Por qué existe venta de sobrecupo en los aviones

Lo ocurrido con el pasajero expulsado violentamente del vuelo del United fue consecuencia del overbooking, es decir, producto de un exceso de billetes vendidos por parte de la aerolínea. Es posible que desde ayer te lo preguntes, ¿cómo demonios pueden vender más billetes que asientos tiene el avión? En realidad todo se reduce a una cuestión de rentabilidad financiera por parte de las compañía aéreas. Además, no se trata de una práctica nueva, se lleva haciendo en los últimos 50 años porque tiene un sentido económico perfecto. Según las estadísticas que manejan las compañías, no todos los que compran un billete acaban apareciendo. Las razones pueden ser muy variadas, desde el típico cambio de planes a última hora, hasta una enfermedad o conexiones que han retrasado las llegadas anteriores. Cada asiento vacío, desde el punto de vista de una compañía, es dinero perdido (o que han dejado de ganar). Según explica a Wired Brett Snyder, de la agencia de viajes Cranky Concierge: Se trata de maximizar los ingresos, y parte de eso es asegurarse de que hay un tipo en cada asiento. El overbooking es bueno para todos en cierto sentido. Piensen que mientras menos gente en los asientos, las tarifas deberían ser más altas para cubrir todos los costes que implica. El truco, o mejor dicho, el mantra que siguen las aerolíneas lo explica Karaesmen Aydin, un investigador de la Universidad Americana que ha estudiado las estrategias de overbooking en las aerolíneas y hoteles. Aydin lo explica así:  Si un avión de 100 asientos vende billetes de 200 dólares y sólo aparecen el 95% de los pasajeros, la aerolínea “pierde” 1.000 dólares (incluso si la aerolínea no reembolsa esos billetes, ya que podría haber vendido cinco asientos más por un extra de 1.000 dólares). Las principales aerolíneas de los Estados Unidos vuelan miles de vuelos todos los días, incluso unos pocos asientos vacíos en cada vuelo significa perder millones cada 24 horas.

Cálculos para vender exceso de billetes

Desde el razonamiento de una compañía aérea parece obvio pensar que deben vender un extra de asientos pero, ¿cuántos? Aquí está el problema. Si venden pocos asientos extra pueden perder dinero, si venden demasiados se pueden encontrar en situaciones como la vivida en el vuelo de United. Es entonces cuando las aerolíneas recurren a las matemáticas y las estadísticas e históricos sobre las tasas de gente que no ha aparecido finalmente a los vuelos. Estadísticas de los últimos años divididas por semanas y meses, de manera que estudian las variables que se producen dependiendo de la estaciones del año y teniendo en cuenta, por ejemplo, los períodos estivales. Después examinan cuántos de los billetes comprados eran reembolsables o cuántos de los billetes salían con otras conexiones. Finalmente llegan a utilizar datos individuales de los pasajeros, de manera que se fijan en los históricos: por ejemplo si tienen hábito de perder vuelos automáticamente supone una pica que suma a la posibilidad de vender más asientos en ese vuelo. Luego llega la labor de un analista humano que ajusta estos modelos basados ​​en circunstancias externas. ¿Cómo qué? Por ejemplo si hay un festival de música en la ciudad, lo que supone, entre otras variables, que la bebida y el alcohol hagan perder el vuelo a algunas personas. También puede ser un desastre natural con variables como un huracán que se acerca. Finalmente los algoritmos de las compañías aéreas modifican los números hasta llegar a ese equilibrio perfecto (según las aerolíneas siempre) del overbooking.

Qué ocurre cuando los algoritmos fallan

En ese caso (como el de United), las compañías tratan de minimizar cuanto antes las posibles consecuencias negativas. Cuando una aerolínea se da cuenta de que su vuelo todavía mantiene esa sobreventa cerca del momento del despegue, entonces llega el momento de la negociación. Se pregunta a los pasajeros sobre la posibilidad de salir del vuelo a cambio de dinero en efectivo o vales de vuelo. Según los datos del 2015 que refleja el Departamento de Transporte de Estados Unidos, más del 90% tomaron la compra voluntaria, presumiblemente porque sus planes de viaje eran flexibles. Dicho de otra forma y desde el punto de vista de las aerolíneas: las compañías llenaron sus asientos y el pasajero salió con algo de dinero, por tanto, todo el mundo contento. El problema ocurre cuando los vuelos tienen que expulsar literalmente a la gente del avión porque ninguno acepta el trato. Es horrible, desagradable y jamás debería ocurrir, aunque es muy posible que las aerolíneas continúen aplicando su algoritmo, ese que muestra un rendimiento económico perfecto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *