La gravedad de la encrucijada política y racial en la que está Virginia

Entre sombras de escándalos sexuales y señalamientos de racismo, crece la presión para que renuncien los tres líderes demócratas del estado lo que podría afectar la ascendencia de su partido en un estado péndulo que han logrado controlar en los últimos años.

Una crisis política en Virginia se convirtió en un escándalo nacional: los tres líderes políticos del estado, todos ellos demócratas, están envueltos en controversias que podrían costarle sus puestos y afectar el respaldo con el que cuenta en un estado políticamente considerado péndulo.

Unas acusaciones de racismo y otras de violación han sido seguidas de una enorme presión en los pedidos de renuncia, incluso del propio Partido Demócrata. Debajo del caos, yacen varios dilemas morales, entre ellos de cara a los votantes afroestadounidenses de Virginia, un importante estado sureño con una complicada historia racial.

Qué sucede

El gobernador del estado, Ralph Northam, y los dos políticos de Virginia que están en su línea de sucesión del poder estatal, el vicegobernador, Justin Fairfax, y el fiscal general, Mark Herring, están envueltos en diferentes polémicas, dos por acusaciones de racismo y uno por acusaciones de supuestas violaciones. A todos los están presionando para que dimitan.

¿Deben renunciar?

El gobernador ha dicho que no va a renunciar y en cambio promete impulsar una discusión a nivel estatal sobre racismo. Fairfax tampoco ha dado signos de que vaya a dimitir al igual que Herring.

En el caso de las acusaciones de racismo, la comunidad afroestadounidense en general considera la existencia de esas imágenes haciendo blackface como algo sumamente ofensivo.

Más allá de que las fotos de los políticos de Virginia hayan sido tomadas en los años 80, el blackface es considerado ofensivo desde siempre y cayó en desuso en los años 60 luego de que el movimiento por los derechos civiles lograra avances en la igualdad para las comunidades negras ante la ley.

«Creo que deben renunciar debido a que ya no pueden ser tomados como modelo y no podemos mostrarle a la gente joven que así es como deberían ser», dijo a Univision Noticias Ronald Hall, profesor afroestadounidense en trabajo social experto en racismo. «Si tienes un gobernador (…) que muestra alguno de esos valores, entonces eso sugiere a la gente joven que eso está bien. Creo que el gobernador puede en serio sentir pena (por lo que hizo) pero ya no es efectivo como gobernador».

Dilemas y preguntas

Hay voces que piden que haya impeachment para remover al gobernador o al vicegobernador, pero poco se habla del caso del fiscal general. La pregunta es porqué se aplicaría una pena tan dura para Northam y no para Herring que, en principio, habrían cometido la misma falta.

Algunos indican que los demócratas deberían condenar ambas faltas relacionadas con supuesto racismo y la supuesta agresión sexual de Fairfax, pero si esa condena es simétrica y piden la renuncia a sus tres políticos, podría comprometer el control que los demócratas han logrado en el estado en las última década.

Por otro lado, si los demócratas condenan con más fuerza las graves acusaciones de violación y agresión sexual contra Fairfax que las de racismo contra Northam y Herring, resultaría en una asimetría que tendría carga racial. Fairfax dijo que no renunciaría y sería muy delicado que el propio partido buscara apartarlo del cargo mientras que los otros dos líderes del estado, ambos blancos, se resisten a renunciar después de admitir una conducta racista.

Por último, el manejo de las acusaciones de racismo son sumamente sensibles para los demócratas debido a la amplia base de votantes afroestadounidenses que tienen en Virginia. La oleada demócrata que los llevó a controlar el estado en 2017 tuvo que ver con los votantes en los vecindarios poblados por minorías. Northam obtuvo cerca del 75% de los votos en general y «más del 80% en los vecindarios de mayoría afroamericana» señala un análisis de The Washington Postde las elecciones de ese año. En los barrios predominantemente blancos, por el contrario, se mostró más inclinado hacia el lado republicano.

Todo esto ocurriendo con el acecho de la condena republicana que señala la inmoralidad demócrata.

Brandi Thompson Summers, profesora de Estudios Afroestadounidenses de la Virginia Commonwealth University, observa que el reconocimiento de Northam de que sí se pintó la cara de negro y decir que no estaba tan informado sobre lo ofensivo que podría resultar muestra a la comunidad negra «una falta de interés en la gente que gobierna», mucho más teniendo en cuenta qué «como demócrata el confía en (contar con) el voto afroestadounidense».

Pero tampoco considera que los republicanos puedan erigirse en medio de esta crisis como el faro moral. «Veo a los republicanos llamando a los demócratas a que se vayan tratando de construir un caso sobre por qué ellos deberían controlar el estado. Y no creo que esa sea necesariamente la respuesta correcta (a esta crisis). Tenemos muchísimos ejemplos de líderes republicanos que han hecho cosas así o peores (en tono racista)», señala a Univision Noticias.

Respecto a las acusaciones de abuso sexual, los demócratas tienen un precedente cercano de intransigencia en el caso de las acusaciones contra el ahora magistrado de la Corte Suprema, Brett Kavannaugh, que los fuerza moralmente a tomar posición en el caso de Fai rfax.

Si finalmente la presión no llevará a Northam a la renuncia, la opción de un juicio político es poco probable debido a que las ofensas fueron antes de que llegara a su cargo. Por lo que, si se queda, el primer problema será reconstruir su reputación.

Lo siguiente será ver como representa a Virginia siendo un político tóxico con el que pocos legisladores y líderes querrán reunirse y cómo gobernará en un estado en el que su propio partido le ha quitado el apoyo.

 

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