Republicanos piensan revocar candidatura de Trump

Republicanos anti-Trump vuelven a la carga para intentar que no sea el candidato en noviembre  El empresario fue nominado oficialmente el candidato en la Convención Republicana que se celebró en Cleveland (Ohio) a mediados de julio, pese a la oposición de un grupo de delegados rebeldes. Lo intentaron sin éxito antes y durante la Convención Republicana, pero el grupo republicano Free the delegates no se rinde y en un nuevo intento para que Donald Trump no sea el candidato de su partido piden una reunión de emergencia para revocar su nombramiento En esta ocasión lo que buscan es que miembros del partido –tres de cada estado, DC, Puerto Rico y los territorios– firmen una petición para solicitar una reunión con el presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, en los próximos 10 días para invocar la regla número 9. Según las reglas del partido, esta norma recoge cómo “llenar las vacantes en las nominaciones que puedan ocurrir por muerte, declinación (del candidato) u otra causa”, que afecten al candidato a la presidencia o la vicepresidencia.  “Nuestro objetivo es revocarle”, señaló el abogado Beau Correll, que fue delegado en la convención, en declaraciones al diario Washington Post. El grupo trató de cambiar las normas de la Convención Republicana que se celebró en Cleveland (Ohio) a mediados de julio, para que se permitiera a los delegados votar “en conciencia” en vez de por el candidato que había salido en su demarcación. Pero no lo consiguieron. Los republicanos rebeldes buscan ampararse bajo el ambiguo término “otra causa” para invalidar a Trump alegando que sus declaraciones y las polémicas que ha generado son motivo suficiente para anular su candidatura. Pero no lo tienen fácil.   “Esta es la mejor esperanza para salvar nuestro país de una presidencia de Hillary Clinton, un Tribunal Supremo liberal que perdurará durante décadas y que perderá el Senado”, señala Regina Thomson, directora ejecutiva de Free the Delegates. En los últimos días destacadas figuras del Partido Republicano cuestinaron su voto por el magnate inmobiliario. El último fue el gobernador de Ohio y precandidato presidencial, John Kasich, quien señaló que todavía no sabe si votará por Trump. Según Thomson, Trump no tiene posibilidad de vencer a la candidata demócrata, que según las últimas encuestas aventaja en ocho puntos al republicano.  “Sí, tiempos desesperados requieren medidas desesperadas”, agregó. Las reglas del partido requieren que un 10% de los 168 miembros del Comité Nacional Republicano que representen no menos de 16 estados pidan la reunión.  Su demanda llega tres meses de las elecciones del 8 de noviembre y, si bien hay miembros del partido que no están de acuerdo con Trump, hay una mayoría que lo apoya. El más que probable candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, es un pozo imparable de polémicas. Cada vez que habla alguien se siente ofendido o provoca una crisis dentro de su partido, e incuso, enfada a alguien más allá de las fronteras estadounidenses.  Sus declaraciones sobre inmigración, sobre las mujeres, sobre los musulmanes, sobre Europa, etc no han dejado indiferente a nadie. Sus partidarios le apoyan diga lo que diga, pero el número de detractores es cada vez mayor y ya no sólo de puertas hacia dentro. El último en mostrar su rechazo al multimillonario candidato a tomar el bastón de mando del Gobierno estadounidense ha sido el príncipe de Arabia Saudí, Turki al-Faisal, que fue embajador en EEUU y que ha lanzado un mensaje muy claro a los votantes estadounidenses: «No puedo creer que un país como EEUU pueda permitirse el lujo de tener un presidente que asegura que no se va a permitir a los musulmanes que entren en el país». Así es. El candidato estadounidense ha asegurado que si llega a ser presidente prohibirá la entrada de musulmanes en el país, lo que ha enfadado a Al Faisal, ex jefe de la inteligencia saudí conocido por sus estrechas relaciones con altos funcionarios estadounidense. Un enemigo que no le conviene a Trump. Casi el 20% de los republicanos quiere que Trump abandone la carrera presidencial Las grietas que el candidato ha generado en el electorado y en el Partido Republicano siguen sin cerrar: según una nueva encuesta de Reuters, uno de cada cinco votantes republicanos quiere que el empresario se retire de la contienda. Las profundas divisiones que la candidatura de Donald Trump ha generado dentro del Partido Republicano están lejos de serenarse. Eso refleja la última encuesta realizada por la agencia Reuters y la consultora Ipsos, que mostró que casi una quinta parte de los republicanos registrados quiere que el empresario abandone la carrera por la Casa Blanca. Según el sondeo, un 19% de los votantes del partido opina que Trump debería salir de la contienda, mientras que un 70% considera que debería quedarse y un 10% dice «no saber». Estos porcentajes reflejan la profunda división dentro del Partido Republicano sobre la candidatura de Trump a tan solo dos meses y medio de las presidenciales de noviembre. Cuando se hizo una consulta a votantes registrados en general (una muestra de 1,162 votantes registrados), el 44% consideró que Trump debe abandonar su aspiración presidencial. Ese porcentaje