Parece ser que el odio racial se quiere volver apoderar de la sociedad norteamericana

El odio racial junto a unas centenarias estatuas tienen a la gente agarrada en Estados Unidos?

La polémica sobre el racismo en Estados Unidos tiene en jaque al asesor de cabecera del presidente y al presidente mismo. Todo empezó con unas estatuas viejas. ¿Por qué se volvieron tan importantes? En un mundo en donde la gente hace manifiestos políticos a través de su foto de perfil de Facebook, y en donde cada vez menos sobreviven periódicos, revistas y emisoras tradicionales, una figura de muy vieja data, de otra época, levantó las pasiones de cientos de personas que se autodenominaron “nacionalistas blancos”. Muchos de ellos eran jóvenes. De hecho, el perpetuador del ataque contra la manifestación antirracista que acabó con la vida de una mujer y dejó 19 heridos tenía 20 años. Y se molestó porque querían retirar una estatua que, dado su comportamiento, a él le gustaba mucho. Se trataba de la estatua de Robert E. Lee, el general de más alto rango de los Estados Confederados de América. Las autoridades de Charlottesville querían retirarla de un parque en el centro de la ciudad, porque durante la Guerra Civil, el conflicto más sangriento de la historia del país, había apoyado fuerzas pro esclavistas. Lee era un símbolo de racismo y los símbolos, no importa si vivimos en la era digital, tienen mucha fuerza. La Guerra Civil en Estados Unidos por poco parte la nación en dos. Los estados del Sur, 11 de ellos, decidieron separarse de la Unión entre 1860 y 1861 para defender que la esclavitud siguiera existiendo, así como lo que ellos llamaban la “libertad política de los blancos”. Más de 600 mil personas murieron en los enfrentamientos entre los militares confederados, los del sur, y la milicia estadounidense. Al final, Lee se rindió en 1865, después de ser derrotado militarmente en Gettysburg. Pero en los estados del sur no todos quedaron contentos con la derrota. Muchos la desconocieron. Por esa razón, las estatuas empezaron a construirse como una manera de honrar a los hombres confederados que murieron en los enfrentamientos. La de Lee es solo una entre las 709 estatuas confederadas que existen en el país. Además, la abolición de la esclavitud de manera formal no acabó con los malos tratos contra la población afrodescendiente en esos estados. Grupos supremacistas blancos, tal cual como se hacían llamar los que protestaron en Charlottesville, perpetraban linchamientos, excluían y segregaban por el color de piel. Así, el escultor neoyorquino Henry Merwin Shrady empezó a construir la estatua de Lee y la terminó el italiano Leo Lentelli. Las banderas confederadas son otro símbolo de aquellos tiempos. Se identifica fácilmente por su fondo rojo con una equis azul, acompañada de 13 estrellas, que representan a los 11 estados confederados y a Missouri y Kentucky. Estos últimos no se separaron oficialmente de la Unión. Los supremacistas blancos, en la marcha de Charlottesville, llevaban esta bandera. Bueno, también llevaban esvásticas y las lucían con orgullo. Las autoridades Charlottesville decidieron tumbar el monumento, motivados por una ola de descontento que se generó desde el 2015, después de la masacre en una iglesia de feligreses negros en Charleston (Carolina del Sur). A partir de ahí, empezaron a cobrar fuerza las voces que cuestionaban la presencia de estos símbolos del pasado.   Pero un grupo de nacionalistas blancos se molestó con esa determinación y su molestia terminó en tragedia.  Sin embargo, después de lo sucedido en Charlottesville, otros estados, como Carolina del Norte, han decidido retirar sus monumentos de esta época. Baltimore hizo lo mismo. Pero la polémica sigue viva. Muchos creen que estas estatuas son una representación del heroísmo y sirven para remembrar un momento determinante en la historia del país. Piensan que acabar con ellas, es acabar con la historia.  