La ruleta de los asilos en EEUU: vidas en manos de la ideología del juez que toque

La probabilidad de que una solicitud de asilo sea rechazada o aceptada depende muchísimo, y cada vez más, del juez que la analice.  Cuando un juez niega asilo a un inmigrante que de forma legítima requiere esa protección, puede estar condenándolo a muerte. Ricardo Weibezahn  Pedro Miranda fue juez de migración en Miami por 19 años. Hoy, fuera de la corte y desde la práctica legal privada, cuenta que rutinariamente, en su oficina de Hollywood, Florida, le hace una pregunta a sus clientes que enfrentan la deportación y buscan asilo en EEUU: “¿Quién es tu juez?”. “Cuando me dicen cuál es su juez, yo sé, dentro de ciertos parámetros, si será un caso difícil, si es un juez más tolerante o no”, cuenta Miranda. La abogada Rasha Qumsiyeh, de Fort Lauderdale, Florida, especializada en temas migratorios, hace la misma pregunta a quienes buscan sus servicios. Y tiene una explicación similar a la de Miranda. “Según el juez, sabemos que si le damos una teoría legal viable va a aprobar el caso y cuál tipo de evidencia necesitamos”, explica.

La clave es el juez

La percepción de estos abogados tiene evidencia que la respalda. En EEUU, la aprobación de una solicitud de asilo depende cada vez más de la discrecionalidad del juez que lleva el caso y es influenciada por intereses económicos y políticos del país, más allá de las amenazas que vive el inmigrante o las leyes que lo respaldan, según lo evidencia una investigación de Univision Noticias. El juez que le toca a un inmigrante se asigna por azar. Se trata de un ruleta potencialmente mortal, pues cuando un juez niega asilo a un inmigrante que de forma legítima requiere esa protección, puede estar condenándolo a muerte. Los datos disponibles y múltiples estudios evidencian el impacto de la ideología del juez en las sentencias. Existen grandes y crecientes brechas entre el porcentaje de solicitudes de asilo que el juez más estricto y el más benigno de una misma corte de inmigración otorgan, pese a que los casos se les asignan de forma aleatoria. Si a los jueces de inmigración se les asignan las solicitudes de asilo de forma aleatoria, la mezcla de casos que recibe cada uno debería ser similar, y por tanto, también debiera serlo la tasa de rechazos de cada juez. Sin embargo, en la realidad esa cifra es dramáticamente distinta y la distancia entre sus decisiones no deja de crecer. La diferencia promedio entre los jueces con mayor porcentaje de asilos rechazados y quienes niegan menos era de 44 puntos porcentuales al 2010, y creció hasta 56 puntos para el 2016, según datos de TRAC Immigration, la organización que denunció esta tendencia por primera vez en el 2004. Ese incremento sugiere que, cada vez más a menudo, las sentencias de los jueces migratorios sobre asilos dependen más de su ideología que de los hechos. Por ejemplo, en la corte de migración de Miami, el juez Teófilo Chapa denegó el 85% de las solicitudes de asilo que resolvió entre 2011 y 2016. Chapa es el magistrado con el porcentaje más alto de rechazo en esa corte, mientras en el extremo más bajo su colega Bruce Solow solamente rechazó la mitad (51%) de los casos que vio, según datos de TRAC Immigration que analizó Univision Noticias. Esa diferencia de 33 puntos en Miami es moderada si se compara con la de jueces en la corte de Los Ángeles (75 puntos) o en las cortes de Newark, Nueva Jersey, y San Francisco, California (82 puntos en ambas). Esta situación ha generado muchas críticas, incluso de la Comisión Federal de Libertad Religiosa de EEUU que en 2008 advirtió que «el resultado de los casos de quienes buscan asilo parece depender, en buena medida, del azar; específicamente, del juez de migración a quien se le asigna el caso”. En el 2005 el entonces Fiscal General, Alberto Gonzales, minimizó las disparidades mostradas por TRAC Immigration, aunque aceptó que «algunos jueces pueden ser descritos como temperamentales o hasta abusivos y su trabajo debe mejorar». Ese mismo año, el juez de la Corte de Apelaciones del Séptimo Circuito de Chicago y reconocido profesor en la Universidad de Chicago, Richard Posner, emitió un fallo contundente en el que consideró que el problema de discrecionalidad de los jueces era sistemático en las cortes de inmigración y no se limitaba a algunos magistrados, como lo sugirió Alberto Gonzales. «(El análisis del TRAC Immigration) provee evidencia poderosa de que el problema de las cortes migratorias va mucho más allá de unas pocas manzanas podridas –los jueces individualmente criticados por el Fiscal General Gonzales–. El examen caso por caso parece documentar un problema más grande: viejas, sistemáticas y amplias debilidades en la operación y gestión de estas cortes», señaló Posner al resolver el caso de una inmigrante china a quien le habían denegado el asilo injustamente. El Departamento de Justicia dice que ha dado capacitación a sus jueces y tomado ciertas medidas para aumentar el conocimiento legal de los inmigrantes, según un reporte de la U.S. Government Accountability Office del 2016. En la última década, se resolvieron 327,569, de los cuales el 40% fueron denegados, según datos del TRAC Immigration.

