Melania de negro, contrasta con blanco de las demócratas
El traje negro de Melania frente al blanco de las demócratas: lo que hay detrás del color de los vestidos Mientras congresistas demócratas eligieron vestir de blanco para invocar los movimiento sufragistas y los derechos de las mujeres, Melania Trump escogió un conservador traje negro del diseñador Michael Kors que, además de oponerse a la resistencia de estas mujeres, es ‘made in EEUU’ como reivindica su marido. Se anunció a viva voz ante el Congreso que era el momento de que la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, hiciera su primera aparición dentro del reciento del Capitolio. Entre aplausos sostenidos, la esposa del presidente cuya ausencia en la Casa Blanca se ha sentido en este primer mes de gobierno, apareció por la puerta de madera sonriendo apenas lo suficiente para corresponder a la calurosa bienvenida. Su emoción -tal como su vestido- parecía compacta, contenida, encarnando la mejor y constante descripción que ha hecho de ella su marido: “una verdadera roca”. Su esperada aparición, una de las más emblemáticas para las primeras damas por su significado político, la hizo de mano de un vestido sastre negro de la colección primavera 2017 de Michael Kors, un traje de amplio cinturón, solapa y brillo, mucho brillo. Quizás más brillo que el que alguna vez albergó el magno recinto. Durante los ocho años de mandato de Barack Obama, cada traje que usó Michelle Obama fue leído como un eco de lo que su esposo exponía ante sus privilegiados testigos. Así, si se pudo decir en su momento que el vestido amarillo que diseñó el cubanoestadounidense Narciso Rodríguez para la última aparición de Michelle Obama en el Discurso de los Estados de la Unión fue un voto de optimismo, el vestido negro de Melania Trump habla de otra cosa: de conservadurismo, claro, pero también de eso que su marido dijo con tanto ahínco: “Compre en Estados Unidos, Contrate en Estados Unidos”. Sus palabras habrían entrado en contradicción si, como acostumbra su mujer, para la ocasión hubiera llevado alguno de esos caros diseñadores europeos. Por el contrario, y estratégicamente eligió a uno de los más emblemáticos diseñadores estadounidenses, Michael Kors. Su vestido hablaba, sin embargo, también de otra cosa. Era, consciente o inconscientemente – con la ropa de Melania nunca se sabe – una absoluta oposición a ese grupo de mujeres demócratas que se propusieron llenar el Congreso vestidas todas de blanco, sí, recordando los movimientos sufragistas que se uniformaron de ese color para conseguir el más grande y fundamental de los derechos, el del voto, el derecho a hablar y a elegir. Si el blanco esta noche significaba el color de la resistencia, Melania encarnó con su traje negro una absoluta oposición y dejó claro que ella no será la cara amable ni blanda del gobierno del presidente. Así, acompañada de Jessica Davis, Susan Oliver and Jamiel Shaw, mujeres cuyos maridos fueron asesinados por inmigrantes indocumentados, Melania Trump recibió el beneplácito de su marido y entre trajes parcos y sastres oscuros, con su vestido, además, desafió el protocolo tradicional desapegándose de la solemnidad del evento y acercando el discurso a una gala de moda.