es 9 puntos porcentuales mayor al apoyo que obtuvo el empresario en la más reciente encuesta de Reuters/Ipsos publicada el lunes pasado. Por su retórica explosiva, propuestas polémicas como la construcción de un muro en la frontera con México o prohibir la entrada al país de musulmanes, figuras del partido le han negado su apoyo. Mientras tanto, en un intento por unificar a la organización de cara a las elecciones, otros le han dado el suyo con un dejo de disconformidad. El estudio fue realizado entre el 5 y el 8 de agosto a 396 republicanos registrados, días antes de la nueva controversia en la que el empresario se vio envuelto este martes al decir en un evento en Carolina del Norte que la «gente de la Segunda Enmienda» podría hacer algo para «detener» a su rival Hillary Clinton. Algunos interpretaron la frase como una incitación a la violencia, pues la Segunda Enmienda ampara el derecho constitucional a portar y usar armas. La campaña demócrata, por su parte, la tildó de «peligrosa». Primero entró en una agria pelea con los padres del militar estadounidense de origen musulmán muerto en Irak Humayun Khan. Luego, 50 expertos en seguridad nacional firmaron una carta abierta diciendo que no votarían por Trump, debido a que «carece del carácter, los valores y la experiencia» para ser presidente. Asimismo, varias encuestas mostraron que su rival demócrata le aventaja en las preferencias de los votantes. Sin embargo, Clinton tampoco goza de gran popularidad. Alrededor del 53% de los estadounidenses tiene una opinión desfavorable de Clinton, en parte por considerar que manejó irresponsablemente información confidencial en sus correos electrónicos cuando era secretaria de Estado, de acuerdo al sondeo de Reuters/Ipsos. En esa misma línea, el 63% tiene una opinión desfavorable de Trump, agregó el estudio. El sondeo entre votantes republicanos tiene un intervalo de confianza de seis puntos porcentuales, mientras que entre votantes en general tiene un intervalo de confianza de 3 puntos porcentuales, detalló Reuters. El magnate es una fuente inagotable de controversia. Cada semana una declaración altisonante pone a su campaña en trance de dar explicaciones. Mientras tanto la ‘marca’ del Partido Republicano sufre.  Los operadores de la campaña de Donald Trump tenían todas la intenciones de cambiar la narrativa política con un discurso centrado en el muy serio tema de la economía, y se logró -por menos de 24 horas- porque al día siguiente el candidato alteró los planes con unas descabelladas declaraciones que han sido interpretadas como un llamado a “usar las armas” contra la demócrata Hillary Clinton. Trump parece haber llegado a un límite en sus excesos retóricos, aunque pensándolo bien, cada semana, cada día, él mismo se supera en declaraciones altisonantes, falaces algunas, irresponsables muchas. Independientemente de lo que haya dicho o haya querido decir con su comentario sobre las acciones que pueda tomar la “gente de la Segunda Enmienda”, esa que defiende con celo su derecho a portar y usar armas, el magnate sigue forzando la línea roja de lo permitido en la política estadounidense. La pregunta es ¿hasta dónde puede llevar ese límite? Y sobre todo, ¿hasta dónde su partido le permitirá llegar antes de que decidan que la marca republicana y el sistema democrático estadounidense todo corre riesgos de sufrir daños irreparables?  Un asunto que el presidente Barack Obama les planteó a los republicanos un par de semanas atrás cuando aseguró que Trump no estaba calificado para ser presidente y que el llamado Gran Viejo Partido (GOP, por sus siglas en inglés) tenía que definir hasta dónde iban a acompañar a su candidato. Un día después del evento en Wilmington, Carolina del Norte, no sólo demócratas, sino importantes representantes del Partido Republicano han salido a condenar las declaraciones del magnate, aunque con una selección de palabras demasiado cuidadosa como para que parezca que identifican y quieran atajar un problema. Al presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan, apenas salido de las primarias en Wisconsin, las declaraciones le parecieron “una mala broma”, algo sobre lo que nunca se debe bromear y dijo esperar que Trump “lo aclare rápidamente”. Ryan ha dicho que «no es un secreto» que tiene diferencias con Trump. Chip Somodevilla/Getty Images El representante republicano Peter King afirmó que era “algo que no debió haber dicho”, “un error”. Pero ese tipo de declaraciones no es suficiente, según dijeron a Noticias varios republicanos, a quienes la candidatura de Trump ha forzado a retirarse a la reserva porque aseguran que no pueden respaldar al candidato y que, como no quieren ir contra su partido, prefieren mantenerse en el anonimato. Algunos dicen estar “muy preocupados” por esta “nueva normalidad discursiva” que está implantando el magnate en la contienda, que ha desmontado no sólo lo políticamente correcto sino normas básicas del comportamiento político que ha prevalecido por décadas en EEUU. Ese sentimiento se refleja en una encuesta publicada este miércoles por Reuters/Ipsos que indica que el 20% de los votantes registrados como republicanos preferirían que Trump saliera de la competencia por la Casa Blanca.1

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