Autopsia pagada por familiares revela abuso físico contra mujer transgénero que murió bajo custodia de ICE
Roxsana Hernández Rodríguez, de 33 años, llegó a Estados Unidos en la caravana de migrantes de mayo y solicitó asilo en el puerto de San Ysidro. A finales de ese mes, cuando estaba aún bajo custodia de las autoridades migratorias en Nuevo México, murió por neumonía, deshidratación y complicaciones asociadas al virus del VIH. una nueva autopsia de Roxsana Hernández Rodríguez, una mujer transgénero que murió bajo la custodia del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), señala que fue víctima de abuso antes de su muerte en mayo pasado. Hernández, de 33 años, originaria de Honduras llegó a la frontera de San Ysidro con la caravana de migrantes de mayo. Allí solicitó asilo y estando bajo custodia de ICE en un centro de deteción de Nuevo México murió días después de entrar al país. La autopsia independiente pagada por la familia de Hernández señala que su muerte ocurrió por deshidratación, junto con otras complicaciones del VIH. Pero además, revela que se hallaron evidencia de «hematomas profundos» en las manos y el abdomen, evidencia de trauma por fuerza contundente, «indicativo de golpes o patadas, y posible ataque con objetos contundentes». «Según las observaciones de otros detenidos que estaban con Hernández Rodríguez, los episodios de diarrea y vómitos persistieron durante varios días sin evaluación médica ni tratamiento, hasta que estuvo gravemente enferma», escribió sobre la causa principal del fallecimiento el patólogo forense Kris Sperry. Los abogados de la familia Hernández presentaron una demanda por homicidio culposo en Nuevo México, donde Hernández, conocida en los registros de ICE con el nombre masculino Jeffry Hernández, fue retenida por última vez hasta el 25 de mayo, día de su fallecimiento. «La gente necesita saber que ella murió de deshidratación» , dijo Lynly Egyes, directora de litigios para el Centro de Leyes Transgénero, una de las organizaciones que representan a los parientes en este caso. «La gente necesita saber que su muerte fue prevenible». La hondureña esperó en fila con los miembros de la caravana fuera del puerto de entrada de San Ysidro después de que el grupo llegó a Tijuana a principios de mayo. Ella ingresó a Estados Unidos para comenzar su proceso de asilo el 9 de mayo, después de permanecer aproximadamente una semana en el puerto de entrada. Tras su detención, la inmigrante fue enviada a una unidad de personas transgénero en el Centro Correccional del Condado de Cibola en Milán, Nuevo México. Esta instalación es administrada por CoreCivic, la segunda compañía de prisiones privadas más grande de EEUU. Durante el viaje al centro de detención Hernández vomitó, otros detenidos le pidieron a los funcionarios que le dieran agua y atención médica, afirmó Egyes. Según el informe de la autopsia incluido en la investigación de los abogados, en algún momento después de que estuvo bajo custodia, fue golpeada con un bastón o con un arma de forma similar mientras estaba esposada y no podía defenderse. Andrew Free, un abogado que representa a su familia, dijo a medios locales que un diagrama ilustra las contusiones a lo largo de la espalda y los costados de Hernández, así como una hemorragia extensa en las muñecas derecha e izquierda, que el forense Sperry encontró que eran «típicas» del uso de esposas.
ICE niega las acusaciones
Un comunicado de prensa de ICE sobre la muerte de Hernández indica que la hondureña ingresó en el Hospital General de Cibola un día después de llegar al centro de detención con síntomas de neumonía, deshidratación y complicaciones asociadas con el VIH. El reporte mencionó el paro cardíaco como la causa preliminar de muerte. En una declaración escrita ICE cuestiona el reporte y afirma que las acusaciones de que Hernández fue maltratada mientras estaba bajo custodia de la agencia son falsas. «Una revisión de la muerte de Hernández llevada a cabo por los profesionales médicos de ICE Health Service Corps confirmó que padecía una historia de VIH no tratado», dijo a Univision Noticias Leticia Zamarripa, vocera de ICE. De acuerdo con la agencia, el personal médico no mencionó que Hernández sufriera de algún tipo de abuso físico.
El lugar «más mortífero» para esta comunidad
Karolina López, transgénero miembro de Mariposas Sin Fronteras, con sede en Tuscon, dijo que no tenía que conocer a Hernández para entender por lo que pasó. López estuvo durante tres años en el centro de detención de Eloy cuando solicitó asilo.«Dentro de la detención, usted no tiene protección, a excepción de los funcionarios», advirtió a medios locales la activista y agregó que muchos oficiales en los centros de detención maltrataban física o verbalmente a los detenidos transgénero. Por su parte, la activista y mujer transgénero Karyna Jaramillo consideró que los centros de detención son los «lugares más mortíferos» para esta comunidad y calificó de «indignante» que sigan muriendo personas en estas instalaciones. «Cuando estuve detenida en el 2015 lo viví, no tienen medicamentos, no te dan un vaso de agua, si tienes una enfermedad crónica no te atienden, es terrible el maltrato y la falta de educación para tratarnos», señaló a la agencia EFE Jaramillo sobre su periodo de reclusión en el centro de Eloy, en Arizona. La muerte de Hernández es la sexta que ocurre este año de un inmigrante bajo la custodia de las autoridades migratorias. Varias organizaciones LGTB interpusieron esta semana una demanda en una corte federal en California para «alzar la voz» y exigir justicia y protección para las mujeres transgénero.