Jeff Sessions es confirmado como nuevo fiscal general
El Senado aprobó con una mayoría de 52 votos contra 47 la nominación de Sessions, un experto en políticas anti inmigratorias. Jeff Sessions fue confirmado este miércoles por el Senado como el nuevo fiscal general de Estados Unidos con 52 votos a favor contra 47, en una polémica sesión que tuvo incluso momentos de tensión cuando el martes en la noche la senadora demócrata Elizabeth Warren fue silenciada por republicanos mientras se oponía a esta nominación. Los demócratas han cuestionado el compromiso de Sessions con los derechos civiles, su oposición a varias leyes de inmigración y se preguntan si actuará de manera independiente, sin influencia del presidente Trump. Sessions había ejercido como senador de Alabama desde hace 20 años y fue uno de los primeros aliados prominentes de Donald Trump. Durante meses fue el único miembro del Senado que le respaldó. Su elección por parte de Trump fue vista por los activistas de inmigración como una ominosa señal de que el presidente tiene la intención de hacer cumplir su llamado a la deportación masiva, el registro de musulmanes y las radicales restricciones a la inmigración legal. Trump encontró en él a un político con experiencia en inmigración -o mejor antiinmigración- para la posición de fiscal general, pues fue vital a la hora de darle forma a la candidatura y políticas del republicano, sobre todo en este tema, uno de los más emblemáticos de la campaña presidencial y de la carrera entera de Sessions. «Él es realmente el experto, hasta donde yo sé, en fronteras, en muchas cosas» dijo Trump al anunciar el apoyo oficial que le ofrecía el senador por Alabama en febrero. «Cuando hablo de inmigración y cuando hablo de inmigración ilegal y todo lo demás pienso en un gran hombre», dijo Trump. El excandidato presidencial republicano Ted Cruz, senador por Texas, quien también se opone vehementemente a la inmigración ilegal, llamó a Sessions “el opositor más acerrimo de la amnistía en el Congreso de Estados Unidos». Y con mucha razón: Sessions se ha opuesto a «practicamente todos los proyectos de ley de inmigración que han pasado por el Senado en las últimas dos decadas que hayan incluido un camino a la ciudadanía para inmigrantes en el país de manera ilegal», como reportó el diario The Washington Post. Como fiscal general, Sessions tiene ya una dura tarea pendiente. Será responsable de defender el veto migratorio de Trump que ha sido detenido temporalmente por un juez federal en Seattle. El caso, que está ya siendo estudiado por la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito, podría acabar pronto en la Corte Suprema. El nuevo fiscal general será vital a la hora de alertar al presidente de los posibles excesos de su poder ejecutivo. Además, tendrá un amplio poder migratorio. Por ejemplo podrá revocar unilateralmente decisiones precedentes de la Junta de Apelaciones de Inmigración (BIA por sus siglas inglesas). Así mismo, tendrá el poder para determinar quiénes son los blancos prioritarios de deportación. Sessions también sería capaz de limitar severamente la posibilidad de un inmigrante de obtener cualquier tipo de representación en una corte de inmigración. «Tendría el poder de hacer retroceder el acceso a fondos del gobierno o consejería pro bono, y restringir la presentación del Programa de Orientación Legal ofrecido a los inmigrantes detenidos –con frecuencia su única fuente de información sobre procedimientos de deportación–» , según advirtió el expresidente de la Asociación de Abogados de Inmigración David Leopold, quien se opuso a la nominación de Sessions. Quienes respaldaron su candidatura a fiscal general, destacaron que Session tiene una amplia experiencia como fiscal en Alabama, puesto que ocupó antes de llegar al Senado. Sus críticos han apuntado a su historial conservador en derechos civiles. También han cuestionado si un político tan marcado por su ideología conservadora tiene la capacidad para adoptar el distanciamiento e independencia que requiere el cargo de fiscal general. Sessions procede de Alabama, estado visto como uno de los ‘laboratorios antiinmigración’ del país, donde se han aprobado leyes altamente restrictivas como la HB 56. Tal fue el impacto de esta ley que para octubre de 2011 una cantidad considerable de niños hispanos estaban dejando de ir al colegio. Cuando le preguntaron en una entrevista si le parecía malo este efecto en los niños el senador respondió: “Solo diría que es triste que hayamos permitido que ocurra esta situación por décadas y que grandes cantidades de personas estén en el país ilegalmente y eso va a tener consecuencias desagradables y desafortunadas”. Sessions además trató de conectar explicitamente a la inmigración ilegal con el terrorismo. En 2007, cuando se debatía la Reforma