Lío diplomático por premio de la disidencia cubana
Gobierno de la isla negó la entrada al secretario de la OEA y a otros dos invitados internacionales. Lo que debía ser la ceremonia de un premio organizado por la disidencia cubana desembocó en un altercado diplomático que involucró al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro, así como a México y Chile. El galardón, entregado por la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, organización que preside la opositora Rosa María, hija del fallecido disidente Oswaldo Payá, había invitado, además de Almagro, al expresidente mexicano Felipe Calderón y a la exministra chilena Mariana Aylwin. Pero Cuba vetó su ingreso a la isla al calificar su presencia en dicha premiación como una “grave provocación internacional”. Almagro, Calderón y Aylwin fueron informados de que no eran bienvenidos en la isla. El pasaporte diplomático del titular de la OEA le permitía entrar sin permiso, pero recibió una comunicación del consulado cubano en Washington. “No nos iban a otorgar la visa” porque consideraban el viaje “una provocación inaceptable”, según explicó Almagro en una carta a su anfitriona. En Twitter precisó: “Mi visita a #Cuba no era diferente a otras que he hecho a eventos similares en LATAM organizados x la sociedad civil”. Sin embargo, según comentó a un observador con muchos años de residencia en la isla, la llamada ‘sociedad civil’ se identifica aquí con la oposición, quienes son considerados por las autoridades castristas mercenarios pagados por Estados Unidos para desestabilizar al régimen.
“Me llama la atención que Almagro se haya prestado a esto. Todos ellos conocen que la oposición no está permitida en Cuba y da la sensación de que han buscado montar un tinglado, quizá para ver la reacción del Gobierno”, indicó a este diario el experto. Pero otra cosa expresó Rosa María Payá, quien dejó vacías las sillas del premio para sus invitados: “Esperamos que esta agresión, esta grosería (…) encuentre una respuesta y una reacción en todos los Gobiernos pertenecientes a la OEA, en todos los Gobiernos de nuestra región y también en la Unión Europea”. Al llegar a la jefatura de la OEA, el uruguayo tendió la mano a la cooperación con Cuba. Pero su posición crítica hacia el Gobierno venezolano, uno de los principales socios del castrismo, ha podido ser otro factor para negarle la entrada. Por otra parte, para La Habana y algunos países más, la OEA “es una olla de grillos” y ha perdido prestigio e influencia en la región. Cuba fue expulsada de la organización en los años 60, cuando declaró el comunismo. Desde entonces ha repetido que “nunca” volverá, a pesar de que en el 2009 se le abrieron las puertas de nuevo. El caso de la hija del expresidente Aylwin, el primero de la democracia chilena tras la dictadura de Augusto Pinochet, y del sucesor de Vicente Fox fue menos diplomático. Ambos se enteraron cuando ya estaban en el aeropuerto y fueron las respectivas aerolíneas las que les comunicaron que Cuba les negaba el acceso. El Ejecutivo de Michelle Bachelet protestó formalmente y adelantó el llamado a consultas a su embajador en La Habana. La cancillería mexicana se pronunció por Twitter pero en un mensaje más suave: “La #SRE lamenta la decisión del Gobierno de #Cuba de no autorizar la visita a La Habana del expresidente @FelipeCalderon”. Calderón también comentó el hecho por las redes sociales y además envió un mensaje videograbado a Rosa María, quien lo presentó durante el acto de la “no premiación” en la casa de toda la vida de la familia Payá.
Sobre dos sillas vacías con los nombres de los ganadores del premio, Almagro y de forma honorífica a Aylwin, colocaron los premios que “no van a ser entregados a nadie. Se quedarán en esas sillas vacías hasta que ellos puedan venir” a recogerlos y a “compartir nuestra liberación”, manifestó la hija del fundador del Movimiento Cristiano Liberación, fallecido en el 2012 en un accidente de tráfico que ella califica de “provocado”. Se da la circunstancia de que mientras el revuelo por la negativa al viaje crecía en sectores internacionales, Raúl Castro recibía sonriente a una delegación de congresistas estadounidenses. Una visita bien recibida. Senadores demócratas y republicanos llegaron en un momento clave, pues Cuba mira con atención las decisiones que podría tomar el presidente Donald Trump respecto al deshielo al que se llegó durante el mandato de Barack Obama. La Habana continúa presentándose como opción ideal para los inversionistas estadounidenses.