Por qué en EE. UU. muchos no quieren ponerse la vacuna anticovid?

La vacunación contra el coronavirus en EE. UU. avanza viento en popa. De acuerdo con el Centro para el Control de Enfermedades CDC, al menos 164 millones de personas han recibido una dosis y, si todo sale bien, para este fin de semana ya la mitad de los adultos del país estarán inoculados. Es más, según el presidente Joe Biden, en menos de dos semanas la vacuna estará disponible para quien la quiera y muy pronto se abrirá la cola para los menores de 17 años.  Todo luce color de rosa y, a ese paso, EE. UU. podría alcanzar la anhelada inmunidad de rebaño este mismo verano (agosto-septiembre).
 Salvo por un problema. Ahora resulta que un porcentaje de la población, especialmente los que viven en estados republicanos y/o cristianos evangélicos está comenzando a indicar que no piensa vacunarse por el momento. Bien sea por que le temen a los efectos de estos medicamentos o siguen pensando que el coronavirus fue un invento de los demócratas para derrotar a Donald Trump. Paralelamente a eso, la vacuna está generando fuertes enfrentamientos entre algunos estados y las autoridades locales. Zonas, como las de Nueva York, han comenzado a exigir pruebas de vacunación para poder ingresar a cierto tipo de eventos que hasta ahora estaban prohibidos como conciertos y convenciones en espacios cerrados. Pero otros estados, en este caso Florida y Texas han aprobado edictos vetando este tipo de limitaciones pues, dice, discrimina a los que no creen en las vacunas o no han tenido acceso a ellas. Una nueva prueba de cómo en EE.UU. hasta la cura contra la pandemia ha caído presa de la polarización y la política. De acuerdo con una nueva encuesta de Axios-Ipsos, un 31 por ciento de las personas, que se identifican como republicanos (es decir cerca de 50 millones de personas), dicen que no piensan vacunarse contra el coronavirus.

 

Entre los que aún no han recibido la primera dosis (más o menos la mitad de la población adulta), el 25 por ciento sostiene que no lo hará, al menos durante un año mientras evalúan posibles efectos secundarios de la droga.

A eso se suma el problema de los menores. En esta misma encuesta y otra de Kaiser, al menos la mitad de los padres de hijos con menos de 18 años (el 48 por ciento) afirma que no permitir que sus dependientes sean inoculados. Al menos no por ahora. Y esos son unos 35 millones de niños. En general, de acuerdo al estudio de Kaiser y el Washington Post, un tercio de todo el país tiene reservas frente a la vacuna y no confía en su efectividad. Eso pese a que las últimas estadísticas de dos de ellas. Pfizer y Moderna, sostienen que ambas han arrojado una efectividad de más del 90 por ciento tras 6 meses en el mercado y sin efectos secundarios de consideración. De hecho, ambas compañías tienen un récord del cien por ciento a la hora de prevenir la muerte por covid. Lo grave de este cuadro es que, según Anthony Fauci, el Director de la Agencia Nacional para las Alergias y Enfermedades Infecciosas, EE.UU. no podrá alcanzar la inmunidad de rebaño hasta que al menos el 75 por ciento de la población no esté vacunada plenamente. Y ese número es difícil de alcanzar mientras exista tanta resistencia en estos segmentos de la población. Desde que llegó Biden a la presidencia ha tratado de tomar las riendas en este frente pero se ha topado con una férrea resistencia en algunos estados. Y que ha desembocado en esta especie de guerra contra las vacunas que se vive en el país. Esta semana, los gobernadores de Texas y Florida firmaron órdenes ejecutivas que impiden que las compañías pidan a sus empleados pruebas de vacunación.
Las medidas también impiden que negocios puedan pedir a sus clientes la prueba para acceder a sus servicios. Algo que estaban comenzado a implementar las compañías de cruceros marítimos y otros. De acuerdo con un nueva encuesta, un 31 por ciento de las personas que se identifican como republicanos dicen que no piensan vacunarse contra el coronavirus

La idea de Cuomo es el que requisito empujará a la población a que se vacune si quiere recuperar la normalidad y mantendrá seguros a los que ya tomaron el paso.
Por ahora, el gobierno federal ha dicho que no piensa meterse en esta pelea y que dejará en manos de los estados la decisión de si exige o no uno algún tipo de pasaporte de vacunación.