Es muy difícil ser las hijas de un presidente impopular
Nunca fue tan difícil ser hija de Trump: nadie se quiere sentar al lado de Tiffany y sigue el boicot a Ivanka Las mujeres del clan Trump parecen estar en la mira de las protestas contra su padre. Y las estrategias van desde masivos boicots económicos hasta dejarlas solas en un desfile. En los concurridos desfiles de la semana de la moda de Nueva York, las primeras filas son altamente apetecidas, al punto que ni un minúsculo espacio queda libre de tantos que quieren apretujarse ahí. Sin embargo, en el desfile de Phillip Plein las sillas estratégicas y en primera fila que estaban alrededor de Tiffany Trump estaban vacías y no parecían ser ocupadas por nadie. Los minutos pasaban y la hija menor del presidente parecía no encontrar quién la acompañara a comentar el desfile. Efectivamente, el show se retrasó porque tan pronto algunas renombradas editoras de moda se dieron cuenta de quién era su vecina se reusaron a sentarse al lado de ella y mostraron en sus cuentas los evidentes espacios que la circundaban. «Nadie quiere sentarse al lado de Tiffany Trump en Philipp Plein, asi que se cambian de silla y dejan todas las sillas de su lado vacías» informaban las redes sociales. La organización del evento lidiaba con la reacomodación de las periodistas. Tifanny, que es mucho menos conocida y con un carácter menos público que su hermana Ivanka, estaba viviendo en carne propia lo que su hermana lleva enfrentando desde el mismo día que Donald Trump fue elegido como presidente. La polarización del ambiente político ha hecho que cualquier gesto de consumo, o sencillamente sentarse al lado de la hija del presidente se convierta en un acto político, uno legítimo para demostrar protesta o disidencia. Pero mientras Tiffany lidia públicamente con la vergüenza de unas sillas vacías, Ivanka solo es testigo con los días de cómo su marca empieza sistemáticamente a dejar de ser vendida en las grandes plataformas y, aunque ahí nadie aduce directamente que se trate de un veto político, sí al menos parece ser una acción que se da ante la presión de los consumidores con conocidos boycot como #grabtheirwallet. Primero llegó el anunció de la salida de la marca Ivanka Trump de Nordstrom, debido a que en «la segunda, tercera y cuarta semana de octubre las ventas habían caído hasta 70% comparadas con el año anterior». El anuncio se hizo más polémico cuando el presidente usando su Twitter criticó públicamente el comportamiento de la compañía para con su hija. A esta iniciativa se han sumado otras grandes cadenas como Neiman Marcus, Gilt y, más recientemente, Burlington Coat Factory que desde el 10 de febrero dejó de ofrecer los brazaletes y la línea de joyería de la empresaria en su página web, todo bajo la misma premisa, su bajo desempeño comercial. El palacio del Hierro, en México también dejó de vender su línea de accesorios, aunque esa decisión la tomaron tempranamente en los primeros días de 2015 cuando usar la empresa de Ivanka para hacer oposición a su padre apenas parecía una ocurrencia. Si bien los boicots comerciales han demostrado ir cobrando efectos aporreando, como lo confiesa una de sus creadoras, el lugar que más le duele a la familia Trump, el bolsillo, no deja también de sorprender que haya tanta crítica y animadversión sobretodo sobre el clan femenino de los Trump. Porque si Ivanka y Tiffany padecen, Melania no tiene tregua desde que su marido habita la Casa Blanca y ahora hasta tiene que agradecerle a famosas modelos por defenderla. ¿Pueden los movimientos de resistencia y los boicots también vulnerar a los hombres del clan Donald Jr y Eric y sus intereses? O, estas iniciativas, sistemáticamente se empeñan en las mujeres pensando que son los elementos débiles y en tanto replicando una estrategia que casi termina por ser igual a los comportamientos que tanto se critican y se repudian de Trump. Mientras los efectos comerciales sobre la marca de Ivanka Trump que traigan las ambiciones políticas de su padre aún están por verse, Tiffany decidió volver a otro desfile del Fashion Week, esta vez acompañada de dos amigos cercanos así evitar cualquier riesgo de hablar de política.