Que piensa hacer EEUU con la amenaza de Corea del Norte
Trump habla de las «muy severas consecuencias» que enfrenta Corea del Norte: estas son las opciones que tiene .Con la prueba de un misil balístico intercontinental el pasado 4 de julio, Corea del Norte representa más que una amenaza para EEUU, ya que por primera vez sería capaz de atacar territorio estadounidense. de las opciones militares que tiene, todas son malas, según dicen expertos. Trump hizo la nueva advertencia en Polonia, previo a la Cumbre del G-20. AP El presidente Donald Trump advirtió este jueves que Corea del Norte podría enfrentar «algunas muy severas consecuencias» tras la prueba con un misil balístico el pasado 4 de julio -que según expertos- se trata del primer lanzamiento de un modelo intercontinental que podría llegar a Alaska, con lo que por primera vez existe una certeza de que el régimen de Pyongyang es capaz de atacar territorio continental de Estados Unidos con un arma nuclear. Aunque Trump no dio detalles de qué opciones maneja, en las últimas semanas ha dejado claro qué caminos no está dispuesto a seguir para intentar detener la carrera atómica del régimen de Kim Jong Un. Específicamente, el gobierno republicano ha dicho en las últimas semanas que no está dispuesto a continuar con la política de «paciencia estratégica» que persiguió Barack Obama y a esto el secretario de Estado, Rex Tillerson, ha agregado que «todas las opciones están sobre la mesa». El cambio de tono de la administración Trump ocurre en momentos en que China, Rusia y EEUU no se ponen de acuerdo en torno a qué sanciones aplicar al régimen norcoreano. Especialmente, China no ha decidido dar pasos más concretos con el fin de estrangular económicamente al régimen de Pyongyang, que depende en gran medida de lo que exporta a ese país. Por ello, el anuncio eventual de nuevas sanciones desde el Consejo de Seguridad de la ONU no tendrá ningún efecto a no ser que China las apoye, ya que Pekín es el oxígeno financiero de Kim Jong Un. De igual forma Rusia ha rechazado sanciones adicionales. Ambos países consideran estratégica la existencia de Corea del Norte, una especie de tapón ideológico y político frente a Corea del Sur, la gran economía de la zona. Más allá de la dura retórica de Washington, desde el punto de vista práctico EEUU se ha limitado a movilizar su sistema antimisiles THAAD en Corea del Sur, muy cerca de la frontera con su vecino del norte. Además, dos grupos de batalla encabezados por los portaaviones USS Carl Vinson y USS Ronald Reagan estuvieron realizando ejercicios militares con Japón en aguas cercanas a la Península de Corea. Y esta semana, EEUU y Corea del Sur realizaron un simulacro de guerra con el lanzamiento de misiles como reacción a la prueba norcoreana. En el corto plazo a Trump le queda reunirse con sus colegas Xi Jinping y Vladimir Putin en el marco de la Cumbre del G-20 en Alemania, si es que en ese marco hay terreno para opciones nuevas. Pero más allá de la «muy, muy mala conducta» de Corea del Norte, una afirmación de Trump, lo único concreto desde el punto de vista diplomático ha sido las críticas a China y Rusia de la embajadora de EEUU en la ONU, Nikki Haley, que acusó a Moscú y a Pekín de tenderle la mano a Kim Jong Un. Esto deja a Estados Unidos solo y más cerca de considerar el uso de la fuerza, una opción sumamente peligrosa. «Una de nuestras capacidades está en nuestras considerables fuerzas militares», dijo Haley. «Las usaremos si hay que hacerlo, pero no preferimos ir en esa dirección». Y es que un ataque preventivo a instalaciones nucleares o de misiles balísticos en territorio norcoreano provocaría una reacción de consecuencias impredecibles y la posibilidad más obvia es que el régimen de Kim Jong Un ataque con todo su poderío de artillería a Seúl, la capital de Corea del Sur, a pocas millas de la frontera y donde estarían en peligro las vidas de un poco más de 10 millones de personas. Tal como lo dijo el secretario de Defensa Jim Mattis, si Corea del Norte usa su artillería desplegada en toda la frontera con Corea del Sur, «probablemente sería la peor guerra en la vida de muchas personas».
Un misil que alcanzaría Alaska
Según un cálculo de un grupo de científicos enfocados en seguridad global, el proyectil no tiene la capacidad para llegar al continente estadounidense o a Hawaii, pero sí Alaska. Estados Unidos nunca ha llevado a cabo un ataque preventivo para poner fin al poderío nuclear de alguna nación. Lo más cerca que estuvo fue en 1994 durante el gobierno de Bill Clinton, cuando el secretario de Defensa, William Perry, consideró un ataque quirúrgico a un reactor nuclear norcoreano. En teoría,ahora estaría más que justificado ante el hecho de que Corea del Norte ya posee una decena de bombas atómicas, quizás más. Aún así, la caja de pandora que abriría esto sería de dimensiones catastróficas, incluso si se trata de una guerra convencional sin armas atómicas. Las dos Coreas nunca alcanzaron una paz definitiva tras la guerra que terminó en 1953 y la relativa armonía entre los dos países depende de un débil armisticio. Solo en 2017, Corea del Norte ha llevado a cabo 11 pruebas de misiles balísticos, algunos de ellos de mediano alcance, lo que significa que ya podría atacar territorio de Japón, donde existen bases militares estadounidenses. Pero con el que realizó el 4 de julio, el régimen norcoreano ya representa una amenaza para territorio continental de EEUU si se parte del hecho de que se trató de un misil balístico intercontinental. Trump insistió esta semana que «algo hay que hacer» para detener a Corea del Norte, pero más allá de las sanciones económicas, las opciones son bastante malas, según la opinión de innumerables expertos. El consenso es que antes de cualquier ataque, los esfuerzos deben seguir en el terreno de la negociación y asumir que el régimen de Kim Jong Un ya es una potencia nuclear con la que hay que lidiar. Detener una guerra después de haber comenzado sería -aplicando el sentido común- más cuesta arriba.