¿Por qué este fenómeno es un problema?

Pese a las denuncias y los cambios que el Departamento de Justicia dice haber hecho, este fenómeno empeoró en los últimos seis años. La diferencia promedio entre los jueces que más rechazan asilos y los que menos aumentó casi un tercio, hasta 56 puntos, según un informe del 2016.

Aumenta la discrecionalidad de los jueces

En los últimos 6 años, la diferencia promedio entre el porcentaje máximo de asilos rechazados y el mínimo, en cada corte, creció 27%. Es decir, el criterio del juez, y no las leyes, cada vez tienen más peso en los veredictos. El asilo es un recurso legal de protección humanitaria que ofrecen muchas naciones, entre ellas EEUU, para personas que huyeron de su país por amenazas a su integridad física. Cuando un juez niega el asilo a un inmigrante que de forma legítima requiere esa protección, puede estar condenándolo a muerte, pues la persona debe regresar a su país y enfrentar la amenazas de las que huye, explicó a Univision Noticias la jueza Dana Leigh Marks de San Francisco, California, presidenta de la Asociación Nacional de Jueces de Migración desde hace tres décadas. Tal situación de peligro la ejemplifica Gladys Rivas, una mujer salvadoreña que entró ilegalmente a EEUU huyendo de su pareja, un pandillero convicto que la forzaba a tener relaciones sexuales en prisión. «Me amenazaba con matar a nuestros hijos», contó Rivas a Univision Noticias. Por ese motivo solicitó asilo y ganó el caso en mayo del 2017. En el siguiente video puede escuchar a Rivas narrando su historia. El Centro de Estudios de Género y Refugio, de la Universidad de California Hastings College of Law, lleva registro de varios de esos casos, que revelan el drama de las personas que piden asilo: mujeres de Etiopía, Kenia y Uganda que escapan de la mutilación genital femenina y el matrimonio forzado; madres centroamericanas que dejan hogares violentos y buscan proteger a sus hijos de las pandillas, y adolescentes de Albania rescatadas de redes de prostitución y tráfico sexual.

El aumento de la discrecionalidad de los jueces migratorios ocurre en un momento muy complicado para los inmigrantes. El presidente Donald Trump busca frenar a toda costa la entrada de inmigrantes al país, y cada vez hay más casos acumulados en las cortes (una cifra récord que supera los 600,000), lo cual impide que los jueces puedan estudiar con calma cada expediente. También hay claros indicios de que el sistema de asilo está desnaturalizado. Diversas investigaciones demuestran en la decisión de otorgar o no un asilo intervienen muchos otros factores, más allá de la situación humanitaria, tales como los intereses económicos, diplomáticos y de seguridad del gobierno estadounidense. “De hecho, los intereses nacionales parecen importar más que las preocupaciones legales, como las necesidades humanitarias de los aplicantes”, concluyeron en 2009 las investigadoras de la Universidad de Texas en Dallas Linda Camp Keith y Jennifer S. Holmes. Un estudio sobre los factores determinantes del otorgamiento de asilos, publicado por Marc R. Rosenblum y Idean Salehyan, establece, por ejemplo, que los inmigrantes salvadoreños y guatemaltecos tienen un tasa de aceptación de asilos de apenas 1% a 2%. Según los investigadores, la tasa es tan baja porque EEUU ha apoyado a los gobiernos de ambas naciones, por lo cual sería contradictorio que el gobierno estadounidense concediera asilo a sus ciudadanos.

Cortes migratorias saturadas

En julio del 2017 se registró la mayor cantidad de casos pendientes en la cortes migratorias desde que se tiene registro (1998).

¿Por qué pasa esto?

Para la jueza de migración en San Francisco, Dana Leigh Marks, pese a los recurrentes estudios y críticas al sistema por parte de jueces y expertos, no es tan claro a qué responden las disparidades. «Ningún otro grupo de jueces ha sido estudiado con tanto cuidado. Pero no sabemos si las disparidades pasan por la naturaleza humana o si hay algo fundamentalmente equivocado en los cálculos», considera Marks.

