“Con amigos como Trump, ¿quién quiere enemigos?”,
Donald Tusk denunció la “actitud caprichosa” del mandatario estadounidense con sus decisiones sobre el programa nuclear iraní y el comercio internacional, instando a los países de la Unión Europea a proteger los vínculos trasatlánticos más allá de las acciones de Trump. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, no se ha ahorrado ni una sola palabra al denunciar este miércoles «la actitud caprichosa» del gobierno de Donald Trump, e instar a los países europeos a actuar como colectivo y prepararse para moverse en el terreno internacional sin contar con Washington. «Hoy estamos presenciando un nuevo fenómeno: la asertividad caprichosa de la administración estadounidense. Cuando observamos las últimas decisiones del presidente (Donald) Trump, alguien podría preguntarse: con amigos así, ¿quién quiere enemigos?», dijo Tusk en una rueda de prensa en Sofía, previa al inicio de la cumbre de jefes de Estado y de gobiernos sobre los Balcanes. Tusk, ex primer ministro polaco, definió a Trump como una «amenaza exterior» y lamentó las sonadas decisiones del presidente estadounidense sobre el programa nuclear iraní, del que reitró a EEUU la semana pasada, y su amenaza de imponer aranceles al aluminio y acero de la UE. El pasado 1 de mayo, Trump anunció que pospondrá un mes, hasta el 1 de junio, la imposición de aranceles a las importaciones de aluminio y aceroa los países de la Unión Europea, y también a México y a Canadá.
«Francamente, la Unión Europea debería estar agradecida. Gracias a él nos deshicimos de todas nuestras ilusiones. Nos hemos dado cuenta de que si necesitamos una mano, tendremos que confiar solo en nosotros mismos», reiteró. En ese contexto, Tusk indicó que «Europa debe hacer todo lo que esté en sus manos para proteger los lazos transatlánticos», pese a la actitud de Trump, aunque a la vez ha de «preparar los escenarios en que tenga que actuar sola». Según el presidente del Consejo, el órgano que define prioridades y políticas de la región, la UE tiene «potencial para alcanzar el reto», pero necesita «más unión y voluntad política». Los 28 se reúnen el miércoles por la noche en Sofía para una «cena de trabajo», la víspera de una cumbre informal con los dirigentes de los seis países de los Balcanes (Albania, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Macedonia, Montenegro y Kosovo) que apunta a fortalecer los vínculos con esta región donde Rusia intenta aumentar su influencia.
10 cosas que cambiaron con Donald Trump en Estados Unidos en su primer año como presidente
Ya transcurrió una cuarta parte del período presidencial de Donald Trump, el tiempo suficiente para poder juzgar su desempeño hasta ahora. a habido promesas cumplidas, promesas rotas y promesas ignoradas. Además, el presidente llega a su primer aniversario con un 39% de aprobación en las encuestas, el más bajo de todos los presidentes de EE.UU. en su primer año. Pero ¿ha cambiado algo en Estados Unidos con las políticas de Donald Trump? Es un empresario sin experiencia política que cuando llegó a Washington dijo que «causaría impacto». ¿Lo logró?
1. Inmigración
La administración de Trump abordó el asunto de la inmigración bastante rápido con su polémica orden ejecutiva que cerraba la frontera del país a migrantes de una serie de naciones principalmente musulmanas. La orden fue rápidamente suspendida por las cortes.
