Trump y Macron juntos en el Día Nacional de Francia

El presidente francés y el estadounidense se han enfrentado públicamente, pero los asesores de la Casa Blanca insisten en que hay «química» entre ambos líderes. La visita de Trump a París en el Día de la Bastilla es un honor inédito desde 1989. El presidente francés Emmanuel Macron recibe a Donald Trump en el Elíseo este jueves para reuniones durante toda la tarde y una cena en la Torre Eiffel. Este viernes Trump asiste al desfile de la fiesta nacional francesa: la invitación al Día de la Bastilla es un honor que no había tenido ningún presidente de Estados Unidos desde 1989. Trump y Macron son polos opuestos en muchos sentidos. Trump es la persona más anciana que ha llegado a presidente, está casado con una mujer 24 años más joven que él, ascendió en parte gracias a la ultraderecha del país y defiende una agenda proteccionista y contraria a la inmigración. Macron es el presidente más joven de la República francesa, está casado con una mujer 14 años mayor que él, subió al poder por su mensaje contra los ultras y aboga por el libre comercio y la acogida de refugiados. A la vez, se ha empezado a desarrollar una peculiar relación entre ambos líderes y Trump tiene una actitud variable sobre el presidente francés.

La química

En su primer encuentro, Macron presumió de haberle apretado a Trump la mano muy fuerte para demostrarle su liderazgo en lo que el presidente francés llamó “momento de la verdad”. El presidente de Estados Unidos se lo tomó a broma y en la siguiente cita se encargó de estrujarle la mano al francés. Pero cuando retiró a Estados Unidos del acuerdo de París, Trump comentó que una de los efectos colaterales que más le gustaba era fastidiar a los europeos, en particular a Macron, según contaron varios asesores de la Casa Blanca al New York Times y a Politico. Pero, a la vez, Trump parece sentir cierta fascinación por un político que viene del sector privado y que ha ascendido de manera sorprendente. Ahora Macron ha invitado a Trump a la ceremonia más sagrada para Francia, el desfile del Día de la Bastilla, que presenciará el presidente de Estados Unidos este viernes. La visita está llena de símbolos. Tras las reuniones durante toda la tarde, Macron y su esposa han invitado a la pareja Trump a cenar en el restaurante de la Torre Eiffel, Jules Verne, que tiene una estrella Michelin. Y la Casa Blanca parece estar agradecida. “Macron es un tipo innovador y carismático que está intentando hacer las cosas de manera diferente en Francia y su partido político no existía hace un par de años. En este sentido es pionero”, explicaba en un briefing antes del viaje un asesor del presidente. Según él, hay “química” entre Trump y Macron. “Creo que ambos tienen en común algunas cosas en su experiencia”.

La conveniencia

Vista la mala relación con la canciller de Alemania Angela Merkel, Trump puede estar interesado en fomentar algún punto más de contacto con Macron. Pero el presidente francés tiene más que perder en la relación por la impopularidad del mandatario estadounidense en Francia. Apenas el 14% de los ciudadanos franceses tienen confianza en el liderazgo de Trump, según una encuesta global del Pew Research Center. Al final del segundo mandato del presidente Obama, era el 84%. De hecho, Macron ha tenido que explicar que la invitación no es tanto a Trump como a su país por el centenario de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Este año, en el desfile, además de los soldados franceses de todos los lugares del país, también habrá militares estadounidenses, y serán justamente de la unidad de infantería que fue enviada a Francia en 1917. Trump disfruta de la pompa y de los símbolos que le hacen sentir el peso de su cargo. Y la invitación es un honor especial. La última vez que asistió un presidente de Estados Unidos al desfile fue en 1989, cuando George H.W. Bush participó como parte de los festejos del bicentenario de la revolución francesa.

¿Trampa?

El honor puede llegar, eso sí, con trampa, especialmente en la rueda de prensa que ambos líderes darán juntos después de su reunión este jueves. A finales de mayo, Macron no dudó en criticar al presidente de Rusia Vladimir Putin durante la rueda de prensa con él, por los intentos de interferencia rusa en sus elecciones o por la persecución de los gays en Chechenia. El presidente francés también ha sido explícito en privado y en público en sus críticas a Trump. “No cederé nada en la dirección de aquellos que están empujando en contra del multilateralismo”, dijo Macron tras l a reunión del G-20 en la que Estados Unidos se opuso a los demás en la lucha contra el cambio climático y la defensa del libre comercio. “Necesitamos las organizaciones que creamos después de la Segunda Guerra Mundial. De otra manera, acabaremos cayendo de nuevo en el nacionalismo estrecho de miras”.

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