Voice, la oficina para las víctimas de crímenes de inmigrantes

Tal como había adelantado en una de sus órdenes ejecutivas, el mandatario ordenó al Departamento de Seguridad Interna instalar esa dependencia para canalizar de manera permanente denuncias de delitos cometidos por inmigrantes indocumentados. En su primer discurso ante el Congreso el presidente Donald Trump ordenó al Departamento de Seguridad Interna la creación de una oficina que busca establecer permanentemente un sistema de monitoreo de crímenes cometidos solo por inmigrantes indocumentados. La oficina, llamada Voice, siglas para Victims of Immigration Crime Engagement, intenta «darle voz» a aquellos, que según Trump, han sido ignorados por «medios de comunicación y silenciados por grupos de interés». La dependencia que traducida al español sería la Oficina para Víctimas de Crímenes de Inmigrantes, es la más reciente iniciativa con una fuerte carga nacionalista que se une a otras políticas polémicas como la orden ejecutiva migratoria que intenta prohibir el ingreso al país de ciudadanos provenientes de siete países de mayoría musulmana, medida que fue bloqueada temporalmente por un juez federal en el estado de Washington. Para reforzar su anuncio, Trump invitó a estar presentes en su discurso en el Capitolio de Washington DC a familiares de víctimas de delitos cometidos por inmigrantes sin papeles. Habló de Jamiel Shaw Jr., un joven que fue asesinado por un pandillero indocumentado.

Seguridad en la frontera

El mandatario también se refirió a los casos de dos oficiales de la policía en California -Danny Oliver y Michael Davis- quienes fueron asesinados a tiros por un indocumentado que tenía un récord criminal y ya había sido deportado en dos oportunidades. En ese contexto, el mandatario reiteró su promesa de «reforzar la seguridad en la frontera», lo que según dijo, va a ayudar a «aumentar los salarios, ayudar a disminuir el desempleo, ahorrar millones de dólares y hacer las comunidades más seguras para todos». De igual forma, el presidente reiteró que en esa ecuación sigue siendo prioridad la construcción del «gran muro» en la frontera que será una «muy efectiva arma» para combatir el narcotráfico y el crimen. «Mientras hablo, estamos expulsando a miembros de pandillas, narcotraficantes y criminales que amenazan nuestras comunidades y convierten en presa a nuestros ciudadanos. Los malos están saliendo mientras les hablo», afirmó. «Para cualquiera en el Congreso que no cree que deberíamos reforzar nuestras leyes les pregunto: ¿Qué le diría a una familia estadounidense que ha perdido su trabajo, su ingreso, un ser querido, porque EEUU se niega a hacer cumplir las leyes y defender las fronteras?». Aunque los datos que existen sobre el crimen y la población inmigrante están sumamente fraccionados, una amplia gama de estudios señala que no hay evidencia concreta que muestre que los inmigrantes comentan más crímenes que los nacidos en Estados Unidos. Incluso algunas investigaciones señalan que la primera generación de inmigrantes está menos predispuesta a cometer delitos que los propios estadounidenses. El Center for Immigration Studies que está a favor de leyes más restrictivas en temas migratorios muestra en un estudio publicado en 2009 una caída en las tasas de crímenes. Un trabajo más reciente publicado en 2015 por el American Immigration Council habla de la misma tendencia. entre 1990 y 2013, datos del FBI indican que la tasa de crímenes violentos bajó 48%, que incluyó asalto agravado, robo, violación y asesinato. Paralelamente crímenes contra la propiedad cayeron 41%, incluidos robos de vehículos automotores.

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