Desde entonces, la Casa Blanca ha presentado dos nuevas órdenes migratorias, agregando algunos países a la lista de los que tienen el acceso prohibido -entre ellos Venezuela– y retirando a uno de su lista: Sudán. Las últimas medidas, al menos hasta ahora, han resistido los desafíos legales. Los esfuerzos anti inmigratorios también se han redoblado: hasta octubre de 2017 hubo 143.470 arrestos de indocumentados, un incremento del 30% respecto al año anterior. Trump también anunció el fin del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (o DACA en inglés), establecido en la era Obama, que otorgaba estatus de residencia a unos 700.000 inmigrantes indocumentados que entraron a EE.UU. siendo niños. La orden fue temporalmente suspendida por una corte y es tema de continuas negociaciones en el Congreso. Trump está presionando para llevar a cabo cambios drásticos en el sistema de inmigración estadounidense, incluida la reducción del número total de inmigrantes y el fin del sistema de lotería de visas y está intentando limitar la capacidad de los actuales residentes estadounidenses para que lleven a sus familiares que residen en el extranjero al país. Los demócratas, sin embargo, se resisten firmemente a estas medidas. En cuanto al muro en la frontera con México -quizás la promesa más memorable de la campaña de Trump- aún sigue en duda su financiación y lo más probable es que el dinero para pagarlo salga del bolsillo de los contribuyentes estadounidenses y no de México. El presidente tiene una amplia autoridad en los asuntos de inmigración y fronterizos, y los ha utilizado, a pesar de que algunos tribunales han tratado de cortarle las alas. Aún así, no hay nada que Trump desee más que pararse frente a un nuevo y resplandeciente muro en la frontera de México.
2. Las cortes
Trump tuvo la oportunidad de dejar su huella en el máximo tribunal judicial del país pocos meses después de haber asumido el poder. Pero los logros judiciales del presidente se extienden más allá de su selección de Neil Gorsuch para la Corte Suprema. Los republicanos del Senado se han rehusado a confirmar a los nominados que presentó Obama para las cortes estatales y de distrito durante los últimos dos años de su mandato, lo que ha dejado un número sin precedente de cargos vacantes que deben ser llenados por Trump. Todos estos jueces tendrán nombramientos vitalicios, lo que ha garantizado que después de un año en su cargo Trump ya ha logrado cimentar un legado conservador duradero en el poder judicial de EE.UU. También es una razón por la que los republicanos están deseosos de mantener el control del Senado en las próximas elecciones de medio término. Si los demócratas obtienen el control, la capacidad de Trump para colocar a su gente en la magistratura federal se vería drásticamente restringida. Con buena fortuna y fuerza de voluntad política, las estrellas se han alineado para que los conservadores pongan su huella en el poder judicial. Algunos temían que no podría confiarse en Trump en lo que se refería a la selección de nominados, pero el presidente ha superado las expectativas.
- Infraestructuras
En su discurso inaugural, Trump subrayó un ambicioso nuevo programa de inversión en infraestructuras. «Construiremos nuevas calles y carreteras, puentes, aeropuertos, túneles y ferrocarriles a lo largo de nuestra hermosa nación», dijo. «Sacaremos a nuestra gente de los subsidios del Estado y la pondremos a trabajar, reconstruyendo nuestro país con manos estadounidenses y mano de obra estadounidense». Desde entonces, el gran plan de infraestructura de Trump siempre se ha encontrado «a la vuelta de la esquina». Y es que el Congreso y la Administración primero se centraron en la reforma a la salud y luego en la reforma de impuestos. Por ahora la conversación sobre las infraestructuras se ha quedado en palabras vacías. De hecho, la frase «es la semana de las infraestructuras», se ha convertido en una broma común en Washington. ¿Dónde estaría Trump hoy si hubiera comenzado su gobierno con un programa bipartidista de infraestructuras que hubiera sido recibido con apoyo público abrumador en lugar de prohibiciones de viaje y una mordaz y larga batalla por el sistema de salud?.
4. Salud
Los esfuerzos de Trump en contra de la reforma de salud de Obama -la llamada Obamacare– para reemplazarla por un plan conservador sufrieron dramáticos fracasos legislativos. Sin embargo, la administración dio pasos significativos para debilitar los fundamentos de la ley demócrata. El presidente suspendió los pagos a las compañías aseguradoras que estaban destinados a asegurar a los estadounidenses más pobres y más enfermos. Los congresistas republicanos también dinamitaron Obamacare rechazando el requisito de que todos los estadounidenses contraten seguros de salud. La medida podría llevar a que los ciudadanos más sanos se queden sin seguro hasta que se enfermen, lo cual incrementaría las primas. En octubre pasado Trump declaró que la adicción a los opiáceos es una emergencia de salud pública, pero no se han destinado más recursos para abordar la situación. Le ha tomado un año pero Trump está dando pasos hacia la derogación de Obamacare. No obstante, no ha avanzado en una propuesta que la reemplace.
