Cae el comercio de las ciudades que dependen de mexicanos

Estas localidades de EEUU sufren la caída de las compras de los mexicanos que cruzan a diario la frontera por la debilidad del peso, moneda que Trump sacude cada vez que habla sobre NAFTA o México.  Un hombre pasea junto a comercios cerrados en Calexico, California, después de haber cruzado la frontera con México Getty  Donald Trump presume de haber conseguido con su dura política migratoria que se desplome el número de indocumentados que cruzan la frontera sur, pero el presidente no ha dicho nada sobre otro efecto no deseado vinculado a su agresiva retórica: un descenso del consumo de mexicanos que cruzan diariamente la frontera y que pone en peligro la economía de las ciudades fronterizas de EEUU. En las pequeñas ciudades que dependen para su subsistencia de los consumidores de México los daños en el primer trimestre de presidencia han sido considerables, como ha comprobado por medio de entrevistas con casi dos decenas de fuentes oficiales y empresariales de la frontera. Es el caso de Calexico, California, de unos 40,000 habitantes, o el de Douglas, Arizona, de poco más de 15,000, donde las ventas han caído alrededor del 15% con respecto al año anterior, según funcionarios locales. En el pequeño condado de Santa Cruz en Arizona, donde se encuentra Nogales, el descenso asciende al 30% según la Cámara de Comercio local. La principal causa de este desplome es la debilidad del peso mexicano, que hace que para los mexicanos sea mucho más caro comprar los electrodomésticos, ropa y otros productos que antes solían adquirir en EEUU por su menor costo. Algunos defensores de Trump en la frontera señalan que las monedas fluctúan por múltiples motivos y que el peso está débil también por problemas internos de la economía mexicana, pero hay una clara relación entre Trump y la debilidad del peso. La divisa mexicana se desplomó el día de la victoria del republicano ante la perspectiva de consecuencias negativas para la economía mexicana. En las últimas semanas el peso ha recuperado parte de su valor, pero sigue siendo vulnerable a los planes y palabras de Trump que hacen temblar a los inversores en la economía mexicana. El peso mexicano ha oscilado a causa de los roces del mandatario con su par mexicano, así como por sus declaraciones sobre el muro y NAFTA, el tratado de comercio entre México, EEUU y Canadá. «Sus políticas y su retórica quizás no harán daño en lugares como Tennessee, pero aquí en las ciudades de la frontera nos van matar», lamenta el alcalde de Calexico, Armando Real. Calexico recibe en los días de más actividad hasta 80,000 visitantes de la fronteriza Mexicali en México, lo que hace que se doble su población.  A base de miedo, Trump parece haber conseguido que menos indocumentados crucen por la frontera sur. Los arrestos hechos por los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) se hundieron desde los más de 40,000 en el último mes completo del gobierno de Barack Obama hasta solo 12,193 en marzo. Pero algunos temen que sus declaraciones sobre México le causen un daño irreparable a la economía de la frontera, una región de 14 millones de personas divididas por una línea que muchos residentes consideran artificial. Se estima que un millón de personas cruza la frontera a diario en uno y otro sentido para comprar, trabajar o pasar tiempo de ocio en el país vecino. Para las arcas de estas ciudades la caída de los ingresos por ventas puede tener efectos desastrosos ya que son un componente esencial para sus finanzas. En ciudades como Douglas, Arizona, un 70% de los impuestos por ventas procede de comerciantes mexicanos. Además, algunos expertos señalan que las dudas sobre el futuro de NAFTA han supuesto la paralización de inversiones en fábricas o infraestructura de servicios. «Toda esta incertidumbre pone en riesgo muchos empleos», advierte Kenn Morris, presidente de Crossborder Group, una consultora de comercio entre México y EEUU. Este descenso del consumo se produce a pesar de que no parece haber una gran caída en el cruce de peatones, vehículos y camiones en los puertos de frontera con México, según documentos de seis cruces fronterizos controlados por CBP y por otras autoridades portuarias locales consultados para esta nota. En la mayoría de categorías el tráfico se mantiene estable o sufre caídas no mayores al 3%. Esto sugiere que los consumidores mexicanos