pesar del rechazo masivo de cientos de políticos nacionales y locales, así como de la prensa y ciudadanos, la Casa Blanca se ha mostrado bastante vaga a la hora de condenar lo sucedido en Charlottesville. Después del atentado de Charlottesville, Trump empezó a quedarse solo dentro de su propio partido. Ahora los expresidentes Bush se sumaron al rechazo, aunque no del presidente, sí de sus ideas. Pero, dado su historial, parece que este es el estilo de la Casa Blanca. En Charlottesville, una ciudad del Estado de Virgnia, una manifestante antirracista fue asesinada por un simpatizante neonazi y 19 personas resultaron heridas. Días después de lo sucedido, Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, país que se siente orgulloso de sus libertades, aseguró que ambas partes eran responsables del horror. Sus palabras, pronunciadas en un tono acusador desde la Torre Trump y elogiadas por un exlíder del Ku Klux Klan por su «coraje», dejaron mudos a varios legisladores. Y dio la muy clara impresión de que esas expresiones eran lo que Trump pensaba realmente, y no lo que dijo al día siguiente de los hechos cuando leyó en la Casa Blanca una declaración condenando la «violencia racista». Una oleada de críticas empezó a llover en su contra. Centenares de personas llegaron a las afueras de su torre, para protestar contra sus declaraciones. Y según AFP, una señal clara del malestar fue que los republicanos no se agolparon en los estudios de televisión para defender al magnate. Las únicas voces que emergieron fueron críticas. No solo de los demócratas. Esta vez los republicanos se vieron obligados a manifestarse. «En Charlottesville los errores están claramente del lado del KKK y de los supremacistas blancos», declaró en la cadena ABC Ronna Romney McDaniel, quien dirige el Comité Nacional Republicano. «Es necesario que repare los daños y es necesario que los republicanos hablen alto y fuerte», afirmaba en NBC el gobernador de Ohio, John Kasich, quien fuera rival de Donald Trump en las últimas primarias de su partido. Ahora, los dos expresidentes de Estados Unidos, George H.W Bush (1989-1993) y su hijo George W. Bush (2001-2009), llamaron este miércoles a su país a «rechazar el racismo, el antisemitismo y el odio bajo todas sus formas», tras los actos de violencia en Charlottesville. El comunicado conjunto fue emitido tan solo un día después de las últimas declaraciones de Trump, donde equiparó a los grupos supremacistas blancos con los antirracistas que se movilizaron en Charlottesville el sábado. No mencionan al presidente, pero se suman, con pocas palabras, al rechazo de los hechos y en un momento clave. Pero Trump está acostumbrado a eso. No es la primera vez que los republicanos se le oponen. En campaña, un sector de su partido nunca estuvo de acuerdo con sus declaraciones xenófobas contra los inmigrantes y las mujeres. Como dijo Roger Stone, uno de sus asesores de campaña, en un documental producido por Netflix, la “espontaneidad” de Trump hace que los medios repliquen lo que dice una y otra vez, y sin pagarles. Madre de víctima de neonazi dice que muerte de su hija conmovió al mundo «Trataron de matar a mi hija para que callara. Bueno, adivinen qué, sólo la han magnificado», afirmó la madre durante el servicio religioso celebrado este miércoles. Susan Bro, la madre de Heather Heyer, la joven fallecida este fin de semana en Charlottesville (Virginia, EE.UU.) a manos de un neonazi, aseguró este miércoles, que al acabar con su vida «trataron de que callara», pero con su muerte «solo la han magnificado». «Trataron de matar a mi hija para que callara. Bueno, adivinen qué, sólo la han magnificado», afirmó Bro durante el servicio religioso celebrado hoy en memoria de su hija en el Teatro Paramount de Charlottesville. «Así que esto es lo que quiero que pase. Mucha gente me pregunta qué pueden hacer. Y estoy leyendo páginas y páginas y páginas sobre cómo ella está conmoviendo el mundo. Quiero que esto se expanda, quiero que esto sea el inicio del legado de Heather», añadió su madre. Bro