5. Comercio
En reuniones con líderes extranjeros el presidente repetidamente enfatizó el comercio «recíproco» y alentó a las naciones amigas a comprar los productos hechos en EE.UU. El presidente rápidamente puso fin a la participación de su país en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) e inició conversaciones con Canadá y México para reestructurar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cuyas negociaciones actualmente están bajo presión. EE.UU. y Canadá también están metidos en una disputa comercial por la venta canadienses de varios productos, lo que llevó a los canadienses a presentar una queja formal contra EE.UU. ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). Aunque Trump habló de confrontación con China durante su campaña, no ha habido acciones contra el mayor socio comercial de EE.UU. Mientras tanto, el déficit comercial estadounidense con China aumentó a US$35.400 millones en noviembre. El déficit comercial total del país en noviembre fue de US$50.500 millones, el mayor en cinco años, lo que sugiere que el indicador total para 2017 podría alcanzar también el nivel más alto en cinco años. Aunque Trump hizo campaña para cerrar la brecha comercial estadounidense, la expansión en el déficit puede atribuirse en gran parte al continuo crecimiento económico del país. Trump ha dado indicios de que tomará importantes medidas comerciales, pero el principal cambio en el primer año ha sido el freno abrupto al apoyo del país a la expansión del libre comercio mundial. recorte fiscal en la historia de EE.UU.
6. Reforma fiscal
Trump finalizó 2017 con un importante logro legislativo: una reforma fiscal, prometida en campaña, que reduce drásticamente los impuestos para las empresas y para muchos estadounidenses. Se calcula que el costo total de los cambios fiscales será de cerca de US$1,5 billones en 10 años. Sin embargo, algunos de los objetivos más ambiciosos de Trump fueron desechados: hay poco para estimular a las fábricas extranjeras a reubicarse en EE.UU. También hay importantes perdedores con la reforma fiscal del presidente, principalmente individuos en los estados que pagan más impuestos, principalmente demócratas, que perderán la capacidad de deducir impuestos estatales y locales sobre el límite de US$10.000. Trump está disfrutando de los anuncios recientes de grandes corporaciones de que transferirán algunos de sus ahorros en impuestos a sus empleados y clientes, aunque los sondeos continúan mostrando que muchos estadounidenses piensan que la nueva ley no les ayudará en sus finanzas. Trump puede adjudicarse el cambio más sustancial en la ley fiscal estadounidense en 16 años y haber puesto en efecto el tipo de reducción masiva a los impuestos corporativos que los republicanos habían estado buscando durante décadas..
7. Medio Ambiente
Durante el primer año de Trump hubo una reducción significativa en la cantidad de regulaciones federales y eso se notó especialmente en asuntos relacionados con el medio ambiente. A poco de asumir, dio la aprobación final a varios proyectos para construir oleoductos, que habían sido demorados por años. También permitió la exploración de petróleo y gas en grandes áreas naturales de Alaska y en las costas de EE.UU. (con excepción de Florida, donde también gobierna un republicano). La agencia medioambiental del gobierno (EPA, por sus siglas en inglés) también anuló normas aprobadas durante la era Obama que limitaban las emisiones de las plantas de carbón, aunque es posible que estos cambios sean frenados en las cortes. Según el New York Times el gobierno de Trump buscó revertir al menos 60 normas federales relacionadas con el medio ambiente y por ahora tuvo éxito en 29 ocasiones.
