Por culpa de una medicina se convirtió en “sangre azul”

La respuesta corta es que se le fue la mano con un popular analgésico llamado benzocaína, que se aplicó en las encías para aliviar un dolor dental. Al otro día amaneció con excesivo malestar y la tonalidad de la piel completamente alterada. Por suerte los médicos supieron reconocer esta afección que puede surgir inesperadamente como reacción a varios antibióticos, medicamentos y químicos.

La sangre de la mujer estaba completamente azul. Paradójicamente el tratamiento consistió en darle azul de metileno vía intravenosa.

Una mujer de 25 años se presentó en la sala de emergencias de un hospital de Rhode Island por tener la sangre –y toda la piel– azul. Y no, su historia no tiene nada que ver con la realeza. “Estoy débil y azul”, dijo al médico tratante Otis Warren, quien relató lo ocurrido en una presentación del caso en la publicación New England Journal of Medicine. La paciente había usado benzocaína, un anestésico tópico para el dolor de dientes la noche anterior. Estaba cianótica, un término médico que describe la tonalidad azul que adquiere la piel debido a una insuficiencia en la oxigenación de la sangre. En su caso, los niveles de oxígeno –aunque bajos en 88%– no eran tan escasos como para explicar su apariencia. Tampoco presentaba dificultad respiratoria. Fue ahí cuando Warren y sus colegas identificaron el problema: metahemoglobinemia, un trastorno sanguíneo en el que se produce una cantidad anormal de una forma de hemoglobina que lleva este nombre.

“El color de la piel te queda grabado en la mente”

Con la metahemoglobinemia, la sangre puede transportar el oxígeno, pero es incapaz de liberarlo de manera efectiva a los tejidos corporales. De no ser tratada a tiempo, puede ser letal. Ya Warren la había visto antes en un paciente que había sido tratado con antibióticos. “El color de la piel era exactamente el mismo y cuando lo ves una vez, ya que te queda grabado en la mente”, dijo a NBC News. La paciente no había tomado antibiótico sino aplicado en la encía benzocaína, un anestésico local de venta libre que se usa para aliviar el dolor de dientes. El mismo que por el cual la Administración de Alimentos y Medicamentos emitió una recomendación el año pasado en la que insta a no usarlo ni mercadearlo para menores de 2 años, a quienes solía prescribirse con frecuencia en forma de gel durante la dentición. La metahemoglobinemia puede ocurrir por exposición a varios medicamentos o químicos como nitrobenceno, nitritos (aditivos), lidocaína o dapsona y cloroquina (antibióticos), entre otros. Se presenta de forma impredecible y no necesariamente por consumir estas sustancias necesariamente en altas dosis (aunque eso fue lo que hizo la paciente de Rhode Island).

Los síntomas pueden incluir dolor de cabeza, mareo, fatiga, falta de aliento, náuseas, vómitos, latidos cardíacos rápidos, pérdida de coordinación muscular y piel de color azul. Un joven de 16 años la desarrolló después de que le aplicaran hidrocloruro 3% como anestésico durante una extracción dental, se lee en otro caso clínico publicado en 2001. Por suerte, si se detecta oportunamente la metahemoglobinemia es curable. Paradójicamente el tratamiento consiste en aplicar azul de metileno, lo que dieron a la mujer en cuestión vía intravenosa en dos dosis. En cuestión de minutos se sintió mejor.

Una descendencia de sangre azul

La metahemoglobinemia también puede ser una rara afección hereditaria en el que hay una deficiencia de la encima NADH. Es el caso de los descendientes de Martin Fugate, emigrante francés que en 1820 llegó a Kentucky donde ganó fama por el tono azul de su complexión. Cuatro de sus 7 hijos tuvieron piel azulada, algo que se ha seguido transmitiendo de generación en generación desde entonces, relata un caso de estudio publicado en la revista médica JAMA.

 

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