«Estos casos son como un rompecabezas de 1,000 piezas. Los jueces podemos tener suficientes piezas y podemos ver la imagen y decir que el asilo debe otorgarse. Otras veces puede faltar una pieza y bajo la la ley no se puede dar el asilo», agregó para explicar la complejidad de los casos que enfrentan sus colegas.

Estos son algunos casos reales de personas que pidieron asilo

Violación, mutilación genital femenina

Eritrea

La solicitante era miembro del Frente Popular de Liberación de Eritrea (EPLF). En 1982, fue detenida por el gobierno etíope. Fue colocada con otras 30 mujeres en una pequeña celda construida para 5 personas. Estuvo encarcelada durante año y medio. Fue golpeada y azotada. En otra ocasión, mientras un guardia vigilaba, fue golpeada y violada. Intentó suicidarse. A edad temprana fue sometida a la mutilación genital femenina (MGF). Es probable que su hija sea sometida a la MGF si regresa a Eritrea.

Denegado

Crímenes de honor, violencia

Pakistán

La Junta de Apelaciones de Inmigración confirmó el rechazo del asilo por parte del Juez de Inmigración, la suspensión de la deportación y el alivio por la Convención en Contra de la Tortura (CAT). El caso involucró a una pareja de Pakistán que sufrió persecución porque su matrimonio no era aprobado por la familia de la esposa, ya que provienen de diferentes tribus. La familia de la esposa amenazó sus vidas. El juez negó el asilo por el hecho de que la pareja no sufriría persecución «en el marco de la ley de EEUU».

Denegado

Violencia de pandillas

Honduras

Un juez de inmigración de Nueva York negó la suspensión de la deportación y el alivio por la Convención en Contra de la Tortura (CAT) a un hombre hondureño. El hombre había sido deportado de los Estados Unidos en 2004. Cuando regresó a Honduras, los miembros de La Mara 18 comenzaron a acosarlo. Una vez, la pandilla apareció con machetes en la casa de su madre, en busca de él.

Pendiente

Violencia doméstica, matrimonio forzado

México

Un juez de inmigración en York, Pennsylvania negó asilo a una mujer mexicana. Su esposo era miembro del cartel Los Caballeros Templarios. Durante más de 20 años, él la golpeó y violó. El juez rechazó la evaluación psicológica de la mujer, que demostró que sufre de PTSD grave, porque no pudo presentar evidencia, como cartas de apoyo de su familia. El juez la encontró no creíble porque algunos casos de abuso no estaban documentados en su declaración.

Denegado

Abuso infantil, violencia de pandillas

El Salvador

El solicitante es un menor salvadoreño no acompañado que cooperó con la policía en una operación encubierta, que resultó en el arresto de un miembro de la pandilla Barrio 18, y fue citado para testificar en el juicio penal contra el pandillero arrestado. El solicitante teme que la pandilla le haga daño o lo mate si regresa porque él ayudó a la policía con el arresto del pandillero.

Aprobado

Violencia doméstica, mutilación genital femenina

Kenia

El 10 de octubre de 2006, un oficial de asilo concedió el asilo a una mujer keniana que huyó a Estados Unidos con sus hijas por temor a ser víctimas de la mutilación genital femenina (MGF). Había sido sometida a violencia doméstica y violación marital debido a su resistencia a la mutilación genital femenina (MGF).

Aprobado

Violencia doméstica, tráfico sexual

Guatemala

El juez concedió el asilo el 3 de marzo de 2006. La solicitante era una menor no acompañada de Guatemala, que huyó a México de un hogar abusivo (su padre abusó de ella, su madre y su hermana). En México, intentó obtener trabajo como criada y fue forzada a prostituirse durante dos semanas. Ella huyó del motel en el que estaba trabajando y se dirigió a los Estados Unidos, donde buscó asilo.

Aprobado

Violencia de pandillas, tráfico sexual

Lituania

El juez de inmigración concedió el asilo el 15 de diciembre de 2005. La solicitante fue violada y forzada a la prostitución por una pandilla local. Cuando trató de obtener ayuda de la policía supo que eran amigos de los miembros de la pandilla. Cuando trató de escapar a otro pueblo, la localizaron y fue obligada a volver a la prostitución.

Aprobado

Fuente: Centro para Estudios de Género y Refugiados

Univision Noticias quiso hablar con los jueces de Miami para que explicasen sus resultados y la diferencia entre unos y otros. Pero es imposible hacerlo, pues los funcionarios tiene prohibido brindar declaraciones a la prensa.

Sin embargo, sí fue posible entrevistar a dos jueces retirados de esa corte: Mahlon Hanson, quien era el juez con el mayor porcentaje de asilos rechazados antes de su jubilación en 2010; y Pedro Miranda, de origen puertorriqueño, que tenía la menor tasa de casos denegados (45.2%), y es el mismo abogado que le pregunta a sus clientes ¿Y quién es tu juez?”.

