Hija de inmigrantes, nueva embajadora ante la ONU

El presidente electo de los EE.UU. dio a conocer a su candidata para embajadora ante Naciones Unidas  “Será una gran líder para representarnos en la escena mundial”, dijo Donald Trump sobre la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, cuyo nombramiento como embajadora depende ahora del Senado. Parece una tendencia: muchos de los republicanos que criticaban a Donald Trump, ahora lo apoyan y han decidido unirse a su gobierno. Es el caso de la gobernadora de Carolina del Sur, Nikky Haley, quien se convirtió en la primera mujer en ser postulada por el presidente electo de los Estados Unidos para un cargo público de importancia. Si el Senado lo aprueba, Haley será la nueva embajadora de los Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas, en reemplazo de Samantha Power. “Será una gran líder para representarnos en la escena mundial” , dijo Trump al respecto. “Es un honor que el presidente electo me haya pedido que me una a su equipo” , respondió Haley. Pero tanta cordialidad es nueva. Durante las primarias, Haley apoyó a Marco Rubio y luego a Ted Cruz. Para Trump no tuvo sino críticas. En enero, Haley fue elegida por el Partido Republicano para que, como representante de la oposición, se pronunciara respecto al informe presentado por el presidente Barack Obama sobre el Estado de la Unión. Haley aprovechó la oportunidad para arremeter contra Trump. Dijo que, en momentos de nerviosismo, “puede ser tentador seguir el llamado de sirenas de las voces más rabiosas. Debemos resistir la tentación”. “Algunas personas piensan que uno debe tener la voz más ruidosa en la sala para marcar al diferencia. Eso simplemente no es verdad”. Luego, para despejar las dudas, dijo que se refería a Trump. “Definitivamente ha contribuido a generar lo que considero es un discurso irresponsable”, sostuvo Haley, hija de inmigrantes indios, respecto al entonces candidato. Trump no le respondió. Sólo dijo que ella era “una mujer muy agradable, pero ha sido muy débil en el tema de la inmigración ilegal”. Al mes, Halley le dijo a un medio local que no iba a apoyar a Donald Trump y que el empresario neoyorquino era “todo lo que un gobernador no querría en un presidente”. El entonces precandidato republicano le respondió, a través de Twitter, diciendo que la gente de Carolina del Sur estaba “avergonzada” de ella. Sin embargo, cuando Trump se impuso en las primarias, Haley tuvo que cambiar de parecer. Durante la Convención Republicana, en Cleveland, un periodista le preguntó si iba a votar por Trump y ella respondió que era “maravilloso estar en Cleveland” . El periodista insistió, hasta que ella, visiblemente incómoda, respondió que “por supuesto” que iba a votar por él. Ahora Haley es la candidata de Trump para embajadora ante la ONU. Ella, según Donald Trump, “ha demostrado tener la capacidad de poner de acuerdo a la gente, independientemente de su origen o de su afiliación política, para impulsar medidas que mejoren su estado o nuestro país”. Aunque carece de la experiencia de su antecesora. Su llegada al gabinete de Donald Trump genera dudas. Sin embargo, aporta un nuevo aire, teniendo en cuenta a otros designados, como el candidato a fiscal general, Jeff Sessions, o el candidato a director de la CIA, Mike Pompeo. Haley, como hija de inmigrantes, no es tan conservadora en materia migratoria y, como gobernadora, le hizo frente al racismo en Carolina del Sur. Haley es recordada por haberle pedido al Congreso de Carolina del Sur que retirara del Capitolio la bandera confederada, considerada por muchos un símbolo racista, tras la masacre perpetrada por un supremacista blanco, Dylan Roof, el 17 de junio de 2015. Ese día, Roof asesinó a nueve afroamericanos que asistían a un culto en la Iglesia Metodista Episcopal Africana Emanuel. A Haley le espera una tarea difícil, entre otras, por la preocupación que ha generado a nivel mundial con la victoria de Trump y por sus anuncios respecto al cambio climático y a la globalización. No será fácil ser la vocera de Trump ante el mundo. De ser ratificada su nominación por el Senado, la gobernadora de Carolina del Sur llegará a la ONU con cero experiencia internacional y con un presidente que presagia profundos cambios en la relación de EEUU con el mundo. Nikki Haley es considerada una de las estrellas en ascenso del Partido Republicano. Sin embargo, no está claro si su nominación como embajadora de Estados Unidos en las Naciones Unidas (ONU) le permitirá seguir brillando al mediar en una relación compleja, donde la incertidumbre es el factor común y su nula experiencia internacional no ayuda. Haley tiene fama y respeto en el mundo político. Apoyó al senador por Florida Marco Rubio en la primaria republicana y su nombre circuló fuerte para la boleta vicepresidencial. Fue una dura crítica de Donald Trump, aunque al final decidió votar por él en las elecciones presidenciales. La gobernadora de Carolina del Sur tendrá un gran desafío en sus manos si el Senado confirma su nominación como embajadora ante la ONU. La relación entre el futuro gobierno de Donald Trump y la organización internacional promete partir con el pie izquierdo. A lo largo de la campaña electoral, Trump generó gran incertidumbre en el escenario internacional con sus declaraciones sobre política exterior, que incluían su admiración por el líder ruso Vladimir Putin y sus críticas a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En marzo de este año, Trump dijo que la ONU era “incompetente y débil”. “No son amigos de la democracia, no son amigos de la libertad, ni siquiera son amigos de Estados Unidos, donde tienen su hogar y ciertamente no son amigos de Israel”, afirmó.

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