insistió en que cada persona tiene que buscar dentro de sí misma «esa chispa de responsabilidad» y preguntarse qué puede hacer por lograr un mundo mejor. La madre de Heyer dijo haber preferido una ceremonia privada para llorar a su hija, pero aceptó el acto público celebrado hoy a fin de que su muerte sirva para seguir luchando contra el racismo. Durante el servicio religioso de hoy, al que los asistentes acudieron en su mayoría vestidos de violeta -el color favorito de la fallecida-, el abuelo de Heyer, Elwood Shrader, recordó la pasión con la que su nieta se involucraba en aquello que creía. Según relató Shrader, Heyer ya mostraba su anhelo de justicia desde pequeña y «denunciaba lo que no le parecía correcto», pero si no estaba de acuerdo con el punto de vista de alguien, todavía quería entenderlo. «Ella se dio cuenta de que todos necesitamos perdón y todos debemos extender ese perdón. Mientras pensamos en ella hoy, estamos muy orgullosos de ella», agregó. Aunque hasta el momento el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no se ha puesto en contacto con la familia de la víctima, sí recordó a Heyer con motivo del responso y aseguró que será «recordada por todos». «Servicio conmemorativo de hoy para la hermosa e increíble Heather Heyer, una joven verdaderamente especial. ¡Ella será recordada por todos!», dijo el mandatario en su cuenta de Twitter, coincidiendo con el homenaje. La reacción del presidente a las tensiones raciales ocurridas durante el fin de semana ha levantado una fuerte polémica, después de que este martes culpara «a las dos partes» de lo sucedido. «¿Qué pasa con la alt-left (izquierda alternativa) que atacó a lo que usted llama alt-right (derecha alternativa, supremacistas)? ¿Tienen alguna culpa?», dijo el presidente durante una rueda de prensa en Nueva York. «Hubo un grupo de un lado que fue malo y hubo un grupo del otro lado que también fue muy violento», agregó Trump, dando marcha atrás a su condena del lunes al Ku Klux Klan, a los neonazis y a los supremacistas, que llegó forzada por la tibieza de su primera reacción al suceso. Heyer, de 32 años, falleció al ser atropellada por un coche que arremetió contra una multitud de personas que protestaban en una manifestación antirracista contra los supremacistas blancos en Virginia. El presunto conductor, James Alex Fields Jr., fue fotografiado asistiendo al evento y fue arrestado y acusado de asesinato en segundo grado tras el atropello, en el que varias personas también resultaron heridas.  Trump elimina los consejos empresariales tras el éxodo de ejecutivos por su respuesta a Charlottesville  En los últimos tres días, ocho miembros de los consejos, equivalente a un tercio del total, presentaron su renuncia tras la polémica respuesta que dio el presidente a la violencia supremacista en Virginia.  Donald Trump decididó este miércoles poner fin abruptamente a dos consejos de asesoría empresarial que había creado en febrero después de que en los últimos tres días se produjera una desbandada de miembros por la respuesta presidencial a la violencia supremacista durante el fin de semana en Charlottesville, Virginia. Desde el lunes, ocho representantes decidieron salirse del equipo creado por la Casa Blanca para asesorar al presidente de la llamada Iniciativa para Crear Empleo en la Industria Manufacturera. Los últimos, este miércoles, fueron Inge Thulin, CEO de 3M Company, y Denise Morrison, CEO de Campbell Soup. Con su salida, el Consejo Manufacturero había perdido un tercio de los miembros en tres días. «Antes de poner presión en los empresarios del Consejo Manufacturero y el Foro de Estrategia y Políticas, elimino ambos. Muchas gracias a todos», dijo Trump en un mensaje de Twitter. La cancelación de los consejos habría sido tomada por el presidente después de una conferencia telefónica en el seno del Foro de Estrategia y Políticas organizada por Stephen A. Schwarzman, presidente de Blackstone Group y consejero cercano a Trump, según publicó el diario The New York Time.  