Nicaragua, bajo presión por asedio a opositores

El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó ayer su preocupación por la situación de asedio policial que vive la iglesia nicaragüense de San Miguel Arcángel, donde al menos 11 mujeres están en huelga de hambre para pedir la liberación de los opositores detenidos en las manifestaciones contra el presidente Daniel Ortega. Stéphane Dujarric, portavoz de Guterres, dijo que la ONU pide “pleno respeto de los derechos humanos y del derecho a la asamblea pacífica” y está dispuesta a apoyar un proceso de diálogo si así se lo solicitan. EE. UU. también se sumó ayer a los llamados internacionales y denunció que la Policía nicaragüense ya no protege al pueblo sino que se ha convertido en su “represora”. “El asedio de un lugar de culto por parte del régimen del (presidente Daniel) Ortega es inaceptable”, dijo la portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Morgan Ortagus. Ante el aumento de las detenciones arbitrarias y el uso de la fuerza por parte de las autoridades en las protestas en Nicaragua, los párrocos y obispos del país han puesto a disposición las iglesias para que se refugien los manifestantes. Sin embargo, en los últimos días se han denunciado asedios de las fuerzas policiales a templos como la catedral de Managua o la parroquia de San Miguel Arcángel, en Masaya (sureste), donde están albergadas las madres de algunos detenidos y una líder opositora.  Hace una semana, las autoridades detuvieron a 16 jóvenes en Masaya y Managua mientras intentaban darles agua a los huelguistas en las iglesias. La presión internacional contra el gobierno de Ortega se ha incrementado en los últimos días, con claras críticas por parte de la Unión Europea y la OEA.
Desde abril de 2018, el país vive una crisis sociopolítica que ha dejado al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aunque organismos locales elevan la cifra a 651, mientras que el Gobierno reconoce 200 y denuncia un intento de golpe de Estado.