El 1 de junio pasado Trump anunció que EE.UU. abandonaría el Acuerdo de París sobre cambio climático, aunque las metas que había acordado el país no eran obligatorias. El presidente Obama había dado importantes pasos para aumentar las normas federales sobre medio ambiente, a pesar de las objeciones republicanas en el Congreso. Ahora Trump está usando esa misma autoridad para revertirlas.
8. Economía
El primer año de Donald Trump como presidente ha estado lleno de buenas noticias económicas. Como el mismo Trump suele notar, el mercado de valores está alcanzando niveles récord. El desempleo, que alcanzaba el 4,8% cuando asumió, se redujo al 4,1%, su nivel más bajo en 17 años. El Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó el 3,2% en el tercer trimestre de 2017, su punto más alto desde el primer trimestre de 2015. Estas cifras están generando mucho optimismo económico. El Índice de Confianza del Consumidor alcanzó su nivel más alto en 17 años en noviembre pasado. Sin embargo, mucho de este éxito se debe a medidas tomadas durante el gobierno de Obama, algo que reconocen la mayoría de los estadounidenses, según una encuesta de Quinnipiac que mostró que el 49% de quienes creen que la economía está en un estado «excelente o bueno» lo atribuyen a Obama, mientras que el 40% lo adjudica a Trump. Trump tiene la esperanza de que las buenas cifras económicas eventualmente convenzan a quienes no lo votaron de que sabe lo que hace. Tiene tres años más para tratar de convencerlos.
- Política exterior
Trump prometió durante su campaña una política exterior que pone a «EE.UU. Primero» y exige que los aliados hagan mayores esfuerzos financieros y militares. Durante un discurso ante los aliados de la OTAN en Bélgica sorprendió al negarse a apoyar la cláusula por la que los socios de la organización se defienden mutuamente de agresiones externas. Trump también intercambió insultos muy públicos con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, llamándolo «pequeño hombre cohete» y amenazando al país asiático con «fuego y furia». El uso más notable de fuerza militar durante el primer año de Trump fue el ataque con misiles contra una base aérea siria, en respuesta al uso de armas químicas por parte del gobierno de ese país. Tanto en Siria como en Afganistán Trump ha dado libertad a sus generales para que continúen con sus misiones militares. Durante el año el llamado Estado Islámico fue derrotado en muchas zonas y su influencia fue limitada. El presidente también amenazó con cortar la ayuda a Pakistán si no hace más para apoyar el combate de EE.UU. contra los militantes islámicos. Trump puso a su yerno, Jared Kushner, a cargo de las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes pero su acción más dramática fue reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, lo que generó aplausos en ese país pero la condena de los palestinos y gran parte de la comunidad internacional. Si bien desde lo retórico Trump ha hecho declaraciones sobre política exterior más fuertes que cualquiera de sus antecesores, en términos de políticas reales no ha ocurrido el cambio de paradigma tan temido por algunos y deseado por otros.
10. Cambio de tono
Nunca ha habido un presidente estadounidense como Donald Trump. Nunca hubo un jefe de Estado que no tuviera experiencia política o militar ni tampoco hubo, al menos en tiempos modernos, alguien tan franco o disruptivo en la escena nacional y mundial. Muchos de los simpatizantes de Trump buscaban justamente eso: votaron al candidato que les dijo que el sistema actual estaba roto y que los otros políticos eran falsos. Pidieron algo diferente y es lo que obtuvieron. Trump mismo afirma que está «definiendo la presidencia moderna» con su uso libre de las redes sociales, sus discursos improvisados en tono de campaña y su indiferencia a muchas de las tradiciones históricas de las política estadounidense. En algunas cosas su presidencia ha sido convencional: su elección de jueces, recortes impositivos y esfuerzos por reducir las normas regulatorias son típicamente republicanos. Pero la manera de operar de Trump y su manera de comunicarse han sido únicas. Queda por ver si Donald Trump está cambiando de manera definitiva la forma de hacer política en EE.UU. Pero habiendo cumplido un cuarto de su mandato lo que queda claro es que la política en EE.UU. no está cambiando a Donald Trump.