Tras una discusión entre una docena de ejecutivos de las principales empresas del país, tomaron una decisión: salir de manera conjunta del consejo. Una llamada similar se iba a realizar en el otro consejo económico esta tarde, pero el presidente se adelantó con su decisión. La decisión de Thulin y Morrison llegó después de que Richard Trumka, el presidente del grupo sindical más grande de Estados Unidos, renunciara en la tarde del martes a la Iniciativa de Trabajos Manufactureros de la Casa Blanca, denunciando las respuestas apologistas de Trump al incidente en el que un supremacista blanco atropelló mortalmente a Heather Heyer, una quien se manifestaba contra los grupos de extrema derecha reunidos en Charlettosville. En una conferencia de prensa este martes, Trump volvió a su discurso apologista cuando, en su primera reacción a lo sucedido en Charlottesville, afirmó que la violencia provino de «muchos grupos». Asimismo, sostuvo que el general confederado Robert E. Lee -quien estuvo al frente del ejército de la Confederación de Estados que quería separarse de EEUU y cuya estatua fue defendida por los grupos racistas y supremacistas en Charlottesville- con George Washington, primer presidente del país «Esta semana es Robert E. Lee. La próxima semana es Stonewall Jackson (otro general confederado). Me pregunto si la próxima será George Washington», afirmó el presidente. Frente a las palabras del presidente, Denis Morrison explicó en un comunicado que «el racismo y el asesinato son sin duda reprochables y no son moralmente equivalentes a nada de lo que pasó en Charlottesville». Además, sostuvo que «el presidente debería haber sido -y aún necesita hacerlo- sin ambigüedad en ese punto». La renuncia de los últimos días de ocho representantes se ha sumado a una constante baja de empresarios en los últimos meses. Elon Musk, por ejemplo, decidió abandonar el consejo el pasado mes de junio como respuesta a la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. El martes, el presidente quitó importancia a la continua salida de empresarios de sus comités y, públicamente, los criticó. «No están tomando su trabajo seriamente en lo que concierne a este país. Y queremos empleos, y fabricación en este país. Si mira a algunas de esas personas de las que usted está hablando, están fuera del país y están teniendo muchos de sus productos fabricados afuera», dijo el mandatario. «Ahora, tengo que decirles algunas de las personas que se irán, están yéndose con vergüenza porque hacen sus productos afuera», continuó Trump. El presidente, aprovechó para afirmar que desea «que la manufactura vuelva a Estados Unidos para que los trabajadores estadounidenses puedan beneficiarse». No era la primera vez que, tras la renuncia de un empresario a los consejos, decide atacarlo públicamente. Uno de los casos más notables es el de Ken Frazier, director afroamericano de la compañía farmacéutica Merck. Tan solo 54 minutos después de anunciar su decisión el lunes , Trump criticó sosteniendo que «ahora tendrá más tiempo para bajar los precios abusivos de las medicinas». Trump defiende las «bellas estatuas confederadas» y afirma que «la cultura de nuestro gran país está siendo destruida»  En medio del debate de la presencia de símbolos confederados en espacios públicos, el presidente publicó varios mensajes en Twitter señalando su tristeza por su retirada y aprovechó para criticar a senadores republicanos que fueron críticos con su respuesta.  