Comprensiva Migratoria Sessions se refería a este proyecto de ley como “el Proyecto de Ley de Asistencia y Facilitación Terrorista de 2007”. Ese año, logró aprobar un proyecto de ley que prohibía a contratistas federales contratar inmigrantes indocumentados por 10 años. Además publicó una lista de los 20 defectos que consideraba tenía el proyecto de ley y entre estos se encontraba: “Defecto 6 – Algunos Pederastas Todavía Son Elegibles: Algunos criminales agravados -los que han abusado sexualmente de un menor- son elegibles para la amnistía”. Antes de eso, en 2006, apoyaba las políticas de inmigración del entonces presidente George W. Bush. “Aplaudo al presidente Bush por aprobar una legislación que autorice la construcción de 700 millas de vallas en la frontera sur con México», dijo Sessions. «Como he dicho varias veces durante el debate de inmigración, las buenas cercas hacen buenos vecinos”. Pero Sessions también se ha opuesto a la inmigración legal, incluyendo programas para trabajadores provisionales para inmigrantes sin papeles y programas de visas para las ciencias, matemáticas y alta tecnología, según reporta The Washington Post. En una columna que escribió para ese diario en 2015 dijo que «la inmigración legal es la fuente principal de inmigración de bajos salarios a Estados Unidos… Lo que necesitamos ahora es moderación de inmigración: bajarle al paso de nuevas llegadas para que los salarios puedan subir, las listas de asistencia social del gobierno puedan achicarse y las fuerzas de la asimilación puedan unirnos a todos más de cerca». En 1986 Sessions no pudo convertirse en juez federal por acusaciones de racismo. Sus colegas dieron testimonio jurado de que él usaba la palabra más ofensiva para referirse a la gente negra (en inglés, nigger) y que durante un caso de un homicidio perpetrado por el Ku Klux Klan hacía chistes de que «el KKK le parecía bien hasta que se enteró que fumaban marihuana». Durante esas audiencias en las que lo bloquearon como juez, uno de sus colegas, que era afro-estadounidense, testificó que Sessions lo llamaba «niño» y que le «advirtió sobre cómo le hablaba a la gente blanca». El senador llamó además a un abogado blanco de Derechos Civiles que defendía a afro-estadounidenses «una desgracia para su raza». Sessions se defendió diciendo «no soy un racista. No soy insensible con los negros», pero sí admitió a hacer chistes de tono subido. En muchas ocasiones, contando incluso esas audiencias, dijo también que La Ley de Derechos Civiles de 1965, que protege el derecho al voto de los afroestadounidenses era «una legislación invasiva». También varios testificaron que Sessions se refirió a la NAACP, organización que aboga por los derechos de los afroestadounidenses, como una organización «antiamericana» y «comunista». Sessions negó estas acusaciones. Pero aunque las denuncias de racismo impidieron que Sessions se convirtiera en juez, no le impidieron convertirse en fiscal general de Alabama, puesto que tomó en 1995. Desde allí trató de procesar casos de supuesto fraude electoral en lugares predominantemente afroestadounidenses, por lo que fue criticado por la ACLU, organización que litiga casos de Derechos Civiles, por la NAACP, y otros grupos que lo acusaron de prácticas discriminatorias. Este senador podría hacer realidad muchas de las ideas de Trump de la campaña. Sessions ha dicho que cree “ que Donald Trump nos está moviendo en la dirección correcta», en cuestión de inmigración. «Si usted quiere asegurar la frontera y mejorar nuestro sistema de inmigración y arreglarlo solo hay una manera, votar en noviembre. Hillary Clinton es extrema”, dijo el senador a la cadena Fox News en agosto. La propuesta del magnate -que se convirtió en una de sus primeras órdenes ejecutivas sobre inmigración- de prohibirle la entrada a personas de países con mayorías musulmanas «no es irrazonable” para Sessions, como lo comunicó en una entrevista para el programa Face the Nation de CBS en junio, y también apoya un test ideológico para inmigrantes, como ha propuesto Trump. “¿Si tenemos dos personas, una que cree en una república democrática como nosotros, y otra que tiene una ideología que quiere imponer un punto de vista limitado de cómo se debe manejar un gobierno, una teocracia, entonces ¿por qué no escoger al que sea más harmonioso con nuestros valores?”, dijo en agosto. Sessions ha sido crucial para Trump no solo en cuestión de inmigración. También encabezó el comité de asesoría de seguridad nacional del presidente electo, asesoró al magnate al escoger a Mike Pence como su compañero de fórmula, y él mismo era número dos en la lista para el puesto, según reporta el Post. Así que podría influir en decisiones de gran importancia en la administración, aún más allá de inmigración, como lo hizo a través de la campaña.