuda de Owens, Carryn, quien con lágrimas en los ojos y viendo hacia el cielo como buscando a su esposo, sirvió de perfecta imagen para potenciar el mensaje populista que ya asomó el republicano cuando asumió la presidencia en enero pasado. Curiosamente, el padre de Owens se había negado a reunirse con Trump cuando asistió al funeral de su hijo, quien murió en una operación especial que la Casa Blanca calificó de “exitosa” pero que su familia pide que sea investigada para determinar qué fue lo que salió mal. Sin embargo, el presidente decidió usar su imagen la noche del martes para reforzar su compromiso con los veteranos y los militares estadounidenses. Lo militar parece ser una pieza básica del proyecto de Trump, quien ya informó que buscará aumentar en niveles “históricos” el gasto en defensa, aunque en el mismo mensaje dijera que se “debe aprender de los errores del pasado” para evitar la guerra y la destrucción que ella conlleva.
Activismo vs. aislacionismo
Hay varias dualidades en el discurso de Trump ante el Congreso. Al tiempo que dijo que “EEUU está listo para liderar de nuevo” y alabó el trabajo de la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de la que hace poco había dicho que era “obsoleta” y “costosa”, dijo que mientras Washington protege a otros países y descuida sus fronteras Es otra constante de los tiempos de la campaña, puede implicar el retiro de EEUU de la escena mundial en tiempos en que potencias emergentes, como China, o viejos poderes renovados, como Rusia, buscan expandir sus áreas de influencia, algo que aliados de EEUU en Europa o Asia sienten como una amenaza. Todo el discurso estuvo imbuido de la idea de “EEUU primero” comercial o militarmente, que esconde un tufo nacionalista y aislacionista que puede complicar las relaciones internacionales. El presidente abogó por ayudar a los ciudadanos de zonas en conflicto a que puedan encontrar en sus países las condiciones para que sean habitables, aunque él mismo les niega la salvación al pretender imponer un veto a los viajes de ciudadanos de algunas naciones que a la Casa Blanca le resultan sospechosas de promover el terrorismo.
Raro mensaje de unidad
Al final, las palabras de Trump incluyeron un llamado a la unidad nacional, la primera vez que Trump hace esta convocatoria a sus detractores. No la hizo durante el discurso de toma de juramentación, que es cuando los nuevos presidentes suelen llamar al trabajo conjunto. “Somos un pueblo con un destino. Sangramos la misma sangre. Saludamos la misma bandera. Todos somos creación del mismo Dios”. “Y cuando cumplamos con esa visión, cuando celebremos nuestro 250 años de gloriosa libertad, miraremos a esta noche como el momento cuando empezó ese nuevo capítulo de la grandeza estadounidense”. “El tiempo de las pequeñeces se acabó. El tiempo de las peleas triviales quedó tras de nosotros”, dijo el hombre que se ha molestado porque algún medio ha usado alguna vez una foto en la que cree que no luce lo mejor de sí o que se enfrasca en diatribas con programas cómicos por la manera como se burlan de cosas de su gobierno. Los demócratas no esperaron para preguntarle por esos detalles aparentemente incongruentes de su discurso porque la mayoría de ellos dejaron el hemiciclo apenas el presidente cerró sus palabras con el tradicional “Dios bendiga a EEUU”.
Una ovación de dos minutos, una reforma migratoria y algunas pistas sobre el reemplazo del Obamacare, lo que dejó el discurso de Trump En su primera presentación ante el Congreso, el presidente dio un discurso de corte nacionalista y antiinmigrante, con un novedoso (¿e improbable?) llamado a trabajar en conjunto a demócratas y republicanos del Capitolio. Estos son los momentos claves de la noche. Muchos esperaban un discurso de tono provocador y belicoso, habitual en Donald Trump, pero este martes ante el Congreso, la intervención del presidente tuvo un tono novedosamente mesurado y ceñido al teleprompter, aunque con ásperos mensajes de fondo de corte nacionalista. En su primera sesión conjunta con el Congreso delineó sus planes para los próximos meses. Trump dio algunos indicios por primera vez del reemplazo del llamado Obamacare y también habló sobre una eventual reforma migratoria «meritocrática» a la que aspira que sea realizada en conjunto entre republicanos y demócratas. Como es su costumbre, Trump criminalizó la inmigración al relacionar crímenes con inmigración para reforzar su idea de endurecimiento la política migratoria estadounidense.
Reforma migratoria
Trump propuso en su discurso cambiar el sistema migratorio actual, el cual llamó de ‘baja cualificación’, por uno en base de méritos. Dijo que creía en una reforma migratoria que fuera alcanzada con la aprobación de ambos partidos, un llamado que deslizó desde la tarde a varios periodistas a los que les habló de sus planes de promover ese cambio, pero sin dar detalle alguno de cómo sería esa reforma. Trump: «Creo que es posible una reforma migratoria real y positiva»
Criminalización de la inmigración
Trump suele recurrir a casos puntuales de asesinatos a manos de inmigrantes sin documentos para reforzar sus posturas sobre el endurecimiento de las políticas migratorias. Ante el Congreso, el presidente anunció que había ordenado al Departamento de Seguridad Nacional la crear una oficina para servir a las «víctimas estadounidenses». Se trata de una dependencia llamada VOICE (por sus siglas en inglés) para establecer monitoreo de crímenes cometidos solo por inmigrantes indocumentados para «darle voz» a aquellos, que según Trump, han sido ignorados por «medios de comunicación y silenciados por grupos de interés».