de la frontera han seguido haciendo sus compras en EEUU pero están gastando menos. Los mexicanos de la frontera no han dado la espalda a las comunidades estadounidenses consideradas por muchos como hermanas, a pesar de que Trump ha supuesto una caída de las visitas internacionales como indican algunos reportes. «Para la gente de la frontera cruzar a EEUU no es visto como unas vacaciones y no están influidos por la imagen que perciben del país», dice Christopher Wilson, experto en México del Wilson International Center. «Sus decisiones están condicionadas por la billetera, por los dólares que se pueden ahorrar en Target». El turismo aéreo de mexicanos sí se ha resentido algo. La demanda de vuelos desde México a EEUU ha caído un 2,5% en los primeros cuatro meses del año con respecto al mismo período de 2016, según los datos de Hopper, una aplicación de reserva de vuelos, que obtiene datos para sus análisis a partir de más de 10,000 millones de búsquedas de vuelos en internet. La semana pasada Trump dio marcha atrás a su amenaza de sacar a EEUU de NAFTA y ahora asegura que solo pretende una renegociación, pero las idas y venidas del presidente sobre este asunto tienen en vilo a inversores y comerciantes. El peso ha recuperado en las últimas semanas cierto terreno perdido, lo que seguramente aliviará a los comerciantes de la frontera, pero su cotización sigue siendo muy volátil. La caída del consumo mexicano se ha añadido a un cúmulo de problemas para los comerciantes de la frontera. «Hace por lo menos diez años que el comercio está cayendo en Calexico y la verdad que llevo mucho tiempo tratando de averiguar cuál es la causa y en buena parte se debe a que la gente prefiere hacer sus compras por internet «, dice Mark Holloway, el gerente de Sam Ellis, uno de los mayores establecimientos de la ciudad californiana. Funcionarios de Laredo, Texas, señalan que el comercio ya se venía resintiendo desde antes de la elección de Trump por la devaluación del peso, que comenzó su caída en 2014. En Douglas y en Nogales, Arizona, se quejan de que desde hace años llevan sufriendo largas colas en los puertos de entrada. «Nuestro mensaje al gobierno es que las pequeñas comunidades fronterizas como Douglas, necesitan su atención. Nuestro puerto de entrada está anticuado, sobrecargado y congestionado», dice el alcalde Robert Uribe. «Sin embargo, miles de puestos de trabajo en todo el país dependen de los miles de millones de dólares de comercio de los millones de visitantes que circulan a través de Douglas». No todas las ciudades consultadas por reportaron un impacto económico negativo desde que comenzó la era Trump, como es el caso de San Luis, Arizona, de unos 30,000 habitantes, según fuentes oficiales. «Me asusté cuando ganó Trump pero todo está normal», dice Leticia Aragón, la propietaria de Bella Fashion, una tienda de trajes de fiesta para mujer que es uno de los primeros comercios que ven los mexicanos que cruzan el paso fronterizo de San Luis. «Yo veo que la gente necesita comprar y no les importa quién está gobernando». Aunque las ciudades más grandes en la frontera son más autosuficientes, también han sentido el impacto. Un reporte indica que en San Ysidro, el distrito de la ciudad californiana de San Diego que está junto a la frontera, la caída de ventas en las tiendas libres de impuestos ha sido del 40%. En El Paso la caída del comercio es de alrededor del 15% con respecto al año anterior, dice Richard Dayoub, el presidente de la Cámara de Comercio del Gran El Paso, que agrupa a unos 1,600 comerciantes. El dato fue facilitado por las autoridades locales y fue calculado a partir de la menor recaudación de los impuestos de ventas. Algunos como Dayoub creen que los mexicanos están evitando cruzar a EEUU porque no se sienten bienvenidos. «Esto muestra el impacto que puede tener un lenguaje irresponsable», se queja Dayoub. Hasta 1,300 millones de dólares en compras proceden anualmente de Juárez, la ciudad vecina al otro lado de la frontera. «No estamos hablando de cifras pequeñas, estamos hablando de cifras gigantes», subraya. El sheriff del condado de Santa Cruz, Arizona, Tony Estrada, reprocha a Trump el lenguaje que usa sobre los mexicanos, que le recuerda al que empleaba la exgobernadora Jan Brewer. «Este señor habla mal del mexicano y eso la gente lo tiene en cuenta», protesta Estrada.

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