Un parásito tiene en alerta a las autoridades en Hawaii
Ya van seis casos reportados de angiostrongiliasis, enfermedad conocida como ‘rat lungworm disease’ en inglés, que se transmite a los humanos a través de los caracoles. Seis casos de una extraña enfermedad llamada angiostrongiliasis, mejor conocida como ‘rat lungworm disea se’ en inglés y la ‘enfermedad del gusano pulmonar de las ratas’ en español, ha disparado las alarmas en Hawaii: tres ya fueron confirmados y podría haber un séptimo sospechoso de serlo, informó a AP, Lorrin Pang, funcionaria del Distrito de Salud de Maui. Durante los últimos 20 años, sólo se habían reportado dos casos de angiostrongiliasis en la isla, por lo que este repunte ha conmocionado a la comunidad. El parásito que la causa (Angiostrongylus cantonensis) afecta el cerebro y la columna vertebral. Como su nombre sugiere, proviene de las ratas. Sin embargo, éstas no lo pasan a los humanos, sino que transmiten las larvas en sus heces, y de ahí contagian a los caracoles o babosas que, al ser ingeridos intencional o accidentalmente, infectan a las personas. La transmisión del parásito también puede ocurrir cuando alguien ingiere cangrejos o camarones infectados, aunque esto es menos probable, indican los CDC. El pescado no es foco de contaminación. La mayor cantidad de infecciones por Angiostrongylus cantonensis se han registrado en Asia y las islas del Pacífico, seguidas del Caribe y África. En Estados Unidos ha sido documentada en California, Alabama, Louisiana y Florida. El periodo de incubación oscila entre un día y seis semanas. A veces la persona puede permanecer asintomática, pero la infección también puede causar un tipo de meningitis llamada meningoencefalitis eosinofílica, que genera una inflamación de la membrana que cubre la columna vertebral y del cerebro. Los síntomas son: dolores de cabeza, rigidez en el cuello, náuseas, dolor abdominal, vómitos y fiebre (especialmente en niños). Incluso puede haber una parálisis temporal del rostro y sensibilidad a la luz. La angiostrongiliasis dura entre dos meses y dos semanas y no se contagia de persona a persona. Habitualmente no hace falta tomar antibióticos porque el parásito a la larga morirá por sí solo. El tratamiento consiste en aminorar los síntomas y reducir la reacción del cuerpo al parásito. Se han documentado algunas muertes, aunque no es lo común. Para evitar el contagio, no ingieras caracoles, camarones o cangrejos crudos, y al manipularlos, lava bien tus manos. Recuerda siempre lavar bien las ensaladas y no la consumir vegetales crudos.
Angiostrongiliasis
La angiostrongiliasis es una zoonosis emergente, de difícil diagnóstico y prevención, producida por un nematode del género Angiostrongylus. La fase infectiva para el ser humano es la tercera fase larvaria (L3) que se desarrolla en gasterópodos terrestres. La transmisión al hombre es por su consumo crudo, por contaminación de agua o alimentos con ellos o sus mucosidades o por manipulación de los moluscos o de vegetales.
Ciclo de vida
- El ciclo de vida es heteroxeno obligado.
- El humano es un hospedador accidental sin salida.
- Los hospedadores definitivos, suelen ser roedores generalmente, aunque también pueden ser cánidos, y otros animales. En ellos A. costarecensis llega al estado adulto en las arterias mesentéricas, y A. cantonensis en las arterias pulmonares.
- Los hospedadores intermediarios son caracoles y babosas terrestres, que ingieren las heces de los hospedadores definitivos con larvas infectivas.
- Existen también hospedadores paraténicos: ranas, camarones, ganado, etc.
Transmisión
La fase de transmisión para el humano en ambas especies A. cantonensis y A. costaricensis es a través de la ingesta o manipulación de moluscos terrestres crudos. El ceviche de caracol (que puede llevar Helix, Pila, Pomacea, Achatina, etc) es una buena vía, puede ser transmisión accidental (las babosas de la familia Veronicellidae son muy pequeñas y no se visualizan en ensaladas) agua sin tratar, ingesta de vegetales contaminados con las secreciones mucosas de los moluscos, manipulación de flores y frutas de países endémicos y también por la ingestión de hospedadores paraténicos crudos, incluida la carne de mamíferos. En Latinoamérica los niños que juegan con caracoles, o viven en ambientes contaminados con sus mucus son población de riesgo.