Pistas sobre el reemplazo de Obamacare
El presidente llamó al Congreso a que derogue la ley de salud conocida como Obamacare, calificándola como un desastre que debe ser reemplazado por un mejor sistema de salud que sea “realmente competitivo” a nivel nacional. Trump volvió a hablar de reducir los costos de los medicamentos, asegurar la cobertura de pacientes con condiciones médicas preexistentes y uno de sus mayores cambios: un mercado de seguros de salud nacional y no estatal como el actual.
El momento más emotivo
En su justificación del aumento del gasto militar, Trump trajo a escena el caso de William Ryan Owens, militar estadounidense muerto en combate en Yemen el pasado 29 de enero en una incursión que, según Trump, fue «muy exitosa». Owens es el primer fallecido en combate estadounidense durante el gobierno de Trump. El pleno del Congreso aplaude a la esposa del soldado muerto en la primera operación militar de Trump Carryn Owens -esposa del militar- estaba sentada al lado de la hija del presidente, Ivanka Trump. En ese momento estalló en llanto, exhaló, miró hacia arriba y dijo «te amo, nene». Los presentes en el Congreso rompieron en aplausos y se pusieron de pie mientras Owens finalmente se paró, juntó las manos en posición de aparente oración y con la cabeza en alto dijo otra vez «te amo». Esta escena se convirtió en el momento más emotivo del discurso, con una ovación de pie que duró más de dos minutos. «El legado de Ryan está grabado en la eternidad… Ryan murió como un guerrero y un héroe, luchando contra el terrorismo y protegiendo a nuestra nación», dijo Trump, luego miró a la viuda de Owens y dijo «gracias».
Empleos, empleos, empleos
Trump una y otra vez volvió al tema del empleo. Hablar de generación de trabajo fue, para muchos, uno de los puntos que le permitió ganar la elección presidencial, en especial en un electorado de clase media blanca y trabajadora que con los cambios de paradigmas de la economía mundial vieron una merma en la oferta de trabajos industriales en EEUU. En su presentación ante el Congreso, Trump mencionó decenas de veces su compromiso con la generación de más trabajos y se jactó de que, en poco más de un mes de su llegada a la Casa Blanca, varias compañías de la talla de Ford o Chrysler se habían comprometido a traer más trabajo para los estadounidenses. Con la frase «compre productos estadounidenses y emplee a estadounidenses», reforzó este mensaje una vez más.
ISIS
Trump dijo que ya instruyó al Departamento de Defensa para crear un plan para “destruir a ISIS, una red de salvajes sin ley”. Aunque no dio demasiados detalles sobre el plan, Trump relacionó el veto migratorio que trató de imponer a siete países de mayoría musulmana con su objetivo de defender a EEUU de ataques. “No es compasivo, sino imprudente permitir la entrada incontrolada de personas… sin investigación apropiada. Los que tienen el alto honor de admisión… deben apoyar a este país y amar a su pueblo”, dijo.
¿Unidad?
Si bien se trató de un discurso de tono áspero con un mensaje de fondo nacionalista, el presidente llamó varias veces al trabajo unificado de los dos partidos, algo que resulta llamativo especialmente porque no parece viable que republicanos y demócratas se pongan de acuerdo en determinados temas como el reemplazo del Obamacare o la reforma migratoria ya que están en las antípodas.
Las mentiras y engaños
Se verificó las más relevantes afirmaciones del presidente en su audiencia ante los congresistas. Ofreció datos engañosos, entre ellos sobre empleo, fronteras y el optimismo de los ciudadanos. Este es el resumen de nuestro trabajo de verificación de veracidad de las principales afirmaciones de Donald Trump en su primer discurso ante el Congreso la noche del martes 28 de febrero de 2017. Fue una velada con poca información verificable comparados con los debates durante la campaña presidencial.
- «Hay una nueva ola de optimismo».
La afirmación del presidente es engañosa. Diversas encuestas muestran a una mayoría de estadounidenses que dice que las cosas en el país no van por la dirección correcta, o está insatisfecha con el gobierno. Algunos otros indicadores son más positivos, como el optimismo en la economía (reflejado en el crecimiento de la bolsa de valores) o sobre cómo cambiará el país en el próximo año. El Detector de Mentiras ya había analizado esta afirmación en el siguiente texto:
- «94 millones de estadounidenses están fuera de la fuerza laboral».
Al hablar de problemas económicos y la necesidad de una recuperación financiera, Trump afirmó que en EEUU hay 94 millones de personas fuera de la fuerza laboral. Esa cifra invita al engaño pues no necesariamente refleja un mal económico. De esas personas, 87.5 millones no están buscando trabajo (el 93%), entre ellas jubilados y amas de casa.
- “Hemos defendido las fronteras de otras naciones, mientras dejamos nuestras propias fronteras plenamente abiertas, para que cualquiera la cruce”.
El argumento de Trump es mentira. Lo cierto es que las fronteras estadounidenses están protegidas por miles de agentes de Custom and Border Patrol (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza), incluyendo más de 17,000 en la frontera con México, según cifras de la propia institución. Además, año tras año, cientos de miles de personas son detenidas en la frontera, precisamente porque no “cualquiera” la puede cruzar.
- «Tenemos la peor recuperacion financiera en 65 años».
Tal afirmación también es engañosa. En estos años Estados Unidos experimentó el cuarto período más largo de expansión económica desde el final de la Segunda Guerra Mundial, aunque, para ser justos, hay que decir que también es el más débil, con apenas un 2% de crecimiento anual desde junio de 2009. Barack Obama asumió la presidencia poco después del colapso de Lehman Brothers, el cuarto mayor banco de inversiones de Estados Unidos en ese momento. Al inicio de su gobierno, la economía estadounidense se reducía a un ritmo anual de crecimiento de 8.2%.