El presidente Donald Trump mostró su tristeza este jueves por la retirada de «bellas estatuas y monumentos confederados» en el país y atacó duramente a dos miembros de su propio partido que han sido muy críticos con él por la respuesta que dio a los actos violentos de Charlottesville, Virginia, protagonizados por supremacistas blancos. «Triste de ver que la historia y la cultura de nuestro gran país está siendo destruidas con la retirada de nuestras bellas estatuas y monumentos», dijo el presidente en un tuit, en un momento en el que este tipo de símbolos ha vuelto a poner en el primer plano las tensiones raciales en Estados Unidos. Trump se quejó también por la «belleza que está siendo retirada de nuestras ciudades, pueblos y parques la echaremos de menos y nunca podrá ser reemplazada de una manera similar». Aunque no son solo los supremacistas blancos quienes defienden la simbología confederada sureña (hay serios historiadores que desaconsejan “remover” aspectos de la memoria nacional) estos tuits emparentan al presidente con las opiniones de grupos de extrema derecha, cuya cercanía le ha granjeado muchas críticas al presidente. Estos nuevos mensajes prometen agudizar la polémica sobre cómo desde la Casa Blanca se estaría defendiendo y hasta promocionando ideas radicales que por décadas han permanecido marginalizadas, pero que con el respaldo presidencial amenazan con verse amplificadas. Tras los acontecimientos del pasado fin de semana en Virginia, en el que murieron tres personas, numerosos alcaldes por todo el país se han apresurado a eliminar de los lugares públicos símbolos confederados, tratando de evitar eventos violentos similares. De hecho, el mandatario ha recibido numerosas críticas -incluidas desde su propio partido- por no haber condenado de manera clara la violencia de los grupos racistas. Al igual que hizo en su improvisada y criticada rueda de prensa del martes, el mandatario volvió a comparar al general sureño Robert E. Lee -cuya estatua fue defendida por los supremacistas en Charlottesville- con los expresidentes Washington y Jefferson. «No puedes cambiar la historia, pero puedes aprender de ella. Robert E Lee, Stonewall Jackson, ¿quién es el siguiente? ¿Washington, Jefferson? Qué locura», añadió en otro mensaje de la red social. Su defensa, que coincide con la de los grupos supremacistas, vuelve a incidir en el mensaje lanzado el martes cuando acusó a la izquierda radical de la violencia en Charlottesville, deshaciendo el mensaje que había declarado un día antes en el que culpó a neonazis y radicales de lo ocurrido en el fin de semana. Trump también aprovechó la red social para criticar a dos senadores republicanos que han sido críticos con su gestión de la crisis provocada tras los incidentes violentos en Virginia. En varios mensajes en la misma red social, Trump se lanzó contra Lindsey Graham, de Carolina del Sur, y Jeff Flake, de Arizona. «La publicidad que busca a Lindsey Graham al declarar falsamente que dije que hay equivalencia moral entre el KKK, los neonazis y los supremacistas blancos… y gente como la Sra. Heyer. Una mentira tan desagradable. Simplemente no puede olvidar su derrota electoral. La gente de Carolina del Sur va a acordarse!», escribió Trump. Graham, quien siempre ha sido muy crítico con Trump, declaró que la respuesta de Trump a violencia de los últimos está dividiendo al país y se quejó de la «equivalencia moral» que realizó el mandatario entre los racistas blancos y Heather Heyer, la mujer de 32 años muerta al ser atropellada por un supremacista. «Yo, junto con muchos otros, no respaldamos esta equivalencia moral», afirmó Graham. «Muchos republicanos lucharán contra la idea de que el Partido de Lincoln tiene una alfombra de bienvenida para los David Duke del mundo», añadió el senador en alusión al exlíder del Ku Klux Klan. Pero Graham no es el único contra el que Trump lanzó dardos este jueves. Trump mostró su apoyo público a Kelli Ward, contrincante de Flake en elecciones primarias republicanas de cara a los comicios legislativos de 2018. «Es estupendo ver que el Dr. Kelli Ward está presentándose contra Flake Jeff Flake, que es débil en las fronteras, el crimen y un factor irrelevante en el Senado. ¡Es tóxico!», dijo el mandatario. Flake ha sido uno de los grandes opositores del magnate en materia migratoria, especialmente en su empeño por construir un muro fronterizo que afectaría al estado que representa.

 

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