Hanson, que trabajó 23 años como juez, podría considerarse un ‘purista’. Cuando se le consultó vía telefónica por qué existe esa brecha entre él y Miranda, descartó que se debiera a criterios personales o ideológicos.

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“No hay discreción individual cuando un juez decide sobre un asilo. Por supuesto que hacemos juicios de valor, valoramos la credibilidad, pero aplicamos la ley, ojalá, de forma consistente”, respondió.

Además, explicó que la decisión de los jueces debe ir justificada. “Debemos esquematizar los hechos, la ley aplicable y cómo la aplicamos, así como justificar nuestras valoraciones de credibilidad en términos de evidencia y si es creíble dadas las condiciones del país de origen”.

¿Entonces por qué hay diferencias?, le preguntamos.

“Las diferencias no se deben al criterio personal del juez, sino a cómo se aplica la ley”, dijo.

Ideología y circunstancias personales

Los jueces que entrevistamos tienen algo en común: ambos fueron fiscales del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), la agencia de asuntos migratorios del Departamento de Justicia que fue reemplazada en 2003 por el Departamento de Seguridad Nacional. Es decir, antes de ser jueces, ellos acusaban a los inmigrantes que inclumplían la ley para que fueran deportados. Pero sus cifras de rechazo de asilos son tan diferentes como sus posiciones ideológicas, y distintas también son sus actividades luego de que se jubilaron. Mientras Hanson sostiene que el criterio personal no incide, para Miranda es evidente que las diferencias en los resultados responden a la valoración ideológica de los jueces y al uso de su discrecionalidad.  “Obviamente la diferencia está en el elemento humano. Tiene que haber una diferencia en la percepción del juez y cuán estricto es con la evidencia y la evaluación de los casos”, opina Miranda. “Es muy difícil controlar los resultados y evitar disparidad. Obviamente hay educación y cursos que pueden dar a los jueces, pero el resultado de un caso de asilo sigue siendo una determinación personal”, agrega. Hanson, quien no habla español, hoy es miembro de la junta directiva del Immigration Reform Law Institute, una organización cuyo objetivo es “defender los derechos e intereses del pueblo americano de los efectos negativos y predatorios de inmigración ilegal y la inmigración legal mal gobernada”. Hanson fue parte de una controversia después de que los editores de una revista legal le impidieran usar del término “illegal alien” (inmigrante ilegal) en un artículo del cual es coautor y le sugirieron cambiar las palabras por “undocumented immigrant” (inmigrante indocumentado). Para el exjuez Hanson, los estatutos y normas vigentes utilizan el término “illegal alien”, por lo que jurídicamente se puede utilizar. Hanson aceptó publicar el texto sin el término “illegal alien” pero no lo sustituyó por “undocumented immigrant” porque, según él, es incorrecto. Se le preguntó sobre sus simpatías políticas, pero no respondió. En su lugar, por correo electrónico enfatizó en que “las perspectivas políticas y personales de un juez de migración son irrelevantes en la manera en que lleva sus audiencias y hace adjudicaciones en un caso migratorio”. Hanson cree que por el momento el gobierno de Donald Trump viene ejecutando políticas migratorias apropiadas; mientras Miranda, en el otro lado del espectro, las rechaza por completo. “Es equivocado, es funesto para la gente que de verdad está huyendo de circunstancias difíciles, situaciones peligrosas”, advirtió el juez de origen hispano. Pedro Miranda, puertorriqueño, tenía la menor tasa de casos denegados (45.2%) del 2009 al 2014 en Miami, donde fue juez de migración por 19 años. Él es al abogado que, desde su firma privada, le pregunta a sus clientes: «¿y quién es tu juez?”. David Maris  El puertorriqueño acepta sin problemas que gran parte de la variación en los resultados puede estar explicada en la rigurosidad de cada juez al exigir prueba de riesgo de quienes solicitan un asilo. “Yo no era tan estricto con la evidencia para confirmar lo que me decían. Pero si llega alguien más estricto, puede exigir otro tipo de prueba. Hay jueces que piden más, y si no tienen cierto tipo de prueba, ellos no ven el caso con buenos ojos”, explicó Miranda. También le consultó a Miranda sobre a quien apoyó en las últimas elecciones presidenciales. Su respuesta podría explicarse sola: “¡Ah, caramba! Yo no quisiera revelar eso, pero pienso que con un poquito de pensamiento cualquiera se daría cuenta”. Estos dos jueces son un ejemplo a favor de la idea de que la perspectiva personal de cada juez sí tiene mucho peso en el destino de las personas que solicitan asilo. Así, el juez determina, en gran medida, el resultado de esa solicitud.

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